Quien conozca la calle Iparragirre puede confirmar que nada tiene que ver una vivienda a la altura del número 1, con vistas al Guggenheim, con otra a la altura del 75, a las puertas de Ametzola. La actualización del callejero fiscal de Bilbao llevada a cabo por el Ayuntamiento este año refleja las diferentes realidades que puede haber en una misma vía. De hecho, aunque la revisión de las categorías ha tenido en cuenta la homogeneización de la ciudad en las últimas décadas –la clasificación anterior estaba datada en 1987–, por lo que se ha pasado de siete a cinco categorías, la nueva clasificación evidencia que las separaciones de tramos en una misma calle se han llevado a cabo con un bisturí de precisión. Así, existen 190 calles que pertenecen a más de una categoría fiscal. Es el caso de Iparragirre, por ejemplo, cuyos vecinos pagarán en algunos casos los mismos tributos que en la Gran Vía y, en otros, los mismos que en San Francisco, al integrarse en cuatro categorías diferentes.

La nueva organización está basada en la revisión de los valores catastrales que ha llevado a cabo este año la Diputación Foral de Bizkaia en relación a los precios que maneja el mercado inmobiliario. El documento que pormenoriza la modificación de las Ordenanzas Fiscales, publicado ayer en el Boletín Oficial de Bizkaia, refleja que las 922 calles que hay en Bilbao se han categorizado 1.147 tramos en los que hay 12.045 portales. Al primer tramo, con un valor promedio de 2.432 euros por metro cuadrado, corresponden a 729 portales (un 7%). En el siguiente tramo entran 765 portales (un 8%), con un precio medio de 1.671 euros por metro cuadrado. En el caso del tercer tramo hay 1.623 portales (un 15%), con un precio medio de 1.208 euros por metro cuadrado. El grueso de los tramos están en la cuarta categoría: 6.217 portales (un 51%) en los que el precio medio es de 752 euros. Finalmente, en el último tramo hay 2.711 portales (un 20%) en los que el valor promedio es de 376 euros por metro cuadrado.

De esa forma, se reflejan las diferentes coyunturas que se pueden dar en una misma vía, máxime cuando se trata de una calle que se prolonga. Es el caso de Alameda San Mamés, Alameda Rekalde o General Concha, calles que pertenecen a cuatro categorías. En el caso de la primera, por ejemplo, se detalla que los números 46 y 49, próximos a la plaza Indautxu, corresponden a la primera categoría, mientras que el portal del número 1 se situaría en la cuarta categoría. El resto de la calle se divide en la segunda categoría, entre Iparragirre y Urrutia –excepto los portales 46 y 49–, y la tercera categoría, entre la plaza Zabalburu e Iparragirre –excepto el portal 1–.

La misma situación se manifiesta en Avenida del Ferrocarril, arteria que comienza en Sabino Arana y finaliza a la altura del Centro de Salud de Irala, también dividida en cuatro categorías aunque no las más nobles. De hecho, los portales 32, 34, 36 y 38, correspondientes a viviendas de protección oficial, se engloban en la quinta categoría. Otras calles como Bertendona, Doctor Areilza, Elcano, Gordoniz, Gregorio Revilla, Ibañez de Bilbao, Licenciado Poza, Mazarredo, Rodríguez Arias o Simón Bolívar también están divididas, aunque en tres escalas, que van subiendo de rango a medida que se acercan a zonas como Abando, Indautxu, Gran Vía o la plaza Euskadi.

Al margen de ello, hay centenares de calles que se dividen en dos tramos con una segmentación que responde a diferentes criterios. En el caso de la calle Bailén, por ejemplo, los números pares corresponden a la tercera categoría mientras que los impares, a la cuarta. También hay calles como Padre Lojendio con un portal, el número 5, en la primera categoría mientras que el resto de la calle se engloba en la tercera. La división está llevada a cabo con minuciosidad también en las zonas más humildes. Los números pares de la avenida Jesús Galíndez, en Txurdinaga, pertenecen a la cuarta categoría mientras que los impares, a la quinta. Y en la calle Clara Campoamor, en Zorrotza, el número 12 corresponde a la quinta escala mientras que el resto de los portales pertenecen a la cuarta.

Esta revisión, ejecutada en base a criterios técnicos que garantizan la progresividad fiscal en función de las diferentes realidades que coexisten en una misma calle, es la que se empleará para determinar algunas de las tasas e impuestos que deberán pagar los bilbainos a partir del año que viene. Así, se tendrá en cuenta para el cálculo de Impuesto sobre Actividades Económicas, la Tasa de Basuras, la Tasa de Aperturas o las Tasas de Ocupación de la Vía Pública. Sin embargo, no se reflejará en otros tributos como el Impuesto de Bienes Inmuebles, ya que su cálculo se lleva exclusivamente en base a los valores catastrales que la Diputación Foral de Bizkaia actualizó el pasado mes de septiembre. En cualquier caso, desde el Ayuntamiento adelantaron que se van a aplicar medidas para atenuar el impacto de la nueva clasificación. En el caso de la Tasa de Basuras, por ejemplo, en lugar del subir el 21% que correspondería en función de la nueva clasificación, se ha planteado una limitación del 10%.