El desagradable hallazgo fue totalmente fortuito. En cumplimiento con sus obligaciones como propietaria de una mascota, Maite Villanueva siempre recoge las heces de su perro a través de un plástico. Una operación más que automatizada. Sin embargo, el pasado mes de noviembre, al retirar los excrementos de Brown, percibió un objeto inusualmente duro al tacto. Al llegar a casa, decidió analizar la deposición. Para su sorpresa, encontró cinco anzuelos que su can había ingerido en el Parque Europa de Txurdinaga y que, por suerte, expulsó sin que le causaran ningún daño. Ella es de las pocas que ha denunciado su caso a la Policía Municipal. No obstante, vecinos de Santutxu, preocupados por esta situación, han decidido formar un movimiento para evidenciar que éste no es un incidente aislado. Este colectivo, que se denomina a sí mismo Patrulla Canina Bilbao, afirma que desde hace un mes y varias veces por semana alguien está depositando comida con cuchillas en la Plaza de Haro, en el barrio de Santutxu. “Nos avisó un vecino de la zona”, expone Juan Carlos Acebo, portavoz del movimiento que está en vías de convertirse en asociación. “Estamos trabajando en los estatutos, nuestro objetivo es poder organizar una mesa de diálogo para estudiar la situación y poder cambiar la normativa municipal”, afirma el dueño de Bobby, un pequeño yorkshire terrier cuya compañía tiene el mérito de ser un paliativo para las dolencias de su pareja. El problema es que sin denuncias tienen pocas opciones de ejercer presión.

¿Pero quién puede actuar con tan mala intención? “Esa es la pregunta del millón”, asegura Maite Villanueva, quien tras hallar los anzuelos acudió a su veterinario para comprobar que Brown estaba en perfecto estado. Posteriormente, decidió denunciar. “En la comisaría trataron de disuadirme, diciendo que no iba a servir de nada, pero yo insistí”, asegura esta vecina, quien afirma que su perro ingirió la comida dañada en una zona del Parque Europa, muy cerca de la zona recreativa infantil. “Ya no he vuelto a ir a ese parque, no sé ni a dónde llevar al perro por el miedo que tengo. Es de los que se come todo lo que encuentra en el suelo”, afirma. Ante esta situación, los dueños de los perros afirman que para aquellos que delinquen -este tipo de acciones están recogidas en el Código Penal- no hay “ninguna consecuencia”. En palabras de Acebo, “tampoco hay un protocolo de actuación. Si pillan a alguien colocando la comida, es posible que no le pase nada”. Muy al contrario, Villanueva afirma que los agentes solo muestran predisposición “para multar a aquellos que llevan el perro suelto”. Pero estos vecinos creen que problema va más allá. “No se reduce a que les pueda pasar algo a los perros, sino que esos alimentos también están al alcance de los niños pequeños”. Según afirman, las formas para dañar a sus mascotas pueden ser variadas. “También se coloca azufre de manera injustificada en las fachadas de los comercios, para evitar que los perros orinen, es muy tóxico”, denuncia Juan Carlos. Por otra parte, Maite Villanueva afirma que le constan casos contaminaciones por un veneno que se esparce en la hierba, que tras impregnarse en las patas de los perros terminan dañándoles. Todos ellos son casos de maltrato animal.