Bilbao - “No es de recibo que se impulsen las paradas a demanda para las mujeres cuando nosotras estamos desprotegidas”, afirma Mentxu Mateos, una de las más de 60 conductoras que componen la plantilla de Bilbobus, donde la pionera iniciativa contra la violencia machista fue acogida con agrado si bien planteó una cuestión entre las trabajadoras: “¿A nosotras quién nos protege?”. Las conductoras se han unido para evidenciar la inseguridad que sienten al incorporarse a sus puestos de trabajo, un problema que se ha agravado desde que se ha eliminado el espacio donde aparcaban sus vehículos privados junto a las cocheras de Elorrieta. La demanda para la mejora de sus condiciones laborales, a fin de que “no padezcan situaciones de vulnerabilidad”, será elevada por EH Bildu al próximo pleno del Consistorio de Bilbao.

A pesar de que Bilbobus cuenta con un servicio de transporte interno destinado a los trabajadores que se incorporan a sus puestos a partir de las 4.00 de la madrugada, aseguran que tal y como está confeccionado hoy en día les obliga a recorrer largas distancias. Ello motiva que muchas mujeres opten por acudir en vehículo privado a las cocheras ubicadas en Elorrieta, donde hasta ahora aparcaban en las inmediaciones -junto con los trabajadores del Parque Municipal de Limpieza- a pesar de que no estaba permitido. Sin embargo, desde finales de septiembre el Consistorio está construyendo un nuevo bidegorri en Elorrieta, lo que les obliga a buscar otras alternativas de estacionamiento en espacios más alejados. Hasta ahora, la única solución que les han propuesto desde la concesionaria es aparcar en Astrabudua.

“Lo normal es tener una ubicación cerca de la empresa. Muchas están aparcando en San Inazio, donde pueden... y luego van andando hasta cocheras”, relata Mateos como portavoz de todas sus compañeras. “Son distancias que a esas horas, en las que no hay nadie en la calle, se hacen muy largas para una mujer que va sola. Es muy triste decirlo”, asevera esta conductora, la mujer más veterana del servicio con 18 años de experiencia a sus espaldas. “No es un problema provisional, sino que es definitivo, porque los aparcamientos no los van a volver a poner”, añade Mateos, quien propone la creación de estacionamientos en batería, “para que entren más coches”, en las inmediaciones de la empresa, “donde hay sitio”.

Bruno Zubizarreta, concejal de EH Bildu, será quien defienda la petición de las conductoras de Bilbobus ante el pleno. “Nos encontramos casos de mujeres que viven a varios kilómetros y pasan realmente miedo porque tienen que caminar de noche para que el servicio interno las recoja. No nos imaginábamos que el propio servicio interno de Bilbobus no cumpliera con los mínimos requisitos del espíritu de las paradas intermedias”, afirma el edil, quien sostiene “los sindicatos han pedido al comité de empresa reiteradamente que varíe el recorrido, que se acerque para dar acomodo a las mujeres. Para nuestra sorpresa, se han negado”. Ante esta situación cree que se debería “corregir esta deficiencia y dar ejemplo desde la propia casa”. De hecho, considera que sería “hipócrita” que la propuesta no saliera adelante en el pleno después de que la medida de paradas intermedias propuesta por su partido, que “tuvo eco en todo el Estado español”, se aprobara de forma unánime.

Falta de aseos La inseguridad no es el único motivo por el que las conductoras demandan la mejora de sus condiciones. La falta de aseos, especialmente durante los servicios de noche conocidos como gautxori, es otro de sus problemas. “Llevamos demandando lo de los baños mucho tiempo, en muchas líneas y muchas zonas”, indica Mentxu Mateos, quien revela que las mujeres que trabajan en los gautxori “no tienen dónde hacer sus necesidades, igual que los hombres, que terminan orinando en la vía pública”. En ese sentido, afirma que “las mujeres tenemos otras necesidades más allá de orinar, pero lo que reclamamos para nuestro colectivo es para todos nuestros compañeros”.

Mateos menciona situaciones concretas como la de la línea 77 que sube al Peñascal, donde hay un baño público que a partir de las 22.00 horas cierra. “Nosotras no dejamos de trabajar a esa hora”, expone. O también revela que las mujeres que trabajan en los gautxoris suelen “llamar a otro compañero para que las acompañe a los baños de Renfe, en Hurtado Amézaga, porque no es seguro”.

En relación a ello, Zubizarreta expone que “es una carencia que no se puede permitir”. “No nos parece lógico que en las cabeceras no haya baños; en otras ciudades del Estado, como en Madrid, los trabajadores de los autobuses urbanos cuentan con baños o tienen facilidades para acceder a baños públicos”. Tratándose de un problema que afecta a todo el colectivo de conductores, Mateos afirma que cuentan con el apoyo de compañeras de otras concesiones, “porque están en la misma situación”.