El emblemático restaurante Antón de Artxanda experimentará próximamente un lavado de cara que lo dejará irreconocible. El objetivo es volver a reabrirlo para que su oferta gastronómica suponga otro aliciente más dentro de la regeneración de la zona. El Ayuntamiento de Bilbao, propietario del edificio, ha sacado a licitación una primera fase de la obra en la que se ha proyectado la demolición de gran parte del inmueble. De hecho, está previsto que solo quede en pie el edificio original, es decir, el caserío erigido en los 60. En una etapa posterior, se procederá a la rehabilitación del edificio mantenido y la reconstrucción de la extensión antes derribada. La apuesta es grande. Sin embargo, el Consistorio no se lanza al vacío con esta iniciativa. Según avanzó hace un año Asier Abaunza, concejal de Planificación Urbana, Proyectos Estratégicos y Espacio Público, les consta que “hay al menos dos empresas interesadas” en relanzar el negocio.
“La concesión se acabó en abril –de 2023– con la jubilación de los anteriores gestores tras muchas décadas de atención y desde el Ayuntamiento queríamos que el edificio siguiera teniendo uso hostelero”, anunció el concejal. Desde entonces, han analizado el tipo de intervención que requiere el restaurante para valorar el equilibrio económico de la concesión. Según el contrato que ha salido a licitación, finalmente se procederá a la democión de una extensión del inmueble existente “por problemas de estructura y adecuación funcional”. Y ya en una etapa posterior, se procederá a la rehabilitación del antiguo caserío así como a la reconstrucción de la extensión previamente demolida. La primera fase contará con un presupuesto de 228.078,56 euros (con IVA) y tendrá un plazo de tres meses.
Edificio de los 60
El conjunto sobre el que se actuará, con una superficie de 1.660 metros cuadrados, ha percibido cuatro etapas de construcción a lo largo de su historia. Su origen data de la década de los 60, cuando se levantó un caserío a dos aguas y de dos plantas, con un área de restaurante en la planta baja y una vivienda familiar en la planta alta. En una segunda etapa, en 1969, se añadió un anexo de dos plantas al edificio original en su fachada oeste. Y, posteriormente, en una fase intermedia, cuya fecha exacta se desconoce, se construyó otro anexo de una única planta, con barra y cocina, en la zona sur. Esta zona servía de apoyo a los espacios de comida exteriores y a las cocinas y barras de servicio ya en funcionamiento. Finalmente, en 1970, se completó una última fase donde se incorporó un edificio adosado a la última ampliación, también de una planta, cubriendo el comedor de la cervecera, además de la construcción de aseos adicionales.
Desde que el restaurante Antón cerrara sus puertas en abril del año pasado –después de que los gestores cesaran su actividad por jubilación tras finalizar la concesión municipal–, el edificio se encuentra cerrado al público. Durante este tiempo ha estado bajo vigilancia, con el fin de evitar su deterioro o vandalización.
Según los pliegos de la adjudicación, en una primera inspección visual no se detectaron daños estructurales graves. Sin embargo, se llevaron a cabo dos catas en la losa del forjado de la primera planta y se observaron “patologías y deterioros de consideración”. De ahí que se haya optado por el derribo de las ampliaciones realizadas al edificio original. Asimismo, la propuesta arquitectónica plantea la renovación del ala sur, dado que es un cuerpo de una única planta y se prevé la construcción de un nivel con cubierta accesible y plana. Además, propone la eliminación de la cubierta del ala oeste y la construcción de un pabellón sobre el forjado de la primera planta, además de acondicionar parte de este nivel como cubierta accesible y plana. También se contempla la inserción de superficies para terrazas exteriores con 553 metros cuadrados en total.
Propiedad municipal
Aunque el espacio que ocupa el restaurante Antón se ubica en el término municipal de Sondika, su propiedad, así como el edificio, pertenecen al Ayuntamiento bilbaino. Según recordó Abaunza, se trata de uno de los últimos locales hosteleros de titularidad municipal en Artxanda, después de que concluida la Guerra Civil la villa se hiciera con la propiedad del Funicular, el Txakoli de Artxanda, el restaurante La Parrilla, el campo de fútbol y el casino de Artxanda, donde se levantó el restaurante Antón después de que fuera devastado en la contienda. En los últimos años el Consistorio se ha ido desprendiendo de varias propiedades como el restaurante Txakoli, vendido a los actuales propietarios, o La Parrilla, que hace unos años se transformó en la actual Escuela Montessori, a escasa distancia del restaurante Antón donde próximamente comenzarán las obras que le permitirán albergar una nueva vida.
Diferentes etapas
Primera fase. Se derribarán todos los anexos realizados a través de los años al edificio original, construido como un caserío.
Segunda fase. Se procederá a la rehabilitación del edificio original y se reconstruirá la extensión derribada previamente.
Titularidad municipal
Propiedad. El Consistorio adecuará el edificio antes de sacar a licitación su explotación, como ya realizó con la cervecera del parque Ibai Eder, en La Peña, o con el kiosco de El Arenal.
Regeneración de Artxanda
Junto al parque del Encuentro
Más proyectos. Las obras que se llevarán a cabo en el restaurante Antón son una pequeña parte del proceso de regeneración en el que está inmersa la zona, enclavada dentro del Plan de Activación de Artxanda. El límite sur del local colinda, de hecho, con parte del diseño planificado para el Parque del Encuentro, actualmente en desarrollo y construcción. La nueva zona de ocio y esparcimiento, que contará con una zona de 80.000 metros cuadrados, se sumará a otras actuaciones ya realizadas como el paseo mirador de Artxanda o las dos pasarelas de madera que conectan el Anillo Verde y la ría.