El Txistulari Eguna regresó ayer a Abadiño, localidad en la que tuvo lugar la primera edición de esta fiesta hace más de medio siglo, en el año 1956. Desde entonces, año tras año, los txistularis de Durangaldea se reúnen aprovechando la festividad de San José para ofrecer al público sus mejores composiciones. Con la de ayer, ya son cinco las veces que la anteiglesia ha acogido esta celebración, concretamente en 1956, 1966, 1985, 1998 y 2011. Si en aquella primera edición de 1956 participaron solamente siete txistularis, ayer se congregaron cuarenta y uno, además de cinco músicos y veinte cantores. Esta 56ª edición del Txistulari Eguna de Durangaldea también sirvió para homenajear al recientemente fallecido Julián Azkarate, el único txistulari abadiñarra que tomó parte en la ya mencionada edición de 1956. Además, fue recordado el difunto cantautor y poeta guipuzcoano Xabier Lete, del que se interpretaron tres canciones durante el concierto, Habanera, Kontrapas y Xalbadorren heriotzean.

Los actos comenzaron a las once de la mañana, y lo hicieron de la misma manera que en la edición del 56, con la kalejira Santa Cecilia. Tras el tradicional lanzamiento de cohetes, una treintena de músicos, ataviados con tambores y txistus, partieron desde la Casa de Cultura Txanporta para recorrer las calles abadiñarras haciendo sonar diferentes melodías con la intención de alegrar a los vecinos más madrugadores. Muchos abadiñarras, sobre todos niños, disfrutaron escuchando a los txistularis y cantando sus canciones. La kalejira, tras animar el ambiente durante algo más de una hora, finalizó en la plaza de la iglesia de San Trokaz, lugar en el que tuvo lugar el plato fuerte del día, esto es, el concierto del Txistulari Eguna.

Concierto A la una del mediodía, justo tras finalizar la misa dominical, dio comienzo el concierto en el interior de la iglesia, a la que se acercaron alrededor de 250 personas para disfrutar de la música. Bajo la dirección de Eleder Iturrieta y Yolanda Etxeita, el grupo formado por los txistularis de Durangaldea, el coro Done Zezili, los dulzaineros Iban Ibarretxe y Santi Muñoz, el trikitilari Iñaki Leibar y el bajo Urtun Gerrikaetxebarria, interpretaron nueve canciones. Minueto de Eusebio Basurko, Abestien potpourria de Xabier Zabala, Bizkaia Maite de Benito Lertxundi, Habanera de Xabier Lete y Jagoba Astiazaran, Kalejiren potpourria de Xabier Zabala, Kontrapas de Xabier Lete y Jagoba Astiazarán, Muskerraren Baltsa de Kepa Junkera, Oskorriren potpourria de Oskorri y Xabier Zabala, y Xalbadorren Heriotzean de Xabier Lete y Jagoba Astiazaran, en ese orden, fueron los temas que pudieron escuchar los que asistieron a la actuación, entre los que había varios niños que no dudaron en ponerse a bailar al ritmo de estas míticas canciones.

Una vez finalizado el concierto, en torno a las dos y media de la tarde, se puso el broche final a la fiesta. Al igual que en la primera edición, que también fue en Abadiño, los txistularis bailaron las tradicionales Erregelak del duranguesado, dejando claro que además de tocar también saben moverse.

"Es un día para gozar con la música y pasarlo bien", explicaba minutos antes de arrancar el concierto Juan Antonio Aroma Lejarreta, organizador de esta 56º edición. Ayer en Abadiño quedó claro que el futuro del txistu está garantizado, ya que muchos de los txistularis eran gente muy joven, y entre el público había muchos niños que mostraron un gran interés por este instrumento. Esto significa que el objetivo de "hacer saber a toda la gente de Durangaldea que esta música existe" se está cumpliendo gracias a esta exhibición anual que cada año se celebra en un municipio de la comarca. Mucho han cambiado las cosas desde aquel primer recital del 56, en la que sólo había txistularis. Hoy en día, en cambio, son numerosos los instrumentos que acompañan al que sigue siendo el protagonista principal. "Ahora los conciertos son más atractivos y más enriquecedores para el público", afirmó Aroma.

Abadiño se despide del Txistulari Eguna de Durangaldea hasta dentro de 14 años, fecha en la que esta celebración anual volverá al lugar que la vio nacer hace más de medio siglo, en 1956.