La revolución de los barrios
Basauri, Galdakao, Arrigorriaga y Etxebarri cuentan con núcleos con una particular personalidad
Bien sea por cultura, por su tradición o por su ubicación alejada del municipio al que pertenecen, pero lo cierto es que casi todos los grandes municipios de la comarca del Nervión tienen en su haber barrios que son, o quieren ser, algo más que eso. Es el caso de Basauri, Galdakao, Arrigorriaga y Etxebarri, cuatro localidades que tiene más cosas en común que ser las más pobladas de la zona. Así, las cuatro tienen barrios cuyos habitantes, en mayor o menor medida, mantienen reticencias respecto a los municipios a los que están adscritos. Estos peculiares vecinos residen en los barrios de San Miguel, Usansolo, Abusu y San Antonio, amplios núcleos urbanos con una idiosincrasia y unas características muy particulares de las que sus habitantes están orgullosos.
Entre ellas, por ejemplo, destaca que todos tienen sus propias fiestas, en cuya organización ponen toda la carne en el asador para que no desmerezcan en nada de las auténticas fiestas patronales de cada municipio, a las que algunos, acuden como foráneos. Incluso personajes de la talla de Olentzero, Don Carnal o los Reyes Magos acuden específicamente a estos barrios para que sus vecinos no pongan el grito en el cielo. También ellos tienen la lección aprendida sobre los modales a utilizar en estas zonas.
Así, conviene saber que a un fiel al barrio de San Miguel, no se le puede decir que es de Basauri. Como no se le debe llamar galdakaotarra a uno de Usansolo. No. Aunque muchos se lo toman a risa, la verdad es que en el engranaje de sus convencidas cabezas hay algo que hace clic al escuchar el nombre del municipio al que legalmente están adscritos.
En el caso de San Miguel, el motivo de esta proclamada rebeldía tiene carácter histórico. No en vano, fue la anteiglesia de San Miguel y no la de Basauri como tal quien se desanexionó hace 500 años de su vecino Arrigorriaga. Igualmente, durante los primeros pasos del municipio como independiente, era en San Miguel donde se erguía el ayuntamiento en el que se tomaban las decisiones más importantes que regían el devenir del pueblo.
El paso de los años y el poder manifiesto de algunas familias pudientes de Basauri hicieron que muchas de estas situaciones cambiaran. Entre ellas, el traslado de la casa consistorial al centro del municipio, donde aún hoy se localiza. No obstante, y a pesar del tiempo transcurrido, el poso indómito surgido en aquella época sigue presente entre muchos de sus habitantes.
Usansolo
Aldeanos y pijos
En Usansolo, este gen independiente no procede tanto de la historia sino de su ubicación y, tal vez, del carácter propio de los lugareños. Así, hasta que se conformase tal y como se puede ver hoy en día, Usansolo era inminentemente rural con unos vecinos contentos de ser los aldeanos. Esta realidad difería del centro del municipio, a cuyos habitantes llamaban los pijos, a veces en plan jocoso y en otras ocasiones, según reconocen, "con muy mala leche".
Este carácter inconformista de los usansolotarras aún está presente en las calles del barrio a día de hoy. Lo hace colgado de balcones y ventanas a modo de orgullosa bandera verde con el lema Usansolo gure herria como protagonista indiscutible.
La ubicación de Usansolo, más cercana a la localidad de Bedia que al propio núcleo de Galdakao, le hace ser conocido por algunos como la puerta del valle de Arratia, con quien comparten la forma de ser propia de los pueblos pequeños.
Preguntados en el Ayuntamiento de Galdakao por este desparpajo que muestran los vecinos de Usansolo al hablar de su pueblo, y tras esbozar una amplia sonrisa ante lo "original" del tema del reportaje el teniente alcalde del municipio y candidato a la alcaldía, Ibon Uribe, aseguró a DEIA que los responsables municipales "respetamos y compartimos esta singularidad de los habitantes de Usansolo". Y no solo de ellos, sino la de cada barrio que conforma la localidad, porque consideran que "en la variedad está también la riqueza de nuestro pueblo". "Usansolo es una parte fundamental de nuestro pueblo, al que aporta una seña de identidad propia y por eso siempre está presente en nuestros planes de desarrollo", explica, quien cita como ejemplo actual el caso del metro por la "defensa" que el Ayuntamiento ha hecho para que llegue también a Usansolo.
Abusu
Barrio fronterizo
La lejanía con la urbe parece ser también la causa de que los vecinos de Abusu, en Arrigorriaga, sean fieles a una idiosincrasia propia. No en vano, este barrio conformado en su mayor parte por las calles Santa Isabel y Olatxu, se localiza a varios kilómetros del llamado casco de Arrigorriaga. Separados por varias laderas de monte, las fronteras de Abusu se confunden con las del barrio bilbaino de La Peña, con quien comparten algo más que los servicios: la propia identidad.
Formando un maremágnum de altos edificios y estrechas calles propias del urbanismo de mediados del siglo XX, Abusu también difiere en este aspecto del centro de su localidad raíz, conformado casi en su totalidad por nuevas urbanizaciones de no más de cinco alturas.
No obstante, y a pesar de las diferencias y los kilómetros que separan a sus vecinos, en Abusu no pierden el contacto con la Administración central. Para ello, desde hace unos años el Ayuntamiento solicitó la participación del grupo universitario Parte Hartuz, dedicado a buscar fórmulas de participación para la ciudadanía.
Con ellos como mediadores, el Consistorio local ha conseguido entender y resolver muchas de las demandas de los vecinos de Abusu, quienes han logrado una mayor organización de cara a trabajar por el barrio. Lo han hecho en torno a una quincena cultural que desde hace cuatro años celebran con el objetivo de unir a sus vecinos con la financiación de los Ayuntamientos de Bilbao y Arrigorriaga. "Los barrios son como los hijos, a veces son rebeldes pero son tus hijos. Abusu es un barrio con mucha personalidad, con un fuerte carácter propio; definido por su lejanía para con el centro y la procedencia de sus habitantes, aunque cada vez están más conexionados e igualados con el resto del pueblo", asegura el alcalde de Arrigorriaga, Alberto Ruiz de Azua, a quien los vecinos de Abusu han acabado por conquistar. "Mi sentimiento para con Abusu se ha ido transformando en estos 12 años que llevo en el Consistorio: de sentirme alejado y poco querido al principio, a sentirme muy querido e identificado estos últimos años. La gente de Abusu quiere más a Arrigorriaga de lo que muchos del centro se creen. Son vecinos ejemplares en muchos aspectos. Creo que ahora les voy a echar mucho de menos", avanza.
Etxebarri
Villa arriba y villa abajo
Con el mismo cariño que Ruiz de Azua habla de Abusu, lo hacen en el Ayuntamiento de Etxebarri de San Antonio, su barrio más independiente. Conformado en los años cincuenta con población llegada de fuera de Bizkaia atraída por las oportunidades de empleo que se ofrecían en la comarca, este barrio de empinadas cuestas está separado del resto de Etxebarri por la N-634, una barrera tanto física como psicológica para sus habitantes, que hace que los sentimientos de pertenencia a un mismo municipio, a veces, se vean minados por el tráfico de esta carretera.
Es por acabar con la separación entre Villa Arriba y Villa Abajo uno de los motivos por los que el Consistorio local ha solicitado en repetidas ocasiones a la Diputación un soterramiento de esta transitada vía en un intento de enterrar también las diferencias que pueda haber entre los vecinos del municipio.
No obstante, y aunque estas obras aún no han empezado, el cambio ya se empieza a fraguar. Lo hace gracias a iniciativas "de pueblo" como las visitas guiadas por todo el municipio o el intento de conseguir el ciempiés humano más largo del mundo. Una iniciativa que, aunque fallida, resultó "enormemente gratificante" puesto que en la formación de este gusano participaron vecinos de toda la localidad que colgaron banderas del municipio a lo largo y ancho de la geografía etxebarritara; bella imagen para una reconciliación.