La música ha sido, como cada año, uno de los pilares fundamentales de Aste Nagusia. Y qué mejor manera de clausurar esta semana de celebraciones que con una muestra de la tradición musical vasca en su forma más pura: el Alarde de Txistularis. El esperado concierto ha reunido a cientos de personas en la Plaza Nueva de Bilbao ofreciendo un homenaje a las raíces culturales de Euskadi a través del txistu y la música tradicional.

Este espectáculo, que anteriormente se celebraba en El Arenal se ha convertido en uno de los actos más masivos y populares de todo Aste Nagusia. Minutos antes del comienzo, no quedaba un sitio libre para disfrutar de la audición por lo que el público ha tenido que rodear el escenario hasta llenar prácticamente toda la plaza. El director bilbaino Txaber Fernández ha sido el encargado de dirigir el concierto que ha reunido a casi un centenar de artistas entre músicos, cantantes y dantzaris y ha contado con la presencia de Marijaia y de la pregonera Itziar Ituño y de la txupinera Nagore Ugarte. 

La labor de poner banda sonora y animar a la emblemática plaza ha caído en manos de los 80 txistularis que han venido procedentes de todo Euskadi, especialmente de Bizkaia. Junto a ellos ha actuado la Coral San Antón, un quinteto de metales, con Iñar Sastre al teclado, Iñigo Eskubi a la guitarra, Gorka Eskauriza al bajo, Ander Zulaika a la batería, Martín Ariztimuño a la gaita y Roberto Etxebarria a la trikitixa. Antes de que la Plaza Nueva vibrara con los últimos acordes de los txitularis, la primera pieza que ha comenzado a animar la mañana fue la de Euskal Musikaren gorespena seguido de Balsen potpurria I de Xabier Zabala. A medida que avanzaba el concierto, el público disfrutaba más. “Suelo venir todos los años, pero desde la pandemia del covid hasta este año no he podido venir y la verdad que tenía muchas ganas. Es algo muy bonito, de lo mejor de Aste Nagusia”, ha explicado Silvia González, una de las bilbainas que se ha acercado al acto. 

La música tradicional vasca ha sido siempre mucho más que un simple acompañamiento festivo; es una expresión profunda de la identidad cultural de un pueblo que ha sabido preservar sus raíces a lo largo de los siglos. Y todo esto, lo ha valorado mucho el público. “La música siempre es bonita y te lo pasas bien. Pero también nos gusta el alarde de txistularis porque ayuda a mantener y también fomentar la música tradicional vasca, que creo que está perdiendo fuelle, sobre todo entre los más jóvenes”, ha subrayado Carlos Etxebarria, otro de los asistentes. Entre el público, las emociones afloraban con cada nota. Además, para muchos este concierto no ha sido un momento de diversión, sino un viaje personal hacia el pasado. “Me encanta el concierto, pero además me gusta porque yo de cría era dantzari y ver a todos estos chavales bailar me trae muchos recuerdos de mi infancia también”, ha subrayado Maite Pérez. Para esta edición del alarde de txistularis, el grupo de baile Oinkari se ha encargado de dar color y fuerza al concierto.

Por otro lado, la cita también ha contado con varios invitados especiales. Este año ha sido el turno de Agustín Garmendia, Ione Zozaya e Imanol Iribarren integrantes del grupo Kilimak. Han tenido la misión de poner marcha, y lo han hecho con creces animando a todos los presentes a bailar con melodías de rumbas en euskera como Kontakatilu, Aske maite y Gatza. Txaber Fernández. El alarde de txistularis ha continuado ofreciendo varios temas tradicionales vascos y otros arreglados a propósito para este concierto, entre ellos Marmario de Koldo Uriarte o Musika Plazan II. El concierto ha seguido alegrando las almas de los bilbainos y bilbainas, hasta que, por desgracia para muchos, se ha dado por finalizado. Habrá que esperar 365 días para volver a vivir un homenaje a nuestra tradición y música, que tanto nos caracteriza.