El emprendimiento puede ser el resultado de una imperiosa necesidad por buscarse la vida, pero a menudo responde a la osadía de quien se atreve a dar un giro de 180 grados a un horizonte predeterminado. Es el caso de Ander Lantarón, un ingeniero de 35 años que probó suerte en la industria y en la docencia antes de decidir que quería reinventar su futuro laboral. Y lo hizo, de la mano de Bilbao Ekintza, abriendo Cabecita de Ajo, una concept store del Casco Viejo en la que se pueden encontrar curiosos objetos de diseño. “Cuestionamos hasta el olor de la tienda, entramos hasta el más mínimo detalle para definir un concepto claro”, garantiza este bilbaino.

“Emprender es un reto pero con el apoyo adecuado se convierte en una experiencia emocionante”, asevera Lantarón, que acudió a la sociedad municipal tras tener conocimiento de la ayuda que brindaba en un acto en La Perrera. El equipo de Bilbao Ekintza le asistió en la tramitación de las subvenciones para el alquiler en el Casco Viejo e incluso tuvo el refuerzo de Bilbao Turismo para que su negocio obtuviera más visibilidad. “Antes de entrar por esta puerta no imaginaba el apoyo que iba a recibir porque sin ello habría sido muy difícil”, reconoce este Ingeniero de Minas, quien recuerda con especial cariño el brainstorming para elegir el nombre de su tienda.

DE CUENTA AJENA A CUENTA PROPIA

Aitor Irulegi, ingeniero geotermico, ha creado una empresa que se llama Interna Solutions. Oskar González

Aitor Irulegi es otro de los emprendedores que ya tenía su vida encaminada. Este ingeniero geotérmico sumaba una gran experiencia como topógrafo, gestor de obras y director de mantenimiento de infraestructuras de difícil acceso cuando llegó a Bilbao Ekintza para crear en junio Interna Solutions S.L., una empresa especializada en infraestructuras críticas, utilizando tecnología avanzada como drones. “Tenía clara la idea, pero necesitaba un asesoramiento específico y una ayuda personalizada”, expone este ingeniero, de en torno a 50 años, que siempre ha trabajado por cuenta ajena. “Aunque en un principio me pareció tarde, creo que ha sido el momento idóneo para dar este paso”, indica este guipuzcoano que actualmente lidera un proyecto para inspeccionar 62 kilómetros de la red de saneamiento dependientes del Ayuntamiento de Bilbao con su empresa, creada en junio de 2024, que ya suma cinco trabajadores. 

La joven ucraniana Olena Lysytsyna ha creado su propio estudio de fotografía. Oskar González

HACER NEGOCIO DE LA CREATIVIDAD

“Mi camino como emprendedora empezó cuando me di cuenta de que quiero que mi creatividad sea parte de mi negocio”, relata, por su parte, Olena Lysytsyna, filóloga y fotógrafa ucraniana que llegó a Bilbao hace tres años tras el estallido de la guerra en su país de origen. “Cuando vine sabía cuatro palabras en castellano. Ha sido un reto para mí”, explica esta joven de 28 años, que comenzó comprando una cámara sencilla y fotografiando a amigos y conocidos. Así, tras conocer a otros fotógrafos locales decidió profesionalizar lo que hasta entonces era su hobby y en abril de 2024 creó su empresa So Loud Silence Fotografía.

“Entendí que puedo sacar provecho de mi pasión por el arte, pero tenía que aprender llevar el negocio porque yo no sabía nada”, admite esta joven que comenzó su trayectoria en el mundo de la fotografía acudiendo como segunda fotógrafa a bodas en las que estaban contratados otros profesionales que ya tenían su propio estudio. “Así me metí en este mundo”, indica la ucraniana, que siempre ha estado muy ligada al trato con la gente. Además del asesoramiento recibido, Lysytsyna pone en valor la ayuda de Bilbao Ekintza para la inversión inicial de “de miles de euros” que tuvo que hacer para comprar un “equipo potente”. “Siendo extranjera no podía demostrar ingresos y no habría podido conseguir un préstamo”, evidencia.