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La antigua estación de La Naja de Bilbao sigue a la espera de una actividad que la devuelva a la vida

La empresa BPXport descarta abrir un gimnasio en la antigua estación, cerrada hace un cuarto de siglo

La antigua estación de La Naja de Bilbao sigue a la espera de una actividad que la devuelva a la vidaOskar Gonzalez

La antigua estación de La Naja continua en stand by, a la espera de un inquilino que otorgue una nueva vida a la infraestructura ferroviaria que fue clausurada definitivamente el 3 de marzo de 1999. En los últimos 25 años, el Ayuntamiento de Bilbao ha dado varios pasos para tratar de adjudicarle un nuevo uso que sea proporcional al enclave estratégico que ocupa, asomado al puente de El Arenal. Se habló incluso de instalar una discoteca. Pero la modificación tanto del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) como del Plan Especial de Rehabilitación (PER) del Casco Viejo en 2019 desechó esta opción al declararlo un espacio de uso equipamental y, así, se anunció que la firma BPXport desembarcaría con un gimnasio. Finalmente, este proyecto tampoco verá la luz. Según ha podido saber este periódico, la empresa ha desistido al considerar “inviable” su implantación.

El apeadero, de titularidad privada, se queda así sin ningún pretendiente que le permita volver a la actividad. Al menos de momento. Lo último que se conocía era que la empresa guipuzcoana BPXport aspiraba a abrir a mediados de 2020 un centro deportivo en la antigua estación tras alquilar el local a la propiedad, que debía llevar a cabo las correspondientes reformas. La compañía, que arrancó en 2006 con un polideportivo en Hernani, gestiona actualmente más de 45 centros deportivos en todo el Estado. En Bizkaia, por ejemplo, cuenta con una instalación en Sopela. Sin embargo, fuentes consultadas por DEIA explican que, tras realizar los estudios correspondientes, descartaron la opción al considerar que era “inviable” con las necesidades que requería un centro deportivo.

La eventual rehabilitación de la estación es aún más importante teniendo en cuenta que condiciona el proyecto para unir los muelles de Ripa y Siervas de Jesús a través de un paseo, lo que beneficiaría a toda la ciudadanía. Según se detalló al cambiar el uso de la estación, serían los propietarios del espacio los que se encargarían de su urbanización. De hecho, aunque la normativa establecía que debía producirse una cesión de 130 metros cuadrados para zonas libres, ese espacio fue ampliado a 600 metros cuadrados. Así, el Consistorio podría solucionar el corte que existe entre ambos muelles con una pasarela peatonal hasta el puente de La Merced. Además, podría mejorarse la comunicación con la Plaza de las Mujeres 25 de noviembre, sobre la estación.

A subasta

El edificio de estilo modernista, inaugurado en 1888, estuvo activo durante más de un siglo hasta que fue clausurado en 1999, cuando los servicios ferroviarios que conectaban la villa con Santurtzi y Muskiz fueron trasladados a la estación de Abando. El servicio público del inmueble fue desafectado en 2010 y, tres años después, Adif convocó una subasta pública para enajenarlo dentro de su plan de reactivación de activos y fue adquirida por valor de 1,35 millones de euros. Dicha cifra fue abonada por un fondo de inversiones con registro mercantil en Barcelona, que posteriormente trasladó su domicilio social a Bilbao. A partir de entonces se comenzó a especular con la posibilidad de que la estación se reconvirtiera en una macrosala para conciertos e, incluso, se rumoreó que la promotora Last Tour International –responsable del festival Bilbao BBK Live– coqueteó con la idea de gestionar el local.

No obstante, en 2016, el Ayuntamiento de Bilbao inició la tramitación urbanística para cambiar de uso el céntrico emplazamiento. Con la modificación del PER del Casco Viejo autorizó que los andenes ubicados bajo la estación de La Concordia pudieran albergar un uso equipamental de carácter público. Dicha modificación permitía su uso comercial, como equipamiento privado y de servicios, o la apertura de un bar o restaurante. Pero en ningún caso un pub o una discoteca. Un año después, a instancias de los propietarios, el Consistorio inició de forma simultánea los trámites para modificar el PGOU y el PER del Casco Viejo en referencia al ámbito de 2.300 metros cuadrados (2.000 metros cuadrados construidos). Finalmente, la modificación, que tuvo el visto bueno de Costas, fue aprobada de forma definitiva en 2019.

Paralelamente, el Área de Planificación Urbana anunció la propuesta definitiva para unir definitivamente la ribera izquierda de la ría, de San Antón a Zorrotza, con un paseo de más de 5 kilómetros. La cesión de espacios de los propietarios permitiría realizar un hall de acceso al paseo de tres metros de anchura y llegar a los soportales de Uribitarte, que continúan cerrados con una verja. Así, podría generarse un espacio de cinco a seis metros de anchura para eliminar lo que era un punto negro. Esta posibilidad, igual que la antigua estación de La Naja, sigue sin salir del letargo.

El apunte

Apertura simbólica. En 2014, el apeadero se abrió al público, durante dos semanas y de forma simbólica, como ejemplo de espacio de regeneración urbana. Fue durante el primer Urban Regeneration Forum, promovido por BIA (Bilbao Bizkaia Architecture), congreso que reunió a más de 300 arquitectos. Se trató de una oportunidad para reflexionar sobre estrategias con las que se puede abordar la recuperación de las infraestructuras, más allá de su desmantelamiento, y sobre las posibilidades de reutilización.