Durango
Xynthia, el ciclón perfecto, causó grandes desperfectos a su paso por Neberondo, conocida zona montañera de esparcimiento en las faldas del Mugarra. "El paraje ha quedado catastrófico", valoran fuentes municipales. Con terrenos pertenecientes a los municipios de Durango e Izurtza, el lugar amaneció arrasado tras la ciclogénesis explosiva a la que la mayoría de la población restó importancia en sus valoraciones.
En el punto más alto de Durango, la cosa fue seria. La oficina técnica de la villa vizcaina sopesa que la peor parte se la llevó Izurtza. A juicio del arquitecto municipal, Fede Arruti, ni los merenderos ni el edifico nevera han sido afectados. "En total, el viento arrancó de cuajo unos cuatro árboles", apuntó. Ahora bien, el ciclón destrozó otros veinticuatro.
La primera medida de recuperación de la zona que va a tomar el Ayuntamiento de Durango es "limpiar la zona". Para ello, sin embargo, y como las cosas de palacio van despacio, quizás "puedan pasar unos meses", según reconocen desde el Consistorio. "Se limpiará y cortará lo destrozado, pero para ello el Ayuntamiento tendrá que adjudicar estos trabajos a una empresa", lo que retrasará su acondicionamiento.
Después de la primera fase, la segunda será la replantación; quizás con algunos cambios con respecto a los que había hasta la fecha en esta zona popularmente también llamada La Nevera. El Ayuntamiento de Durango y la Diputación de Bizkaia plantarán nuevos árboles en este lugar de esparcimientos para la ciudadanía, aunque los técnicos ya estiman que "probablemente se introduzcan árboles frondosos en lugar de pinosos, como había hasta el momento", informan.
La Administración durangarra tiene suscrito un acuerdo con el Departamento de Agricultura de la Diputación, organismo que se encarga del mantenimiento de los árboles de esta zona.
Neberondo, a 440 metros de altura, es un área recreativa cuyo nombre proviene de una antigua nevera de piedra dedicada a hacer hielo. Fue construida hace medio siglo sobre una nevera vieja, que era un foso cilíndrico cubierto de teja. Con nieve acumulada, vino, limón y azúcar, se preparaba un refresco conocido como limonada de Durango, que, según la costumbre, se tomaba en las fiestas patronales de San Fausto.