Bilbao - Según pasan los meses, la futura isla de Zorrotzaurre tiene su horizonte cada vez más despejado. Y de forma literal. El proceso de demolición de pabellones y edificios industriales abandonados tuvo el pasado año una actividad frenética lo que ha supuesto que, a fecha de hoy, dos terceras partes de los derribos previstos ya estén ejecutados.
Los restantes inmuebles serán pasto de la piqueta en los próximos meses. Es más, según han indicado fuentes de la Junta de Compensación de Zorrotzaurre, esperan finalizar todo el proceso el próximo verano con el derribo de los pabellones de Cadenas Vicinay, “el mayor contrato para esta labor que vamos a gestionar”.
Este organismo compuesto por los propietarios públicos y privados con más terrenos en Zorrotzaurre es el responsable de los derribos, limpieza de terrenos y su posterior urbanización en la Unidad de Ejecución número 1 (UE-1).
Esta unidad, que supone la primera fase de urbanización de todo el conjunto de Zorrotzaurre, recoge entre sus límites los terrenos ubicados en las dos puntas de la futura isla y la margen derecha del canal, justo por debajo de San Ignacio y Deusto.
En esta última área, tan solo hubo que acometer el derribo de parte de un edificio que albergó la agencia marítima de consignaciones Agemasa la cual se trasladó a los muelles del Abra Exterior hace unos años. La otra parte se encuentra en estos momentos en obras para albergar la sede del club de remo de Deusto.
Por lo que se refiere a la punta sur, la más alejada del centro de Bilbao, las actuaciones se han ido encadenando durante el pasado año de forma que prácticamente en los solares solo se ven los edificios industriales con pedigrí que se ha previsto salvar en el Plan Especial de Zorrotzaurre. En este perímetro se han abatido más de 15 pabellones de diferentes dimensiones. Donde ha sido más visible la desaparición de estructuras obsoletas es en la otra punta de la todavía península, la más cercana al puente Frank Gehry.
Durante los últimos meses, las excavadoras y las piquetas han ido reduciendo a polvo varios pabellones industriales e incluso dos edificio de viviendas que ya no alojaban personas y que por su estado no tenían futuro en la nueva urbanización. Las parcelas vacías son cada vez más en esta zona donde se levantan la mayoría de los bloques residenciales de los vecinos de Ribera de Deusto. Desde febrero de 2016 al presente mes los inmuebles derribados han superado la veintena en este entorno.
Según fuentes de la Junta de Concertación, tan solo restan tres contratos por adjudicar en las inmediaciones. Se trata de los que supondrán la destrucción de los pabellones que albergaron la empresa de Carrocerías Mulei y Fundiciones Garate, además de la joya de la corona, el derribo de los naves que albergaron hasta finales del pasado año la producción de Cadenas Vicinay. Tras salir definitivamente de las instalaciones el pasado mes, la empresa líder mundial en el sector marítimo ha dejado ya en manos de la Junta de Concertación un espacio de 38.000 metros cuadrados para su próxima regeneración.
“Es la mayor superficie que vamos a demoler y será la que cerrará este proceso”, han indicado fuentes de la entidad urbanizadora. En estos momentos se trabaja en el pliego de condiciones para llevar a cabo el derribo de los pabellones más grandes que se han construido nunca en Zorrotzaurre. La previsión es que las máquinas entren en el gran solar durante el mes de abril para dejarlo limpio antes de concluir el verano.
Pabellones de gran altura La elevada altura de los pabellones donde se fabricaban las grandes cadenas que producía Vicinay obligará a utilizar en el proceso de derribo máquinas con plumas muy altas. Antes de este proceso, el más espectacular visualmente, se habrán examinado todos los bloques para comprobar que carecen de amianto y, si existe, proceder a su retirada controlada para que no cause problemas medioambientales, ni de salud
En este caso, y tal como ha ocurrido con las demoliciones precedentes, el material que genere el proceso de derribo no se llevará a vertedero, excepto aquel que pueda ser reutilizado.
Todo los excedentes de ladrillos y hormigón serán compactados y acumulados en parte de las mismas parcelas en montículos aplanados. Unos depósitos de áridos que serán utilizados cuando comience el proceso de urbanización de calles, plazas y parques para elevar toda la superficie de la isla un metro y medio de altura como mínimo.
Esta elevación de la cota permitirá garantizar la seguridad de los nuevos edificios que se construyan de cara a posibles desbordamientos futuros de la ría que próximamente abrazará la isla.
La desaparición de los bloques obsoletos de esta primera fase culminará después de que empezara hace diez años cuando la construcción del hospital del IMQ y el despeje del terreno para la apertura del canal obligó a derribar las primeras naves industriales.
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