Bilbao. Con treinta años quiso buscar a su madre biológica, conocer sus orígenes y hallar respuesta a muchas preguntas. Tocó la puerta con ilusión, pero detrás se encontró con el duro golpe del rechazo inesperado.

La Diputación de Bizkaia está contribuyendo en la búsqueda de sus orígenes a niños adoptados. El objetivo es ayudar a que el encuentro entre ambas partes sea "lo menos traumático posible". En la actualidad, la institución foral participa en la mediación de 12 casos de personas que han dado el paso de entablar contacto con sus familias biológicas y que han aceptado el servicio de la Diputación.

Según explican los responsables forales, la doctrina del Tribunal Supremo negó en varias ocasiones a hijos adoptados la posibilidad de acceder a los archivos donde podían encontrar sus raíces, pero con la Ley de 2007 una sentencia reconoció ese derecho. A partir de ahí han sido numerosos los vizcainos que han acudido hasta la Diputación -posee en la actualidad un amplio registro de documentos heredado de la Administración- para conocer su verdadera identidad. "Lo que se busca, más que saber si sus rasgos físicos coinciden con los de su madre, es dar respuesta a porqués", explica Yolanda Serrano, pedagoga y vicepresidenta de la asociación La Voz de los Adoptados.

Si una persona quiere conocer sus orígenes, la Diputación de Bizkaia facilita esta información, pero esto no evita que se produzcan conflictos cuando el encuentro no es deseado por ambas partes. "Se han dado casos muy duros de rechazos. Las cosas hay que hacerlas despacio y con tacto. Son situaciones muy complejas y no siempre acaban bien", indica.

Rechazo de su madre "Jamás pensé en encontrar un no como respuesta. Cuando supe quién era mi madre, ni lo pensé. Quería conocerla. Verla. Abrazarla. Fue un impulso difícil, imposible de controlar", relata emocionado Julen, nombre falso bajo el que una de estas personas guarda su identidad. "Me dijo que tenía otra vida y que yo no tenía cabida en ella", explica este vecino de Bilbao de 30 años.

El servicio foral se aplica únicamente con personas que ya son mayores de edad. La historia de Julen ilustra una demanda creciente que se ha detectado tanto en padres biológicos como en hijos adoptados en Bizkaia: la búsqueda de orígenes. "Es una realidad con la que nos encontramos cada vez más y creemos que desde la Diputación podemos colaborar en esa tarea y evitar situaciones que puedan hacer mucho daño", asegura el diputado de Acción Social, Juan Mari Aburto.

En la mayoría de las ocasiones, descubrir sus raíces se convierte en un trauma. "Hay quien se hace ilusiones, piensa que su familia biológica pertenece a una clase social determinada y se encuentra con un pasado nada grato. Llega hasta el punto de idealizar la imagen de su madre y cuando sabe quién es, se produce un choque emocional", indica.

Para que no sucedan casos similares, para que la situación no finalice en un drama, la mediación representa un papel de vital importancia. "Nadie debería ir a buscar a su madre sin la ayuda de un profesional que rebaje previamente la tensión en un posible encuentro", destaca Yolanda Serrano.

Un encuentro que, muchas veces, ni se llega a producir porque, como en el caso de Julen, "hay mujeres que tapian con cemento su pasado y lo borran de su mente para siempre", aclara Serrano. "Hay casos concretos de madres biológicas que han denunciado a sus hijos por acoso".

Así es la vida, sorprendente, a la vez que ingrata. "Entendemos que es un derecho que existe para las personas adoptadas, pero no se puede obviar la otra parte. Por muy grande que sea el deseo de saber, hay que ser consciente de que la otra parte puede no querer remover su pasado y abrir heridas", explica la responsable foral.

SABOR AGRIDULCE Desde que se puso en marcha este servicio en Bizkaia, los casos con los que se ha encontrado el departamento que dirige Aburto han sido de diferente índole. "Hay personas que acuden sólo para conocer sus raíces y saber algo de su pasado. Otros, los más difíciles, están relacionados con enfermedades que requieren el hallazgo de la familia natural", explican.

Desde que está en marcha este servicio foral hay personas que han descubierto que fueron adoptados porque "su madre no podía cuidarles a consecuencia de un grave accidente de coche". Otros se han encontrado con que fueron abandonados en la puerta de un hospital, "envuelto en una manta". También hay casos alegres que, gracias a la mediación, han recuperado el calor de su madre biológica. "Nos gustaría que todos tuviesen un final feliz, pero no es posible. No somos detectives, pero procuramos ofrecer este servicio para quien lo desee, ya que es voluntario. Si alguien quiere pasar el trago sin ninguna mediación, nosotros no podemos evitarlo", apuntan fuentes forales.

El tendido de puentes foral cuenta con el apoyo de las asociaciones de familias adoptivas que consideran "necesario" e "imprescindible" el papel del mediador. "De otra manera no se debe hacer. Las prisas nunca son buenas consejeras", advierte Kike Eguzkitze, miembro de Ume Alaia, Asociación de Familias Adoptivas de Bizkaia. "No se puede entrar como un elefante en una cacharrería. No recomiendo a nadie que se lance a buscar sus raíces sin ayuda", indica. "Conozco el caso de un hombre de 40 años que todavía no se ha recuperado después de que su madre biológica le dijese que para ella no existía", recuerda las duras palabras. "Casos así habrá mil", apunta Kike. La necesidad de hallar respuestas consigue cegar a los hijos adoptados. "No todos los casos son iguales. Hay que estar preparado".

Aunque el proceso de búsqueda puede tener un triste final, o puede alargarse en el tiempo, la esperanza es lo último que se pierde. Sea cual sea el motivo del abandono, "la sangre tira y hay un vínculo con la madre natural que, aunque se corte el cordón umbilical, perdura para siempre", concluye Kike.