Bilbao. Pese a la polémica suscitada en torno al garbigune de Basauri, los usuarios defienden a capa y espada este punto limpio. Cuatro de cada cinco personas no quiere que se clausure y la inmensa mayoría considera que su ubicación es la adecuada.
El garbigune más antiguo de Bizkaia ha enfrentado en los últimos meses a la Diputación y al Ayuntamiento de Basauri, en una polémica que incluso ha llegado a los tribunales. El Consistorio está construyendo un paseo de ribera que discurre por sus inmediaciones y, aunque la Diputación está dispuesta a trasladar el punto limpio a otros terrenos, no quiere dejar de dar servicio hasta que se construya el nuevo garbigune. Ante la negativa, el Ayuntamiento basauritarra intentó desmantelarlo por la vía legal, amenazando con un desahucio que la Diputación logró paralizar en los tribunales. El Consistorio recurrió la sentencia, aunque ambas instituciones se han comprometido a llegar a un acuerdo.
En el balance de satisfacción entre los usuarios de los garbigunes, la Diputación ha recogido también algunos aspectos sobre esta polémica. Y la opinión de los usuarios es clara: les gusta donde está y no quieren que se cierre. Más de 31.500 vecinos de la comarca utilizan cada año este punto limpio, en el que depositan más de 7.100 toneladas de residuos. Su apertura los domingos, además -es el único junto a los de Durango, Getxo y Santurtzi que lo hace-, es uno de los aspectos mejor valorados.
En general, la satisfacción de los usuarios con el servicio de garbigunes es, según esta encuesta, "excelente". La atención por parte del personal, la limpieza de las instalaciones y la colocación de los contenedores son los aspectos mejor valorados, y también aumenta la satisfacción sobre los horarios de apertura, los letreros y carteles, y la información facilitada para reciclar. Las nuevas casetas de reutilización, para almacenar artículos que se pueden volver a usar y que de esta forma no se deterioren al estar a la intemperie, han sido consideradas como una decisión acertada.
Los usuarios depositan sobre todo, y cada vez más, aparatos de la denominada línea marrón, que comprende electrodomésticos como televisiones o aspiradores. También otros fracciones, como las maderas y los escombros, se han incrementado. Según señalan desde el departamento foral de Medio Ambiente, "se está asistiendo a una interiorización del garbigune y ello implica una asimilación del hábito", que ha hecho crecer la cantidad de residuos.