Son las actuaciones más demandadas por parte de los ciudadanos que viven en los barrios altos. La instalación de elementos mecánicos con los que salvar las dificultades de accesibilidad ha aumentado considerablemente en los últimos años. El Ayuntamiento de Bilbao ha triplicado el número de dispositivos de movilidad urbana implantados en la villa en apenas una década. Actualmente, existen 72 elementos entre los que la gran mayoría son ascensores. Sin embargo, ya hay proyectados una decena de elementos mecánicos más, algunos están en ejecución y otros en licitación, que próximamente pasarán a engrosar dicha cifra. El envejecimiento de la población en una urbe que apuesta por la movilidad peatonal incide especialmente en este fenómeno.

“Bilbao se ha convertido en una referencia en esta materia y no sería de extrañar que fuese la ciudad con más ascensores públicos per cápita del planeta. La política de accesibilidad universal de Bilbao, incluyendo la que tenemos en movilidad vertical, es pionera y referente para el resto de municipios, incluso del Estado”, afirma Kepa Odriozola, concejal de Obras Públicas y Servicios, quien indica que en los últimos mandatos se ha llevado a cabo un “esfuerzo grande” en esta materia. “Dentro del Auzokide Plana prácticamente en todos los distritos se ha hecho algún tipo de actuación en esta materia. También en las iniciativas populares o en las que hace la oposición se plasma esta necesidad que hay que aceptar. Es lógico”, expresa el edil, quien apunta que el aumento de la esperanza de vida sumado a la “configuración geomorfológica” de la ciudad son los principales factores que lo fomentan.

La mayoría, ascensores

Salvo dos escaleras mecánicas (en Tenor Fagoaga y Trauko) y otras dos rampas mecánicas (en Otxarkoaga y la calle Cristo), el resto de elementos mecánicos son ascensores que evitan, en muchos casos, que los vecinos tengan que utilizar escaleras y, especialmente, facilitan la vida de las personas con diversidad funcional. Y esta apuesta por facilitar la movilidad vertical comenzó hace casi un siglo, cuando se edificó el ascensor de Solokoetxe, construido en 1931. El ascensor de Begoña, de 1949, o los dos ascensores del puente de La Salve, de 1972, son algunos de los proyectos que fueron sucediéndose a lo largo del siglo pasado, cuando las infraestructuras no respondían a un plan de ciudad y nacían con vocación privada.

Así, el primer ascensor municipal que se instaló en la ciudad es el que une los barrios de Uretamendi y Betolaza, que fue inaugurado en octubre de 2007, complentándose en abril de 2009 la accesibilidad con el barrio de Rekalde con un segundo ascensor vertical entre la calle León de Uruñuela y Uretamendi. Actualmente es el distrito de Uribarri el que más elementos suma, con un total de 19: se trata de 17 ascensores a los que hay que sumar, además, las rampas de la calle Cristo y las escaleras de Trauko.

Elementos mecánicos

Actualmente, existen 72 elementos entre los que la gran mayoría son ascensores. Sin embargo, ya hay proyectados una decena de elementos más. Cuando el alcalde Juan Mari Aburto se hizo cargo de la alcaldía, en 2015, apenas había 29 elementos.

No obstante, algunos de los elementos en construcción o licitación demuestran que se distribuyen por toda la ciudad –incluso en Abando, prácticamente a cota cero–. Actualmente se está culminando la rampa y pasarela de la última parada de los dos ascensores de Solokoetxe. También están en ejecución el ascensor inclinado de Masustegui, dos ascensores en Zurbaranbarri o un ascensor en la Plaza de la Cantera. Asimismo, están en licitación el ascensor junto a la ikastola Urretxindorra o el ascensor calle Moncada en Errekalde. Además, hay varios elementos que han sido priorizados en la definición del Auzokide Plana de esta legislatura, varios en estudio y alguno a punto de salir a licitación. El último de los ascensores anunciados, hace apenas un mes, es el que se construirá en el barrio de Santutxu, entre las calles Fika e Iturribide.

Análisis concienzudo

“Es muy recurrente y lógico que los vecinos de un distrito vean lo que se está implantando en otro y, como consecuencia de ello, surjan sus demandas o propuestas”, explica Odriozola sobre el efecto demostración cuando se pone un elemento mecánico en un barrio colindante. Sin embargo, la decisión de instalar o no un elemento mecánico responde, en gran medida, a elementos técnicos. “Tenemos un contrato con una ingeniería que está especializada en el tema y hace este tipo de análisis”, revela el concejal de Obras Públicas y Servicios. Así, entre otras cuestiones, se valora el número de personas o de portales que pueden ser beneficiados, se analizan los itinerarios que se pueden hacer con continuidad, otras alternativas diferentes a las propuestas o la relación entre coste y beneficio social. “También hay que analizar la viabilidad del proyecto antes de ejecutarlo”, agrega Odriozola.

Al margen de ello, el Área que dirige tiene potestad para hacer sus propios análisis y sus propias propuestas. “Tenemos muy claro que es uno de los servicios municipales mejor valorados por los ciudadanos”, apunta el edil, quien asevera que, además, en los últimos años han recibido una serie de reconocimientos expresos por parte de la Unión Europea y también han recibido ayudas de los fondos Next Generation: en la primera convocatoria se obtuvieron 10 millones de euros y en la segunda, 8 millones de euros. “Esto nos ha permitido abordar algunos proyectos que tenían un gran coste económico”, asevera el concejal, que pone como ejemplo el ascensor que se está edificando en Masustegi, cuya obra se vio interrumpida temporalmente porque su desarrollo no era compatible con la existencia de una línea de media tensión muy próxima l

Proyectados

En ejecución. Se está culminando la rampa y pasarela de la última parada de los dos ascensores de Solokoetxe. También están en ejecución el ascensor inclinado de Masustegui, dos ascensores en Zurbaranbarri o un ascensor en la Plaza de la Cantera.

En licitación. El ascensor junto a la ikastola Urretxindorra o el ascensor calle Moncada en Errekalde.