Los funerales civiles van calando entre los bilbainos como una opción a la hora de despedirse de un ser querido. Cada vez son más los ciudadanos que eligen este tipo de ceremonias que no se ofician por un sacerdote ni tienen connotaciones religiosas. Desde las funerarias confirman que estas despedidas laicas suponen ya cerca de la mitad de los oficios que se desarrollan en sus instalaciones. No obstante, gran parte de la ciudadanía aún desconoce otras alternativas para celebrar estas despedidas. De hecho, desde 2016 el Ayuntamiento de Bilbao permite el uso de espacios municipales como el propio Cementerio de Derio o los diferentes centros de distrito para ello. Sin embargo, fuentes municipales confirman que aunque a lo largo de estos ocho años se han recibido consultas, finalmente no ha habido ninguna solicitud en firme para celebrar este tipo de despedidas en dependencias municipales.
“Los rituales se pueden acompañar con música, en directo o la que le gustaba al fallecido”
“Tenemos crematorio, sala velatorio y capilla o sala multifuncional. Las familias, muchas veces por comodidad, eligen esta opción de que se haga todo en un mismo sitio”, revela Ricardo Vaquero, gerente de Funeuskadi, quien explica que aproximadamente el 40% de sus clientes opta por llevar a cabo una despedida en las instalaciones de la Funeraria Bilbaina. “Y la mitad de las que se hacen son civiles”, concreta el gerente, antes de explicar que, al margen de las despedidas que se llevan a cabo en las funerarias –sean religiosas o laicas–, hay quien, después, opta por llevar a cabo ceremonias en parroquias. “Es algo muy habitual hoy en día. También por el porcentaje de incineraciones que tenemos en Bilbao, que rondan el 80% frente a las inhumaciones en los cementerios”, añade.
En los funerales laicos desaparecen las alusiones y simbologías religiosas y, en su lugar, se opta por llevar a cabo despedidas más personalizadas. “Se pueden acompañar con música, tanto en directo como con música que le gustaba al fallecido”, explica Vaquero, quien especifica que cuentan con personal para oficiar este tipo de despedidas. “Habla con la familia para recoger, de alguna manera, cómo era la persona de la que se están despidiendo y poder transmitirlo en la ceremonia”, expone sobre un ritual que puede incluir vídeos o presentaciones que resuman la vida de quien ya no está. “Muchas veces hay peticiones especiales como mi hija quiere dedicar la ceremonia a su abuelo, solo necesitamos que nos dejen la instalación y nos preparen todo”, concreta.
Aunque el Ayuntamiento de Bilbao, igual que muchos otros consistorios del territorio, ofrece sus instalaciones con 25 centros repartidos en sus ocho distritos, los bilbainos siguen sin demandar esta posibilidad. Las condiciones contemplan que no se pueden llevar a cabo funerales de cuerpo presente –solo urnas con cenizas– o que los adornos que se coloquen se deberán especificar de antemano. Además, la persona fallecida ha tenido que estar empadronada en Bilbao. Ricardo Vaquero no tiene dudas de que los funerales laicos irán en aumento. “Para las familias es fundamental poder celebrar un acto de despedida para sobrellevar el duelo, se vio sobre todo después de la pandemia”, apunta.
Generacional
Según datos de la última encuesta Neurtu y del Sociómetro Vasco, publicada hace dos semanas, en 2023 solo el 43,6% de los vascos seguía vinculado al catolicismo, mientras que el 50,2% se declaraba no creyente. “Hay mucha gente que hoy en día se casa de manera laica, pero eso todavía no ha llegado a los funerales”, apunta Nora Rubí, psicóloga experta en intervención en emergencias y catástrofes, quien lo relaciona con el “salto generacional”, ya que “lo habitual es que las personas que fallezcan sean las que tienen más edad y están más vinculadas al catolicismo”. En ese sentido, cree que la tendencia irá cambiando porque ahora hay “menos rigidez mental”. Sobre todo porque “empezamos a tener otras corrientes de pensamiento y otros modelos relacionales”. También menciona la lucha LGTBIQ+. “Cuando personas del colectivo fallezcan y dejen escrito cómo quieren que sea ese ritual, va a ser más fácil que se planteen otras posibilidades”, asevera.
“Para comenzar el duelo, primero hay que asimilarlo, y la mejor forma es con un ritual”
En cualquier caso, está convencida de que los funerales se seguirán haciendo. “Siempre ha habido ritos fúnebres”, indica Rubí, quien añade que “es una manera de honrar a la persona fallecida, juntarse con el resto de personas que siguen vivas y han formado parte de la vida de las personas que han desaparecido”. La experta en intervención en emergencias y catástrofes considera que “para comenzar el duelo, el proceso que se inicia sin esa persona, primero hay que asimilarlo, y la mejor forma suele ser con un ritual, da igual en qué forma”. En esa línea, asevera que cuando una persona no puede asistir al funeral de un ser querido, siempre se recomienda “hacer algo representativo que le ayude a despedirse”.