El realismo mágico de Julio, el pintor
Esa puta manía de embalar y etiquetar las cosas de la vida como si fuese un equipaje a facturar, qué se yo, a la Conchinchina, acuñó el término de realismo mágico, para darle nombre a un género metalingüístico y literario de mediados del siglo XX. El término fue inicialmente usado por un crítico de arte, el alemán Franz Roh, para describir una pintura que demostraba una realidad alterada, pero fue usado más tarde por una generación de escritores latinoamericanos, con Gabriel García Márquez y Miguel Ángel Asturias como abanderados de esa corriente, por mucho que el debate sobre sus orígenes esté abierto entre las novelas Pedro Páramo, de Juan Rulfo, y Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos.
Escuchándole al pintor Julio Ortún, quien desenfundó ayer 37 óleos sobre las paredes de la galería Bay Sala, donde Juan Bayón lleva décadas de trabajo por amor al arte (cobrando, eso sí...), se diría que su pintura pertenece a esa estirpe. "Quiero hacer un realismo caliente, alejado de esos cuadros sin alma. Por eso sumergo la pintura entre brumas al fondo, con un halo de misterio, de magia", aseguraba ayer el artista mientras recibía a los invitados a la puesta de largo de su último trabajo. En él predominan paisajes panorámicos de París, Roma y Bilbao, sobre todo de la arteria fluvial del Botxo. Hay también, en la pequeña sala de recibir de la entrada, un puñado de bodegones. Todo ese caudal de arte lo aprendió en los estudios de Manuel Balsa, El Ruso, donde se hizo con el oficio para darle rienda suelta al alma de pintor que llevaba dentro. Fue fundador del Equipo de Arte Independiente junto a Justo San Felices, Richard, Alejandro Quincoces, Javier Zalbidea, Iñaki Zárate y M. Rozas entre otros y desde allí se lanzó al renombre que hoy gasta. Ayer visitaron la exposición, amén de varios de los compañeros de equipo, Alex Pérez, Loli Martínez, Ainara e Iker Ortún, María Ángeles Herrán, el letrado Jesús de las Heras, María Pilar Gállego, reina regente de la galería, Mikel Odriozola, José Ramón Galdona, Moncho Urraburu. Pedro Rengel, Ander de Aranbalza, Ignacio Artetxe, Olga Rementería, Carlos Agirre, José María Redondo, María Ángeles Azkue, Cristina Zelaieta, José Luis Martínez, Ana Alonso, Héctor Madariaga, quien entró de visita en la galería y estuvo a un paso de salir abastecido con un cuadro de París difuminado, Laura Mateos y una larga colección de amigos, conocidos, curiosos y comedores de aceitunas, que alguno siempre se cuela en sitios así.