La ola de calor ha disparado los indicadores de partículas en suspensión en el monte Arraiz. Los datos de PM10 en esa estación llevan desde el pasado domingo con valores por encima de los límites, una situación en la que se han conjugado tanto el desmontaje del BBK Live como la situación anticiclónica actual, que impide que las partículas se dispersen. “Es fácil que esta semana, con las previsiones que hay, se incrementen también en otros puntos de la ciudad”, advierte Mikel González Vara, subdirector de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Bilbao, quien realiza un llamamiento a la tranquilidad ya que estas partículas “no son peligrosas para la población en general”, aunque sí pueden afectar a colectivos de riesgo, como personas con enfermedades respiratorias.

La red para medir calidad del aire en Bilbao la componen cuatro estaciones: una en María Díaz de Haro, otra en Mazarredo, otra en el Parque Europa y una cuarta en el monte Arraiz. “Esta última nos sirve para medir la contaminación de fondo, al ser la más alejada de la ciudad”, explica González Vara.

Desde el pasado domingo, coincidiendo con la ola de calor y el desmontaje del BBK Live y el movimiento de tierras que ha generado, en esta estación se ha disparado la medición de PM10, “que no son más que partículas de materia de un determinado tamaño, medido en micras”, y que también suele aumentar “de forma natural” con las famosas entradas de polvo sahariano. “Cuando cambia el viento o lluvia, las partículas se dispersan; la situación anticiclónica actual hace que eso no ocurra”, añade el subdirector de Medio Ambiente.

Eso ha generado que, pese a que se han tomado medidas correctivas, como humedecer las pistas de tierra, no haya sido suficiente. Las previsiones de que el anticiclón se mantenga hace probable, además, que también se incrementen en otras zonas de la ciudad. No se deben superar los 50 microgramos por metro cuadrado más de 35 días al año; el domingo se alcanzaron 55, 60 el lunes, 94 el martes y 68 el miércoles.

González Vara lanza un mensaje de tranquilidad a la población ya que, en general, no existe peligro para la salud, excepto para colectivos de riesgo. “Si el aumento fuera muy excepcional se podrían tomar medidas como llegar a paralizar algunas obras”, apunta.