Las puertas de la ría
La mayor actividad en el cauce de Bilbao aumenta a 61 el número de accesos desde las orillasEn los últimos años se han creado nueve pantalanes y varias escaleras al agua
Bilbao - La ría de Bilbao se apresta a protagonizar uno de los eventos urbanos que más va a influir en su historia. La próxima apertura del canal de Deusto antes de concluir este año marcará un antes y un después en su navegabilidad, al poder contar con un nuevo recorrido las embarcaciones; en su capacidad hidráulica, ya que se incrementará la cantidad de agua que pueda albergar en caso de avenidas, y en su potencial de asueto, al aumentar los metros de ribera peatonal.
Este será un año clave para un cauce que ya cumple una década de impulso con múltiples iniciativas en las márgenes y su lámina de agua que ha implicado un importante aumento de puntos de accesos para los usuarios.
Según el recorrido efectuado por este periódico, en la actualidad existen un total de 61 puertas o entradas a la superficie de la ría distribuidas en 44 escaleras de diferentes anchos y posición; nueve pantalanes, todos ellos de nueva factura, y ocho rampas fijas de distintas inclinaciones.
La gran mayoría de estos accesos son restos históricos de cuando la actividad portuaria y marinera marcaba la vida de la capital vizcaina. Sobre todo son escaleras de varios tamaños y largura que se pueden ver pegadas a los muelles en todo su esplendor cuando la bajamar es protagonista. El paso de las décadas ha provocado que el desgaste de los peldaños de piedra por su anterior uso y la corrosión del agua marina sea perceptible a simple vista. Todas ellas con ese color entre verde y parduzco con brillos resbaladizos que avisan que su utilización implica un riesgo evidente de caer al agua. Afortunadamente, son pocos sus usuarios. Exceptuando en Aste Nagusia, cuando el alcohol y el exceso elimina el miedo de los más osados, pocas son las asistencias que tienen que realizar los bomberos en sus rescates en la ría.
Y eso que la gran mayoría de estas entradas al cauce no cuentan con ningún cierre o valla desde la orilla. Son pocas las que están cerradas, quizás las nuevas que se han construido como la que se creó con el museo Guggenheim, justo debajo del puente de La Salve, y que curiosamente está en sentido perpendicular a la lámina de agua.
Destacan así mismo las cuatro escaleras que se construyeron para permitir subir a bordo de los botes que antaño marcaban la movilidad de las personas entre las márgenes de la ría, cuando los puentes, aguas abajo del de Deusto, brillaban por su ausencia. Sus cubiertas para guarecerse de la lluvia les aporta una personalidad especial.
Herencia también de la historia marinera son las ocho rampas que salpican principalmente la margen derecha de la ría en aquellas zonas donde más actividad de carga y descarga existía de pequeñas embarcaciones. La Ribera de Deusto, a lo largo de la todavía península de Zorro-tzaurre, presenta hasta cinco de esos accesos diferentes.
Estos planos inclinados fueron los predecesores de los modernos pantalanes, las plataformas móviles en vertical que se adaptan a la diferencia de altura de la ría marcada por el influjo mareal de la luna.
Son los que han surgido a diestra y siniestra en los últimos años con el auge de la actividad marítima del ocio. El habilitado frente al Ayuntamiento, los ubicados en los muelles del Museo Marítimo, el de los bomberos creado bajo el puente de Deusto, el último municipal instalado a orillas de la iglesia de San Antón... Son las nuevas entradas al cauce todas estas, sí, con cierre para evitar intrusos indeseables.
Nueva hornada Y esta nueva hornada de accesos aumentará en los próximos años con el proyecto de urbanización de Zorrotzaurre y el canal de Deusto. El más inmediato se estrenará este mismo mes de junio con la entrada en servicio del pantalán que se está adecentando para el nuevo pabellón de remo que ha construido el Ayuntamiento de Bilbao. Los arraunlaris del Club de Deusto serán los principales beneficiarios de una instalación que, curiosamente, será única en todo este frente derecho del canal. Según el proyecto de urbanización desde Elorrieta hasta el puente Frank Gehry, casi dos kilómetros y medio de ribera, que la Junta de Concertación de Zorrotzaurre ha sacado a concurso, no se prevé construir ningún acceso a este nuevo brazo de la ría. Sí están previstos pantalanes y accesos a la lámina de agua en la orilla de enfrente, según el proyecto aprobado, aunque todavía se tardará varios años en poder utilizarlos ya que se prevén en la segunda fase de urbanización de la inminente isla.
¡Ah! Y no hay que olvidar otro proyecto futuro para revitalizar el entorno ribereño. Está en estudio la creación de un restaurante con carácter de mirador en el paseo de Uribitarte, cerca del Museo Guggenheim, y frente al campo de Volantín.
Demarcación de Costas, el ente dependiente del Ministerio de Medio Ambiente que valida cualquier actuación en las márgenes de la ría, analiza un edificio de 230 metros cuadrados repartidos en dos alturas que se complementaría con la habilitación de una terraza y la creación de un nuevo pantalán para amarrar barcos de recreo. El acceso al cauce desde el muelle sin duda sería un elemento de tracción para potenciales clientes de pequeñas embarcaciones, sobre todo en la apetecible época veraniega.