Es el hombre que derribaba muros. Les hablo de Wieland Speck, un cineasta alemán de la talla de un gigante (es director de la sección Panorama de la Bernilale, un remanso para el cine gay-lesbo-trans de media Europa...) que ayer llegó al Teatro Arriaga para recibir el premio honorífico del VII festival de cine gay-lesbo-trans de Bilbao, Zinegoak. ¿Por qué bautizarle con ese título que parece sacado de una novela nórdica de Stieg Larsson...? Su película Westler está considerada como la gran película de temática gay alemana y uno de los filmes de culto del cine europeo. En ella utiliza el muro de Berlín como metáfora de una barrera infranqueable que impedía las relaciones afectivas (sentimentales y carnales...) entre dos personas del mismo sexo, Thomas y Félix, que luchan contra los convencionalismos y las rígidas fronteras. Wieland, con su lenguaje audiovisual cargado de dobles intenciones, se ha convertido en un hombre de referencia que ayer sonó con fuerza en un festival que recuerda estos días con agrado y satisfacción los veinte años transcurridos desde la caída del muro de Berlín en una noche mágica.
Suya fue la noche en el teatro, dicho sea con permiso de Eduardo Gaviña, Yogurinha Borova para el music-hall. Ella fue la encargada de llevar las riendas de la gala y quien ha organizado uno de los momentos más rocambolescos del festival, El show del txistu. La idea se explica rápido. El espectáculo consiste en la proyección de cortos vascos realizados durante la semana que dura el festival y que el público puede eliminar tocando el pito (dicho sea sin segundas...) que le dan en la entrada.
Se diría que Yogurinha fue la reina de la noche. No es así, aunque su presencia hipnotice. En realidad los actores Manex Rekarte y Leire Ucha fueron los amenizadores oficiales de la gala que dio el banderazo de salida a un festival consolidado de la mano de su director, Roberto Castón, y de un público fiel y entendido que año tras año demanda calidad y entretenimiento. La presencia de un jurado internacional, compuesto por el distribuidor de cine italiano Cosimo Santoro, la directora del Festival Reflets de Marsella, Michèle Philibert y el director y guionista de cine vasco, Gorka Cornejo, certifica el nivel del certamen. Los amantes del espectáculo ya esperan la aparición en escena, en el marco de la gala de clausura que se celebrará en el Museo Guggenheim, de Olvido Gara, Alaska, una musa al alcance de la mano.
Mientras el gentío espera la proyección de películas como Morrer como um homem del portugués Joao Pedro Rodrigues, asiduo visitante del Festival de Cannes o Plan B, obra del argentino Marco Berger, cuyo apellido es bien conocido en el Festival de Roma, la gala de ayer sirvió como aperitivo a una semana de sabores fuertes. A la misma acudieron, entre otros, Nekane Alonso, Beatriz Marcos, Juan Ignacio Malaina, los hermanos Félix y Txema Gonzalo, presidente de la asociación Hegoak; Javier García, Patricia Rodríguez, Víctor Santamaría; el realizador y guionista vasco, Luis Egiraun, muy vinculado a Zinebi, Mikel Arriola, Benjamín Orue, Nagore Alonso, acompañada por Esther Rodríguez, Miren Ortega, Agurtzane Astrain, Joseba Agirre, Ander Bengoetxea, Pitu y un buen número de asistentes al gateo -los primeros pasos, para entendernos...- de un certamen que promete.
La gala echó el candado al primer día de festival con una agradable sorpresa: el estreno mundial de Los fuegos, un cortometraje del realizador vasco Daniel Cortazar y el estreno en el Estado de la mencionada Plan B, de Marco Berger. Disfrutaron de todas las emociones de la noche gente como Cristina del Álamo, Rita Navarro, Félix Daniel, DJ de fama internacional, Ana Rosa Cortés, Ales Landeta, Antonio Hernández, Mónica Vitorica, Jorge Ronda, Luis Manuel Aira, Rafa Orbe, Eduardo Seoane, Esther Vaca, Elena Reifs, Jon Fernández Vallejo, Carmen Altuna, Rafael Ramos, Nacho Marcos, Carmelo Ballesteros, Carmen González, Pedro Alberdi, Ignacio Goitia, el actor Eduardo Sourrouille, Javier Otalora y un sinfín de gente entregada a la pasión por el cine.
Cuentan los programas de mano de esta séptima edición que el número de películas a concurso ha descendido pero que la calidad de las mismas dará que hablar. Los amantes del cine -del bueno, sea del género que sea...-, aguardan con expectación el desfile de películas que, por hache o por be, no encuentran acomodo en los circuitos comerciales más convencionales, vaya usted a saber por qué.