El tranvía de Bilbao rebajará la cota a la que circula entre las paradas de Pío Baroja y Euskalduna, ya que hay riesgo de descarrilamiento por el gran grosor de la capa vegetal sobre la que están colocadas las vías, que provoca además daños en la parte baja de las unidades.

En la mayor parte de su trazado, el tren ligero circula por medio del asfalto, entre las calles de la ciudad, pero hay un tramo, entre las paradas de Pío Baroja y Euskalduna, a lo largo del paseo de Uribitarte, en el que los carriles están colocados sobre un manto de hierba a pesar de que su entorno está urbanizado.

El problema es que la capa de tierra que se extendió para poder sembrar el manto verde ha ido aumentado de volumen en ese tramo de vía, pero especialmente hasta el museo Guggenheim. Hasta tal punto que, en gran parte del recorrido, rebasa la cota de la cabeza del carril. Desde Euskal Trenbide Sarea (ETS), gestor ferroviario vasco, creen que se ha podido deber al enraizamiento fuerte del césped, la presencia de restos vegetales superiores a los requeridos y un movimiento de esta capa por efecto de las vibraciones del carril al paso del tranvía. No es la primera vez que se produce esta situación, ya que en 2012 y 2014 se tuvo que realizar la misma operación en el trayecto por las mismas causas.

La primera consecuencia son los daños que se producen en los bajos de las unidades del tranvía, ya que existe menos espacio. Como la parte baja del tranvía sobresale muy poco del carril, todas las mangueras, conducciones y elementos situados a cota de carril se raspan y deterioran por el roce con el césped y la tierra, llegando a dejar físicamente uno o varios surcos en la traza en esta zona. Pero además, hay riesgo de descarrilamiento: el guiado de las ruedas, al ir la banda de rodadura parte sobre el terreno vegetal y parte sobre el carril, no es lo óptimo que debiera de ser, con lo que el riesgo de que las ruedas se salgan del carril –denominado garganta en este caso, con una forma que permite pavimentar a ambos lados– en esta zona es elevado.

Por ello, para corregir el problema lo que se va a llevar a cabo es rebajar la cota de tierra eliminando una capa suficiente en esta parte del trazado y, posteriormente, resembrar de nuevo para volver a dejarlo con césped.

En total se actuará en un tramo de unos 1.710 metros, en los que se eliminará una capa de entre 10 y 15 centímetros de profundidad, dependiendo de la zona, de forma que la cota que quede bajo la cabeza del raíl sea de cinco centímetros. El proceso se realizará en las dos vías y el espacio entre ambas se dejará a una cota más baja.

Una vez ejecutados los trabajos, se procederá a resembrar todo el terreno tratado de forma que, con el tiempo, toda la zona recupere estéticamente el aspecto de vía verde por la que circula el tranvía. En total se sembrarán 8.081,88 metros cuadrados de césped.

La obra se llevará a cabo sin que se vea afectada la circulación del tranvía, por lo que todos los trabajos que impliquen ocupación o afección de vía se tendrán que realizar en horario nocturno. De hecho, tendrá que autorizarse de forma semanal, teniendo en cuenta las necesidades y circulaciones.