Decenas de agentes municipales y trabajadores de la UEFA, ayudaban esta mañana de miércoles a primera hora del día a los despistados que se acercaban en coche al entorno de San Mamés para orientar su recorrido debido a los cortes aplicados ya desde primera hora.
Mientras comerciantes y vecinos intentaban hacer su vida normal, aficionados de ambas clubes, ya se acercaban al entorno para ver San Mamés y sacar fotografías.
Ibai e Irati son dos de los empleados que están ayudando a los conductores en el cruce de Sabino Arana con Simón Bolívar en su llegada a Bilbao para facilitar cualquier información que requieran. Comentan que “no ha habido ningún problema de momento y la gente se está comportando bien”.
Unos metros más abajo José Mari Cazón, repartidor de paquetes, llamaba por el portero automático a una cliente para acceder al domicilio. Comenta que "por ahora todo está yendo bien, nos están dejando pasar sin problema y todo está más tranquilo".
Mientras varios comercios van levantando sus persianas antes de las 10 de la mañana otros, ya están activos sin problema, como peluquerías, bares y farmacias. Una de ellas es la ubicada en Alameda de Urkijo, de la que es responsable Ibon Sáenz Urrutia. Este farmacéutico estaba a la expectativa de lo que iba pasar durante el día porque “es la primera vez que Bilbao ocurre algo parecido y no sabemos cómo se va a desarrollar la jornada”.
Por su parte, Miren Trevijano, una vecina de la zona, esperaba que todo fuera "por el bien de Bilbao” aunque reconocía que “las afecciones para los vecinos están siendo importantes”.
"A largo plazo"
En un escenario sin tráfico apenas, el día de sol que se avecina, también hacía que mucha gente viera que la jornada iba a ser muy importante para la ciudad. Maribel Rodríguez, empleada de un despacho de loterías ubicado en la calle María Díaz de Haro, confiaba en que “habrá que ver a largo plazo cómo beneficia este día a la ciudad”. Cree que las cosas se están haciendo bien y que “Bilbao va a estar a la altura de las circunstancias de un reto como este”.
Los vehículos de reparto eran los dueños de las calles adyacentes al estadio de Athletic. Furgonetas con grandes bolsas de panes para los bares, descargando fruta y sobre todo repartidores de cerveza. Uno de ellos estaba descargando decenas de barriles para el bar Casilda, ubicado en la esquina de licenciado Poza con Sabino Arana. Su dueño, Willy, cuenta los barriles según van llegando y explica cómo “ para hoy estamos descargando 1.400 litros de cerveza, no sé cuántas decenas de barriles son” mientras el repartidor de Heineken no hacía más que trasegar barriles. Se congratula de que el día climatológicamente hablando vaya a ser soleado porque “cuanto más calor haga más van a beber los aficionados del Manchester y el Tottenham”. El hostelero estaba preparado para un día de locura que le ha obligado a contratar más personal, esperando que la jornada finalice más allá de medianoche.
Otros compañeros hosteleros, casi todos enarbolando en sus fachadas las banderas del Athletic, ya habían abierto sus puertas y habían atendido ya a varios aficionados, ingleses que cerveza en mano brindaban por la victoria de su club.