Nacer en el Basauri boliviano
La maternidad de Portachuelo levantada con dinero del municipio vizcaino ya atiende pacientes
LAS amatxus de Portachuelo, municipio de 18.000 habitantes ubicado en el norte de Bolivia, ya cuentan con un centro de maternidad en el que pueden dar a luz y ser atendidas como se merecen. La esperada inauguración de este moderno centro que lleva por nombre Basauri, fue celebrada el pasado 14 de mayo como uno de los acontecimientos más importantes de cuantos han ocurrido en esa zona del país andino en mucho tiempo.
No en vano, radios, televisiones y diarios bolivianos se hicieron eco de la noticia con grandes titulares. La historia de este hospital, desde que se gestó en 2006 durante un campeonato de fútbol hasta su apertura hace unos días, bien merece ser contada.
Todo comenzó durante la celebración del mundialito Paz y Unidad, que se desarrolló aquel año en el departamento de Santa Cruz de esta región, de mayoría indígena. Hasta allí viajó la selección de fútbol cadete de Basauri en representación de Euskadi y Europa. Tras pasar multitud de aventuras, estos chavales recalaron en Portachuelo, donde conocieron a Sor Loreto, una monja de Arrigorriaga que regenta el hospital San José Obrero, ubicado en esa localidad.
Guiados por esta activa mujer, los jóvenes pudieron ser testigos de las carencias sanitarias que sufrían los habitantes, no sólo de esta población sino de todas las comunidades cercanas a ella como Quimorí, Las Abritas, Urucú y Porvenir, además de otras del norte cruceño.
Cruda realidad
De cada mil niños bolivianos, 54 mueren antes de un año
Durante esta visita, se hicieron eco de la cruda realidad a la que se enfrentan las personas que no han nacido en los países llamados del Primer Mundo. Una realidad que se ceba con los más débiles, en este caso, los niños recién nacidos. Atendiendo a los datos, Bolivia es el segundo país del continente Americano con más alta tasa de mortalidad infantil. Sólo está superado por Haití en este triste récord. Si lo comparamos con España, la mortalidad infantil en Bolivia es veinte veces mayor. Allí, de cada mil niños que nacen, 54 mueren antes de cumplir el año de vida mientras que, en el Estado, el número se reduce a tres. Esta perspectiva invadió de impotencia el corazón de los jóvenes basauritarras que, poco después de volver a sus casas, empezaron a movilizarse para contribuir a reducir aquella tragedia.
Así, comenzaron uniendo sus fuerzas a la ONG Serso Euskalherria, con sede en el colegio San José del municipio. Juntos, comenzaron a recaudar fondos a través de iniciativas como obras de teatro o campeonatos deportivos. Hasta colocaron huchas por diferentes puntos del pueblo para que los vecinos de este municipio, que siempre ha destacado por su solidaridad, pudieran contribuir a una causa que ya había tomado forma: conseguir 170.000 euros para comenzar a construir un centro de maternidad donde todas las embarazadas pudieran dar a luz con atención médica y sin tener que recorrer largas distancias en un estado delicado.
Pero la labor más importante de cuantas llevaron a cabo fue la de difusión. Convocaron ruedas de prensa y llamaron a la puerta de instituciones públicas y privadas hasta tocar la fibra sensible de cientos de personas. Los primeros en colaborar poniendo así la primera piedra de este centro fueron los niños, que por entonces jugaban en las categorías infantiles del club San Miguel, con una contribución de 196 euros sacados de su paga.
Proyecto de pueblo
Desde donaciones millonarias hasta ayudas de cinco euros
Pronto se unieron a ellos otros colectivos basauritarras como el club de montaña Baskonia Mendi Taldea, que donó la recaudación conseguida con la venta de su libro Mugarriz Mugarri; la asociación de antiguos alumnos del San José, o BBK. Esta entidad realizó una donación de 6.000 euros y contribuyó con la apertura de un número de cuenta que fue llenándose gota a gota con aportaciones muchas veces pequeñitas, de cinco o diez euros, de vecinos anónimos que dieron lo que pudieron. Pero también hubo ayudas mucho más grandes como las de los ayuntamientos de la comarca que, con el paso del tiempo y viendo que el proyecto era ya una realidad, se unieron al empeño de los chavales.
"Ha sido un proyecto de pueblo, de vecinos", explican quienes han estado detrás de su organización todos estos años, "y ahora podemos disfrutar del resultado y decirles a todos los que han contribuido que su esfuerzo ha llegado hasta Portachuelo y ha hecho realidad el sueño de Basauri de construir un centro de maternidad", explican agradecidos.
No obstante, no todo ha sido de color de rosa. En muchas ocasiones, han tenido problemas para introducir en Bolivia el material recaudado desde aquí. A pesar de que nunca se habían encontrado con trabas para llegar cargados de contenedores con ropa de hospital, mantas o electrodomésticos, los cooperantes que trabajan en favor del hospital tuvieron que luchar para que el Gobierno boliviano permitiera la entrada de dos contamines cargados de material donado por vecinos y empresas de Basauri.
Al final, lo consiguieron, pero tuvieron que pedir un préstamo de 11.000 dólares y esperar dos años hasta desbloquear la situación. Este tipo de envíos han corrido a cargo de la ONG Medicus Mundi Andalucía, quienes han vigilado que todo el material donado partiese del puerto de Almería con un único destino: Portachuelo.
Pero de los sinsabores pasados hoy no se acuerda nadie. Todo el mundo tiene la vista puesta en el nuevo hospital surgido de donde antes no había más que un terreno vacío. Ahora, cuenta con dos pisos, 29 camas y demás comodidades hospitalarias necesarias para que las embarazadas puedan dar a luz en condiciones.
Además, el hospital San José Obrero que regenta Sor Loreto ha ido creciendo paralelamente a la construcción de este centro anexo. De hecho, ha pasado de ser "una posta sanitaria", como allí llaman a un pequeño ambulatorio con un médico, un odontólogo y dos enfermeros, a convertirse en todo un hospital que cuenta con atención en pediatría, medicina general, ginecología, cirugía, traumatología, medicina interna, urología, ecografías, rayos X, laboratorio y emergencias. Todo un edificio donde los niños bolivianos ya pueden nacer tranquilamente amparados por la generosidad de Basauri.
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