Viajar con mascotas es complicado si no dispones de un coche particular que te permita desplazarte libremente. De lo contrario, tendrás que regirte por las limitaciones que cada transporte público establezca. Para moverse dentro de Bilbao la opción más permisiva es el tranvía que admiten un perro por persona sin tamaño máximo.

El transporte público bilbaino es inclusivo en muchos sentidos, pero en el de las mascotas se queda atrás. En Bilbao tan solo el tranvía permite que los perros viajen debidamente atados junto a su dueño sin necesidad de transportín y sin límite de peso.

Si bien según recoge su reglamento, el de Eusko Trenbideak S.A., el propietario es responsable de los inconvenientes que pueda ocasionar en el tren y a otros pasajeros. Además, se reservan el derecho a restringir el acceso en caso de aglomeraciones y recoge también que en caso de haber un vagón dirigido a animales de compañía, deberán montar en este.

Por otro lado, los animales exóticos como reptiles, arañas u otros insectos y los perros considerados potencialmente peligrosos no pueden acceder al tranvía. Las mismas normas se aplican al Euskotren, en caso de querer utilizar la línea 3 de metro.

En su normativa hacen dos recomendaciones para evitar problemas y el malestar de los perros, los propietarios y el resto de tripulantes: la primera es cerciorarse de que nadie se siente incómodo o atemorizado por la mascota y si así fuera cambiarse de zona o de vagón y la segunda viajar a partir de las diez de la mañana.

ANIMALES PEQUEÑOS

Mientras Metro Bilbao y Bilbobus limitan el acceso de animales de compañía a aquellos “cuyo peso sea inferior a ocho kilogramos” y “pequeños animales domésticos”, respectivamente. Ambos se rigen por reglamentos similares.

En el caso del suburbano explican que el perro deberá ir atado con correa y en brazos o si no en un transportín y el gato siempre en jaula y para ambos tan solo uno por pasajero. Por su parte Bilbobus no menciona en su reglamento un número limitado de mascotas, pero establece que los animales domésticos deben de ser “transportados por sus dueños en receptáculos idóneos, no produzcan molestias por su olor o ruido”.

Antes estas limitadas opciones siempre se puede optar por dar un paseo por la ría con el compañero peludo y moverse libremente por la capital vizcaina.