Prohibido jugar con la pelota, prohibido perros, prohibido fumar y ahora también prohibido dormir en la calle. Es una señal que representa una cama sobre la que duerme una persona pero la prohibición ya despeja la duda para quienes pudieran pensar que es información de un albergue o pensión. No se puede dormir en la calle y menos si esa zona es una propiedad privada.

Los vecinos de las Torres de la Avenida del Ferrocarril han colocado estos carteles en los soportales de su propiedad. La advertencia va dirigida a las personas sin techo que cada noche se juntan al abrigo de esas paredes y aunque lamentan la situación no están dispuestos a aguantar más los restos de comida, bebida y suciedad que les dejan cada día.

“¿Políticamente incorrecto?, pues sí, pero no están en su portal. Esto siempre pasa. Cuando uno lo sufre sabe lo que está dispuesto a aguantar”. Uno de los vecinos se explica contundentemente. “Si una persona tiene una mala noche todo el mundo lo entiende, pero lo que no es de recibo es que cada noche se junten aquí unos cuantos y no solo para dormir, sino también para comer y sobre todo beber”.

De hecho, esto es lo que realmente les molesta, “la suciedad que dejan cada mañana y que además tenemos que limpiar los vecinos”, se queja uno de los propietarios.

Esta situación se lleva produciendo desde hace algo más de un año y ahora que llega el invierno se hace más latente, aunque a decir verdad los soportales si bien son un resguardo frente a la lluvia también una avenida de corrientes, algo que no parece importarles a los indigentes que se reúnen cada noche.

Otra de las vecinas señala que sabe que ha habido conversaciones con el Ayuntamiento de Bilbao para denunciar la situación, pero sin que se hayan obtenido resultados positivos. “La opción que nos dan es que cerremos esta propiedad con verjas. Sería algo así como lo que ocurre en algunas iglesias, pero no nos gusta el efecto que producen”.

Algunos miembros de esta comunidad han solicitado la colocación de aspersores que sean disuasivos, algo a lo que el Ayuntamiento se ha negado rotundamente.

Con las primeras protestas se incrementó la presencia de patrullas por las noches, “pero ya ni eso”, asegura otro vecino.

Los servicios de acogida nocturna contaban con 203 plazas en 2019, con 353 en 2020, sin contar las plazas de pandemia que eran más de 400, y en este momento ascienden a 529 plazas estables. En los últimos cuatro años han pasado 4.429 personas “distintas” por los recursos creados en Bilbao. Pero, el efecto llamada de la capital hace que en momentos puntuales exista un desbordamiento. Según las conclusiones del informe sobre la jornada sobre el sinhogarismo elaborado por la Red de Lucha contra la Pobreza en Euskadi, “el incremento de plazas y recursos de las capitales atrae el fenómeno, dada la inexistencia o escasez de plazas en otros lugares del territorio”, según señaló el concejal de Acción Social, Juan Ibarretxe. Otras de las conclusiones, ha destacado, es que “si Bilbao sigue incrementando los recursos y las plazas y no ocurre lo mismo a nivel territorial seguirá incrementándose de manera significativa el número de personas sin hogar en Bilbao”.

A pesar de los recursos también están contabilizadas alrededor de 200 personas que prefieren dormir en la calle a utilizar cualquiera de estos recursos. Soportales, La Alhondiga o los bajos del puente de San Mamés son sus refugios.