BILBAO. La conexión ferroviaria entre Castro Urdiales y Bilbao vuelve a la actualidad. El Gobierno de Patxi López va a gastar 300.000 euros en redactar un estudio que explore las alternativas y el coste de unir mediante Renfe, Feve o Metro Bilbao la localidad cántabra con la Zona Minera y Santurtzi. Una iniciativa que ya se ha propuesto a lo largo de la última década en múltiples ocasiones sin resultados y que choca frontalmente con los problemas que tiene el Departamento de Obras Públicas y Transportes para desarrollar el mapa ferroviario en Bizkaia, tanto del metro como del tranvía. Los retrasos en llegar con el suburbano a Galdakao y su posible recorte de estaciones, el incumplimiento del acuerdo con el Ayuntamiento de Bilbao para llevar el tranvía a Rekalde, los problemas existentes en los municipios de Muskiz y Trapagaran con el futuro tráfico de mercancías por el centro de las localidades... Son varias las barreras ferroviarias que debería levantar el Gobierno López antes de plantearse la conexión ferroviaria con Cantabria.

Según han informado fuentes del Departamento de Iñaki Arriola, el estudio de alternativas y viabilidad, que aún tardará un año en finalizarse, pretende explorar tres alternativas ferroviarias. La primera quiere unir Castro con la línea de Feve actual, a la altura de la localidad de Traslaviña, y utilizar el viejo trazado minero, de casi medio siglo de antigüedad, tras su rehabilitación.

Otra opción es abrir un nuevo itinerario, de unos 15 kilómetros de longitud, entre la estación de Muskiz y unos andenes nuevos en la localidad marinera. La tercera alternativa es extender el metro desde Santurtzi a Castro Urdiales, una idea que algunos ayer se tomaban a broma. En sus condiciones, Lakua quiere que se definan al menos dos alternativas diferentes para cada uno de los trazados de Renfe, Feve y Metro Bilbao.

Estudio vasco en Cantabria El estudio del Gobierno vasco incluso va a analizar los hábitos de transporte de los vecinos de la localidad cántabra y buscará posibles ubicaciones de las estaciones en ese municipio perteneciente a otra comunidad autónoma. El Departamento de Arriola reconoce que esta pretensión ya es vieja. La alternativa de Traslaviña era siempre la que más había sonado por ser la menos costosa económicamente, pero nunca ha tenido solidez por las hipotecas que tiene en el tiempo de recorrido entre Castro Urdiales y Bilbao. Y además por medio está la conexión de alta velocidad desde la capital vizcaina hasta Santander. Las posibles soluciones ferroviarias siempre se han quedado en vía muerta a la espera de saber por dónde va a pasar el TAV, cuyo estudio informativo ahora está en redacción, y la posibilidad de que en el municipio castreño pueda existir una estación. A ello hacía referencia ayer la Consejería de Arriola al indicar que hay que ver "cómo encajaría en la línea del TAV la conexión directa Castro-Bilbao".

Este enlace con raíles es un tren al que se han subido muchos políticos por cuestiones electorales. Antonio Basagoiti se comprometió a construirlo en su campaña a lehendakari del pasado año. El polémico y encausado alcalde de Castro, Fernando Muguruza, planteó hace seis años la unión ferroviaria por medio de Feve y el gobierno regional le echó por tierras sus pretensiones por ser "técnica y socialmente inviable". Precisamente ayer desde el Ejecutivo vasco se hacía referencia a que López y el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, se comprometieron a impulsar esta conexión ferroviaria en la reunión que mantuvieron hace nueve meses. De todas maneras, si alguno de los proyectos es válido todavía tiene un largo viaje por delante tanto a nivel técnico como de financiación y construcción por la difícil orografía que tiene que superar. Además, se tendrá que convencer al Gobierno de Madrid de esta actuación ya que es el único competente para construir vías de servicio general y entre distintas autonomías.