El mejor amigo de los aitites
Dos golden retriever ayudan a los mayores de Arratia a rejuvenecer sus sentidos
La residencia de ancianos de Arratia cuenta desde hace unas semanas con dos visitantes muy especiales: Baloo y Jeannie, dos perros de la raza golden retriever que acuden dos veces por semana ayudar a los internos en su rehabilitación. Estos dos perros de noble carácter, blancos, de lustroso porte y mirada dulce, hacen las delicias de los ancianos todos los miércoles y jueves, desde el pasado mes de octubre. Durante una hora de terapia, estos dóciles animales se dejan acariciar, peinar y hasta abrazar por la decena de pacientes que acude cada día a su encuentro con "una ilusión tremenda".
"Queremos que Arratiako Egoi-tza no sea un lugar cerrado y triste. Al contrario, esta residencia tiene que ser abierta y poner todo sus medios para que sus residentes mejoren cada día", explica Ainhoa Agirregoikoa, psicóloga del centro.
Por ello, hace catorce años esta casa fue pionera en establecer un programa de animación para ayudar a los ancianos a fomentar sus facultades. Hoy en día, este servicio ha ido mejorando hasta dar un giro de 360 grados. "No sólo trabajamos con los animales, también vamos a la playa en verano, ayudados por la Diputación", asegura Ainhoa, a quien los mayores piden de forma incansable bonitos trajes de baño para poder acudir guapos a estas citas con el mar.
"Hace unos días estuvimos en el BEC durante la feria Nagusi y fue toda una revolución. Los mayores están encantados y vuelven con mucha más energía", reconoce la psicóloga. Es por ello que, aunque la terapia con los perros finalice la semana que viene, la residencia de Arratia vaya a apostar por este programa siempre que sea posible. No en vano, esta experiencia reporta incontables beneficios a los participantes.
Así, a nivel físico, mejora la presión arterial de los ancianos gracias a los ejercicios realizados con los perros. A nivel emocional, los animales logran reducir el estrés y la ansiedad mejorando el estado de ánimo, el entusiasmo y la autoestima. A nivel social, el perro se convierte en un vehículo de comunicación con otras personas que estimula el diálogo. Por último, a nivel cognitivo, mejora la memoria, el razonamiento y la orientación.
De todo ello pueden dar fe las dos monitoras, miembros de Lauanka, la asociación de terapia asistida con animales. Nagore y Maider, dueñas de los perros, han podido ofrecer sus servicios en esta residencia ubicada en Dima gracias a una subvención concedida por la Fundació Agrupació Mutua. "Nos ha supuesto la oportunidad de traer un poco de alegría a estas personas que nos lo agradecen cada día", aseguran.
Como muestra, las caras de los usuarios quienes, lejos del abstraimiento que sufren debido a sus patologías, ayer no podían quitar los ojos y las manos de encima de estos suaves canes. Una sesión de peluquería canina fue el momento cumbre de la mañana para los ancianos, que mostraron un gran pulso, y para los perros, que agradecieron el detalle con cariñosos lametones.