RA tanta su pasión por la investigación científica y la universidad que se diría, como reflexión de su vida, que a su lado la academia iba siempre enfundada en una bata blanca. La figura de Juan Manuel Gandarias y Bajón está ligada para siempre a la universidad, una pasión tan entregada como la que sintió por la investigación científica y la escritura de libros científicos. Comenzó con la Fisiología Especial Humana (dos tomos de más de mil páginas a sus espaldas, ni más ni menos...), referencia de todos los estudiantes de Medicina y de otras Ciencias de la Salud durante más de 20 años. Siguieron otros volúmenes de Fisiología, Bioquímica, Nutrición, etc. Publicó más de un centenar de libros, lo que le hace uno de los autores españoles con mayor número de títulos en la materia; y todo ello sin olvidar la investigación básica: ha sido autor de más de 300 artículos en revistas científicas y otras tantas comunicaciones y ponencias. Un todoterreno inagotable.
Recuerda esa memoria andante de la medicina de Bizkaia, Juan Gondra, que Juan Manuel nació en Piña de Esgueva (Valladolid), donde su madre ejercía como maestra. Fue hijo póstumo, pues su padre, que era capitán de la marina mercante, desapareció en un naufragio en febrero de 1923, tres meses antes de su nacimiento. Durante su infancia y juventud vivió a caballo entre las tierras del Duero y el caserío Urtubei, de Arratzu (Bizkaia). La figura paterna ausente fue suplida por sus tíos Gandarias y por su abuelo materno, quien era herrero en el valle del Esgueva y poseía varias viñas y bodegas. Él le enseñó los secretos de la elaboración del vino y trató de orientar por ese camino su vida profesional. No lo logró.
Estudió Medicina en la Universidad de Valladolid, donde se licenció con honores a finales de los cuarenta. Tras el servicio militar como oficial médico comenzó la que sería su verdadera vocación: la de científico. Para ello realizó algo que ahora es casi de obligado cumplimiento, pero que en los años cincuenta resultaba extraño para un joven médico: irse al extranjero, en concreto a la Universidad de Oxford, y ampliar allí su formación. Trabajó con el profesor Liddle, un discípulo del premio Nobel Charles Sherrington, volviendo con un importante bagaje formativo. A finales de los años cincuenta obtuvo el número uno de la Cátedra de Fisiología, siendo asignado a la Universidad de Salamanca, donde ejerció durante una década.
Con todo, resulta inolvidable su labor organizativa y su capacidad para tomar el timón: fue el primer decano de la Facultad de Medicina de la naciente Universidad de Bilbao, embrión de la actual Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), poniendo en marcha una titulación tan necesaria en ese entorno. También fue impulsor de la Escuela Universitaria de Enfermería, de la que durante años fue director. En su recuerdo, la escuela le dedicó un aula. Como docente fue el creador y director del Departamento de Fisiología de la UPV/EHU, con el que siguió colaborando, a pesar de su jubilación, hasta prácticamente su fallecimiento. Catedrático emérito, también había sido vicerrector de Investigación, presidente y socio fundador de la Real Academia de Medicina del País Vasco y, en los noventa, se le impuso la Medalla de Oro de la UPV/EHU. Era inevitable.
"La figura de Juan Manuel Gandarias", señaló el rector de la UPV/EHU, Iñaki Goirizelaia, a la hora de su muerte en 2011 "nos remite a los precursores de nuestra universidad. Gandarias formó parte de una generación de profesionales y científicos que redirigieron su vida académica y personal para levantar la Universidad de Bilbao, antecedente inmediato de la UPV/EHU".
Hombre muy ligado a la investigación, en 1969 fue nombrado el primer decano de la Facultad de Medicina de Bilbao
En la universidad de Oxford trabajó con el profesor Liddle, discípulo del premio Nobel Charles Sherrington