Bilbao - El ocio es la actividad que más quejas por ruido genera en los bilbainos. En la ciudad se han identificado diez zonas de fiesta nocturna en las que el Ayuntamiento va a aplicar su estrategia sonora una vez se realicen las mediciones que determinen si todas ellas son zonas saturadas o no. Rodríguez Arias, Ledesma, Jardines Albia, Alameda Rekalde, Iturribide, Plaza Nueva, Barrenkale Barrena, Uribitarte, Mazarredo y Licenciado Poza se encuentran en el foco de mira, aunque el Área no quiere dar por definitivo los puntos críticos del mapa. Además de medidas legales, se utilizará la mediación y se va a apoyar en instrumentos tecnológicos que conciencien a la ciudadanía como semáforos o avisadores acústicos. “Antes de que acabe el año presentaremos la estrategia sonora a aplicar”, confirma la concejala de Medio Ambiente, Inés Ibáñez de Maeztu.

Seguramente es uno de los problemas que más guerra está dando en la ciudad en los últimos tiempos. Los vecinos de las zonas donde se encuentran locales de ocio reivindican el derecho al descanso, y al mismo tiempo se apela a la necesidad de que la ciudad ofrezca diversión no solo para el residente sino también para el turista, el congresista o el visitante esporádico. La conciliación entre ambos escenarios pasa por la búsqueda de medidas ingeniosas. “Bilbao es un lugar de oportunidades y queremos el ocio también lo sea, sin que suponga un problema para los vecinos”, asegura la edil.

Aunque en realidad el ruido que más insatisfacción genera entre los bilbainos es el del tráfico, esta contaminación acústica está asumida, mientras que el que tiene su origen en el ocio es el que más quejas suscita.

Una vez identificados los dos focos más importantes generadores de exceso de decibelios, el Ayuntamiento de Bilbao, a través del Área de Medio Ambiente, está haciendo las mediciones necesarias en los diez entornos más cacofónicos. Para conocer las zonas afectadas por el ocio nocturno se ha recurrido al estudio realizado por el Área de Juventud, las denuncias y quejas registradas y el mapa de licencias de actividad de grupo 3 que constituyen -a priori- un mapa fiable.

A partir de ahí, y teniendo en cuenta que el ruido exterior máximo permitido es de 65 decibelios durante el día y 55 por la noche, se están efectuando las mediciones con los sonómetros adecuados. “Queremos saber cuáles son ZAS (Zonas Acústicamente Saturadas) para en esos casos arbitrar medidas legales que tendrán que recogerse dentro de la ordenanza, con lo que habrá que hacer una modificación del reglamento municipal”, señala la concejala. Valencia y Santander tienen ya recogida en su legislación local esta medida y según la concejala todas las ciudades europeas están obligadas a tener estas herramientas como consecuencia de las directrices comunitarias. El Casco Viejo es una de las zonas donde ya se está testando el ruido. “Llevamos midiendo varios meses en las zonas Iturribide y Plaza Nueva y Barrenkale Barrena. Además, tras los conflictos originados también se han medido los decibelios en Rodríguez Arias y Alameda Rekalde, arteria esta última donde se ha procedido a tranquilizar el tráfico.

Medidas En otros puntos como Jardines de Albia o Uribitarte, se apuesta por aplicar medidas disuasorias más enfocadas a la mediación, según indica la concejala “pero no es el único soporte con que contamos en el área”, indica.

Medio Ambiente está trabajando en colaboración con la empresa Tecnalia en medidas de concienciación que se apoyen en fórmulas tecnológicas para alertar cuando los decibelios son excesivos. Se trata de instalar semáforos, como ya se ha ensayado en algunos colegios, de manera que cuando el sonido supera los ratios permitidos, la luz se pone en rojo y sirve para alertar a las personas que se encuentran en ese entorno de que hay demasiado ruido.

Otra de las medidas tecnológicas con las que se trabaja son las señales acústicas. En este caso se trata de que cuando el sonido ambiente sea excesivo y supera los decibelios, permitidos haya un dispositivo que emita una señal alertando de ello.

La concejala cree que la educación es algo en lo que hay que insistir, pero duda sobre si el efecto de esos dispositivos será momentáneo o si una vez se hace la llamada de atención pasados unos minutos la gente vuelve a subir el tono. En Ledesma “estamos pensando hacer una campaña de concienciación pero sopesamos los resultados”.

Por otro lado, dentro del proceso de participación ciudadana, entre las medidas propuestas se encuentra la rebaja del IBI en las zonas ambientalmente saturadas, “pero nuestra filosofía es rebajar la intensidad del sonido, porque rebajar el IBI no soluciona a la víctima”.