Bilbao - Tenía 5 años cuando sus progenitores llegaron a Bilbao y abrieron el primer bazar chino de la ciudad, el primero de aquellos ya casi legendarios Todo a cien, allá a orillas de Zabalburu. De ahí pasaron al negocio de la exportación y la importación, no sin antes trabajar de sol a sol. Hoy su futuro se encamina hacia la hostelería sin perder de vista ejemplo, pero Matcha es un local, a cuatro metros de la plaza Euskadi, que toca la tecla del progreso. Más adelante verán por qué.
¿Todavía es merecida la fama del trabajo extenuante de su comunidad?
-Las cosas ya no son como en la época de mis padres, es cierto. Pero jamás pasará de moda la idea de trabajar como un chino. Es un valor.
El ejemplo que vio en casa cansa solo con imaginarlo...
-La idea es que hay que trabajar duro para ganar dinero, pero también hay que saber gastarlo, me dicen, Cualquiera puede imaginarse aquella vida que tuvieron, pero otra cosa es vivirla. Mi madre suele decir que yo nací en pan y no le falta algo de razón.
Son otros tiempos. Usted se ha formado en la Universidad en Administración y Dirección de Empresas, por ejemplo.
-Claro. Pero mi mentalidad es mixta. El estudio es bueno, no lo dudo, pero se valora más la experiencia, es lo que diferencia a dos personas.
¿Arriesga al instalarse por su cuenta?
-Me gusta la filosofía de que conseguir las cosas cuesta. Y aunque pueda tener de todo, prefiero no depender de nadie. No quiero ser una de esas segundas generaciones que se dedican a dilapidar lo que logró la primera.
¡Y apostó por el té!
-Hay que adaptarte a tu tiempo. Conocí una familia en Madrid, bien posicionada con la representación de Kodak, y no supo intuir lo que venía, la era digital y los smartphones. Lo perdió todo. Estudié muchas posibilidades antes de decidirme por esta. Un día, sentado con los amigos, lo vi claro y me dije: ¡A por ello!
Y el té matcha...
-No te da alas en dos días, pero es innegable que tiene propiedades saludables, al ser antioxidante y bueno para el colesterol, acordes al chip que hoy impera, a una vida donde la gente se cuida más.
Disculpe, pero.... ¿Qué son esas ‘perlas’ que tiene el té que ha preparado?
-Es una bebida que viene de Taiwán, el té matcha aromatizado con las bubbles, que aquí se llaman pelotas, esferificaciones o de muy diversas maneras. Se preparan de una en una y personalizan los sabores al gusto del consumidor, multiplicando por mil las variantes.
Me da un ‘no sé qué’ probarlo...
-No tenga miedo. Explotan en la boca y dan fuerza al té. Atrévase con el de maracuyá, por ejemplo, que es muy divertido. O de galleta Oreo.
¡Qué me dice!
-Está triunfando en muchos sitios: en Estados Unidos, en Europa... Aquí, en la cornisa norte, no había entrado y vi que era una posibilidad. Yo creo que puede funcionar. Y si no es así, volveré a arriesgarme.