La Fundación Antonio Menchaca ha entregado los Premios a la Solidaridad 2023 en los que María Jesús Goikoetxea ha sido galardonada por su cuidado a personas con enfermedades terminales durante décadas a través de la pastoral de salud de la diócesis de Bilbao.

¿Qué le llevo a comenzar con los cuidados de enfermos terminales? 

Empecé trabajando en el ámbito de la educación social y las primeras personas a las que tuve que acompañar al final de la vida fueron menores. En ese momento me di cuenta que era importante hacerlo bien tanto para las personas como para las familias. A partir de ahí fui a trabajar al hospital psiquiátrico de Mondragon y allí me empecé a encargar de este tema. Poco a poco, en mi ámbito profesional y personal fui poco a poco desarrollando estas competencias. Cuando salí de Mondragon me encargaron en la diócesis la coordinación de los servicios y la atención a las personas en domicilios. Ahí fue cuando paso a ser la actividad principal.

¿Qué le decían las personas que estaban a su alrededor?

A la gente le asusta mucho la muerte. Evidentemente al acompañar en el sufrimiento hay muchos momentos en los que emocionalmente tu también sufres. Por otra parte, aliviar el sufrimiento de las personas es algo que me genera mucha satisfacción. La situación de la muerte está ahí y no la podemos evitar, nos va a tocar a todos. Acompañar a las personas y aprender a poder pasar las situaciones de enfermedad y muerte con el menor sufrimiento posible es una cosa muy importante porque nos va a tocar a todas las personas.

¿Qué cambios ha visto en el tipo de cuidados con el paso de los años?

Los cuidados paliativos en Euskadi han cambiado muchísimo. Hace treinta años estábamos pocas personas de manera voluntaria, y algunas asociaciones. El cambio ha sido muy importante tanto por el desarrollo de cuidados paliativos como las leyes que tenemos en relación a los derechos al final de la vida. Seguimos teniendo mucha dificultad para la atención más psicosocial y espiritual. Las personas no solamente sufrimos por tener dolor sino que cuando tenemos una enfermedad grave, sufrimos por no poder vivir algo que merezca la pena por el dolor que generamos a nuestras familias. Aunque hayamos mejorado en este aspecto, no ha sido el avance tan importante como en el ámbito sanitario.

¿Ha tratado con algún amigo o amiga durante su trayectoria?

Si, algunos han sido invitados a los premios. He intentando que estuvieran las personas a las que he acompañado. También están algunas personas que han estado muy enfermas.

¿Qué considera que tiene que cambiar para que ese avance sea paralelo? 

Por una parte visibilizar que somos vulnerables. Es algo que está oculto, sobre todo con las redes sociales en las que parece que tenemos que estar fenomenal. Esto es lo primero, avanzar culturalmente en que las personas podamos expresar que hay limitaciones en nuestra vida. Por tanto es necesario que nuestra sociedad genere los recursos y la solidaridad suficiente para que se tenga en cuenta. Lo segundo es avanzar desde el ámbito del conocimiento en como acompañar bien, porque tampoco se trata de que acompañemos de cualquier manera. Obviamente también hay que disponer de recursos porque sabemos que el número de psicólogos y psicólogas es muy pequeño y no llegan a satisfacer todas las necesidades que se tienen.

Sigue siendo profesora en la Universidad de Deusto, ¿Estas experiencias las traslada a las clases magistrales y le sirven para dar lecciones de vida?

Dentro de la facultad de Ciencias para la Salud trabajo en el ámbito de la psicología y para nosotros es muy importante porque nos toca acompañar al sufrimiento de las personas. Vamos extendiéndolo a otros ámbitos de la universidad. Vemos postgrados de gestión para temas de cuidados. También veo en la parte de ciencias humanas todo lo que tiene que ver como el ámbito social. Entonces, si que voy notando que poco a poco el tema de los cuidados es uno de los grandes retos de nuestra sociedad y poco a poco va impregnando otros estudios.

¿Qué significa el reconocimiento?  

Las personas que me han impulsado creen que merezco un premio. Yo lo agradezco porque me quieren mucho. Lo vivo diciendo que desde fuera se empieza a ver que cuidar y acompañar a las personas es algo importante. Hace que piense que no me he equivocado al cuidar a las personas que lo necesitan. Cuando te dedicas a este tipo de cosas tienes la sensación de que si a nadie le parece importante lo que haces te preguntas si merecerá la pena. Entonces esto es una especie de reconocimiento al haberte dedicado a ello. Parece que ha merecido la pena acompañar a personas que sufren.