Si el cambio que experimentará el parking del Ensanche es de calado, el que se llevará a cabo en la plaza superior no le va a la zaga. El espacio se transformará en su totalidad, incorporando arbolado y césped, amplias zonas de esparcimiento que aprovecharán el sol en invierno y sombra en verano, e incorporará una de sus calles laterales, que se peatonalizará de forma definitiva.

El Ayuntamiento de Bilbao ha querido aprovechar las importantes obras que va a suponer la ampliación y reforma del aparcamiento subterráneo para transformar "de forma integral" también la plaza del Ensanche. "Será una plaza mucho más cómoda, más amable, más fácil de usar y más verde", la ha definido la concejala de Movilidad y Sostenibilidad, Nora Abete. En este sentido, ha destacado que los árboles que existen actualmente en la plaza se replantarán y se añadirán ejemplares nuevos, "para ganar ese espacio verde que necesitamos en la ciudad. Uno de los retos que nos hemos marcado es luchar contra los efectos de las islas de calor".

La plaza ganará en espacio, ya que la calle que discurre en su lado oeste, donde se encuentra el restaurante alemán Ein Prosit, que actualmente tiene un carril de tráfico rodado, aparcamientos en superficie a ambos lados y acera, quedará siendo de uso exclusivamente peatonal, a excepción del acceso de entrada al parking, forma definitiva tras las obras.

Para el diseño de la plaza se han tenido en cuenta variables medioambientales, entre ellas un estudio bioclimático que ha tenido en cuenta dónde y cuántas horas da el sol a lo largo del día y en las diferentes estaciones del año, la lluvia, el viento, la polución... "Entender qué necesidades tienen los usuarios de ese espacio nos permite desarrollar estrategias para mejorar el confort", ha explicado el arquitecto de la obra, Blas Beristain.

Usarla todo el año

Y es que el objetivo es optimizar su uso por parte de la ciudadanía, convirtiéndola en una plaza que se pueda utilizar durante todo el año todas las horas del día, instalando, por ejemplo, bancos al descubierto en las zonas más soleadas en invierno, la más cercana al edificio del mercado, y creando sombras, mediante los propios árboles y también tres pérgolas con cubiertas de hierba, en la mayor parte de la plaza, ya que en verano está prácticamente en su totalidad al sol. "Hemos colocado los bancos donde realmente tienen sentido, no al lado de la carretera sino donde los usuarios pueden estar más a gusto", ha subrayado el arquitecto

También se ha tenido en cuenta por dónde circularán el tráfico, creando una especie de dunas, con arbolado más alto, que hagan de pantalla acústica respecto a la calle Colón de Larreategi y el vial este, el más cercano al edificio Mapfre, y los recorridos peatonales más habituales que se hacen en ella. "No tiene sentido que se coloque un parterre verde en un paso muy lógico de personas", ha advertido Beristain.

El acceso al mercado se realizará a través de unas rampas, que harán las veces de graderío para permitir que la plaza tenga usos diferentes.