BILBAO - La torre más alta de Euskadi será construida en Garellano por una de las ocho empresas que han presentado su oferta a Bilbao Ría 2000, una vez concluido ayer el plazo de presentación. Sin embargo, no será hasta mañana cuando se desvelen sus identidades, tal y como informó a DEIA Ángel Nieva, director de la sociedad. El edificio de 36 plantas con capacidad para albergar 198 viviendas tendrá vistas a la futura plaza de la nueva Termibus, ahora en construcción, y se elevará 119 metros hacia el cielo. La oferta que resulte adjudicataria del proyecto deberá decidir si continúa con la propuesta del arquitecto británico ganador del premio Pritzker, Richard Rogers, el equivalente al Nobel de arquitectura, o si por el contrario presenta un nuevo diseño arquitectónico.

La cuenta atrás comienza mañana cuando se abran las ofertas con sus respectivos importes económicos para acometer el proyecto. Será la quinta y última torre del complejo residencial de Garellano, cuya construcción está condicionada a la terminación de las obras de la futura intermodal, ya que el espacio donde se levantará el rascacielos es ahora la estación provisional. La decisión final sobre la empresa adjudicataria se adoptará en la próxima reunión que mantendrá Bilbao Ría 2000 la última semana de junio.

El edificio dedicará las tres primeras plantas a un uso comercial y el resto será destinado a viviendas de precio libre. Tendrá, en este sentido, seis pisos más que la cuarta torre.

Edificio Singular En cuanto a las características del edificio está previsto que el rascacielos sea una construcción singular diferente a las otras cuatro torres de Garellano. De hecho, el pasado abril, el presidente de Bilbao Ría 2000 y alcalde, Juan Mari Aburto, presentó el impactante edificio junto a Simon Smithson, socio responsable del proyecto de Rogers, Stirk, Harbour + Partners, gabinete de arquitectura que ganó hace diez años la redacción del máster plan de Garellano. El rascacielos ha sido diseñado con la pretensión de que sea un nexo de unión urbanístico, una especie de rótula sobre la que pivotará la nueva plaza que se va a generar con la estación de autobuses soterrada y el nuevo barrio de Garellano que culminará la propia torre.

El bloque se caracteriza por contar con cuatro fachadas, cada una de un tamaño diferente y adaptada a la dirección en que está orientada. “En todas ellas, los balcones y miradores son elementos importantes, dando variación a las fachadas para que cada propietario identifique su vivienda”, destacó Smithson el día en que presentó su proyecto. En cuanto al frente que mirará a la futura plaza de Termibus, se desarrolla escalonado, siendo el más ancho y “noble de todos”, indicó Smithson. Justo a su espalda, el edificio ha sido diseñado en un paño único con balcones que miran al monte Kobetas, mientras que los otros dos lados del edificio son los más estrechos. El que menos metros tiene se observará desde la calle Gurtubay. “Para mí será la vista más espectacular del edificio”, reconoció el diseñador inglés.

En todo caso este es un estudio básico que el promotor que gane el concurso deberá cerrar con el estudio británico de arquitectura. El director gerente de Bilbao Ría 2000 indicó que las bases de la licitación contemplan “el interés de la sociedad y del Ayuntamiento de que el edificio se construya siguiendo este proyecto”, pero admitió que “la decisión última la tiene que adoptar el promotor”. Las bases contemplan en este segundo supuesto, según explicó Nieva, que los promotores deberían pagar una indemnización de 185.000 euros al estudio de arquitectura británico. Sin embargo, el director de la sociedad pública no cree que se dé este escenario, aunque existe libertad de decisión por parte de la empresa que resulte adjudicataria.

Sin embargo, Nieva argumenta que “todas las partes hemos trabajado muy bien el proyecto para que se puedan vender viviendas de todo tipo. Un proyecto que, además, va a permitir ahorrar tiempo de gestiones al promotor, lo que lo hace muy atractivo”, aseguró el director.

Una vez que el proyecto sea adjudicado, el promotor ganador podrá iniciar los trámites para que cuando esté concluida la operación de Termibus -prevista entre marzo y mayo de 2019- puedan comenzar los trabajos del último edificio que cerrará la operación urbanística y de regeneración urbana en el entorno de Basurto.