La lluvia del fin de semana ha ayudado a que se asomen las diferentes especies de setas y ha animado a los amantes de la micología –cesta de mimbre y navaja en mano– a peinar los bosques vascos en busca de estos pequeños regalos de la naturaleza. ¡Pero ojo!, algunos son tóxicos y entrañan riesgos para la salud que pueden provocar hasta la muerte. Cada año crece el número de personas que se animan a recogerlas, pero a medida que aumentan los nuevos aficionados a la micología en Bizkaia también es mayor el riesgo que entraña esta práctica para la salud. “Son modas. La gente se confía demasiado y eso es muy peligroso”, asegura el encargado del servicio de Inspección de Setas en Bilbao, Álvaro Chirapozu. Según relata el experto todavía son numerosos los que llenan la cesta de diferentes especies de setas y se las comen sin realizar ninguna consulta e incluso las regalan, un “enorme error” que puede tener consecuencias graves: “Son muchos los que llegan al servicio de identificación de setas de Bilbao para consultar si las setas que les han regalado son comestibles y nos encontramos con que la inmensa mayoría son tóxicas. No te puedes fiar de lo que te regalan, es muy arriesgado”, lanza tajante Chirapozu, quien aconseja ir a por setas acompañado de un experto o consultar siempre antes de consumirlas. Sin embargo, hay quien sigue haciendo caso omiso a estas recomendaciones y peca de exceso de confianza aunque ello derive en un grave problema.

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Fotos: las setas tóxicas con más presencia en Euskal Herria DEIA.EUS

Lo cierto es que cada año hay cientos de intoxicaciones y decenas de fallecimientos por ingesta de setas tóxicas en el Estado. Por eso es vital llevarlas siempre a analizar a algún centro especializado que confirme su inocuidad como es el centro de Identificación de Setas que el Ayuntamiento de Bilbao pone en marcha todos los años por estas fechas. Aunque la mayoría son comestibles, algunas son tóxicas e incluso mortales para la salud como es la Amanita. Con 20 gramos de Amanita phalloides se puede causar la muerte. De hecho, el Papa Clemente VII falleció en Roma en 1534 tras ingerir esta seta que también crece en los montes vascos. “Es una de las especies más venenosas. Si se ingiere afecta principalmente al sistema digestivo, los riñones o el hígado. Esta seta contiene un tipo de amatoxina capaz de bloquear una proteína y provocar la muerte de las células”, aclara Álvaro Chirapozu y añade: “También son tóxicas la Entoloma sinuatum o lividum, Amanita muscaria y el Boletus satanas”. Es importante conocer las especies y, en caso de duda, hay que consultar. “En caso de duda lo mejor es dejar la seta en el mismo sitio en la que la hemos encontrado y mucho menos comerla”, hace hincapié Álvaro Chirapozu. Antonio Martín, segoviano de nacimiento, pero arratiarra de corazón lleva una década “enganchado” a la micología. Un amigo le sumergió en este mundo que califica de apasionante y que le quita muchas horas de sueño porque aprovecha las frías mañanas otoñales para perderse horas y horas por esos bosques de robles y hayas en busca de las preciadas setas. “Este año ya llevo unos cuantos kilos recolectados. Aunque está siendo un año muy seco, los que llevamos años ya tenemos nuestros sitios secretos, zonas más húmedas donde encontramos las setas”, aclara. En su caso, pese a llevar muchos años e ir acompañado de un experto, reconoce que limita a dos o a lo sumo tres los tipos de setas que selecciona en su cesta. “A base de meter horas vas conociendo las diferentes especies y muchas, aunque son comestibles las dejo en el monte. Níscalos, boletus, lengua de vaca... son las que intento llevar a casa”, apunta. Antonio confiesa que ni sometiéndole a un tercer grado desvelará esos rincones en los que encuentra los pequeños manjares: “El buen setero jamás va a desvelar cuáles son esos sitios donde poder llenar la cesta de hongos de exposición con los que presumir”, añade orgulloso el setero.

ZONAS

Sin pretender robar lugares secretos a nadie en Euskadi son numerosos los rincones en los que se puede encontrar variedades como el Boletus Edulis, pinícola y hongo negro. Los Parques Naturales de Gorbeia (entre Bizkaia y Araba) y en el de Peñas de Aia (Gipuzkoa) son algunos de esos enclaves en los que se pierden los amantes de las setas. El de Gorbeia es un espacio protegido de 20.000 hectáreas y, aunque dentro del parque hay varias zonas ricas en setas, es muy valorado el hayedo situado en la zona de Altube. Mientras que en Nafarroa destacan el Parque Micológico de Ultzama, aunque no es el único, que trabaja para cuidar y regular la recogida. Son 5 euros el precio del permiso por persona y día que se debe solicitarse en la Oficina de Recepción de Visitantes de Alkotz. Allí se pueden encontrar variedades como las palometas, las gamuzas, las trompetas y las carboneras que se refugian entre bosques de hayedos y robles. En total son alrededor de 6.000 hectáreas con un punto de información y servicios de guías. También se puede acudir al Parque micológico de Erro-Roncesvalles, cuyo centro de interpretación esta en Bizakarreta-Guerendiáin. Aunque entre cada parque y coto suele haber diferencias en la normativa, el objetivo es preservar el entorno y las propias setas para que todos puedan disfrutar de la zona, de las actividades micológicas y crear una actividad sostenible.

Por ello, la cantidad que pueden recolectar los aficionados por día y persona está limitado para evitar la sobreexplotación y que los propietarios de los setales, quienes los cuidan durante todo el año, y también pueden aprovecharlos como un recurso agrícola más.

En breve

Servicio de consulta. Al igual que el pasado año, las personas aficionadas a la micología deberán acudir a las dependencias del Área de Salud y Consumo (Calle Cristo, Nº 1 - 5ª planta) en Bilbao.

Solicitar cita. El horario de atención será de 9.30 a 13.30 horas, todos los lunes de octubre y noviembre. También se atenderá al público los días después de un festivo. En este caso, el 13 de octubre y el 2 de noviembre. Fuera de estos días, también es posible solicitar cita previa en los teléfonos 94. 420 49 24 y 94. 420 49 63.

A tener en cuenta

Recolecta aportar datos sobre el hábitat

Se recomienda que sea la persona recolectora quien se acerque al servicio, de forma que pueda aportar datos sobre el hábitat y el entorno.