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El extraño caso de los placeres menguantes

El extraño caso de los placeres menguantesfoto: pablo viñas

Hoy vengo a hablarles del extraño caso de los placeres menguantes, un asunto que debiera quedar en manos de Hércules Poirot por lo increíble que parece. El asunto se resume rápido: hay gente capaz de arracimar todos los sentidos y sus consecuencias (lo mejor de los sentidos siempre son las consecuencias...) en un chip que, por muy prodigioso que resulte, ya sabemos que no tiene corazón.

Visto así, el asunto no tiene gracia alguna. Y, sin embargo, en esta novela negra aparece un garbanzo blanco: la decisión del Asador Ripa, atracado en el muelle del mismo nombre, de modernizar la presentación de su carta de vinos. Mikel Bustinza y su hijo Toni (en especial, este segundo...) han elaborado un potente programa informático para presentar la carta en un iPad, la gran Espasa de nuestro tiempo. Los gestores del local desplegarán entre los comensales tres tablas en las que estos podrán consultar la procedencia del vino ofrecido, información de la bodega, su ficha de cata, con qué platos marida y un sinfín de informaciones que le ayudarán en la elección. Se produce, como ven, la llegada del sumillerelectrónico.

Testigos de la puesta en marcha de esta aventura informática, aderezada con el descorche de un botellón de quince litros de Baigorri, fueron Pieter Monsma, Josu Aranguren, alma máterdel Ikuspegi y hombre afortunado al haber hallado una veta de la que extraer huevos de caserío; Jane Hardcastle, la mujer que gasta apellido de aristócrata inglesa, Martin Ormazabal, Ibon Goiri, Luis Mari García, uno de los grandes embajadores plenipotenciarios del vino en Bizkaia; Julio Arrizabalaga -llegó en un coche descapotable que causó admiración...-; el bodeguero Florentino Martínez, quien hace de rey Midas en el teatro del vino (no en vano convierte el Luberri joven en oro líquido con solo tocarlo...), Txema Bilbao, Julen Gutiérrez, a quien se le conoce como manostijeras por su destreza en el oficio peluquero, Carmelo Cazorla, Aitor Almeno, Kenneth Martin, Roberto Bodas, Gotzon Rodríguez, Enrique Caballero, Rafael Peña, José María Garmendia, Mitxel Díez, Herminio Peña, Santiago Fernández y un buen número de amigos de la casa que celebraron la ocurrencia de servir el vino con equipaje virtual.

Casi al tiempo, Iñigo y Gorka Ordorika, amos y señores del Zallo Barri, el gran templo laico de Gernika, presentaron ayer una selección de vinos blancos gallegos en compañía de Neskutz Aranzabal y Karmele Guerra y una legión de amigos que arroparon una cata mayúscula y sentimental.