Puerto franco. Considera el Arenal como el santo y seña del Casco Viejo pero subraya que no, que no es ese su rincón favorito de Bilbao que, como no pudiera ser de otra manera, debiera esta rodeado por las Siete Calles. Jon Aldeiturriaga asume que siente cómo le boxea la sangre dentro del pecho cuando contempla la vida entre los soportales de la Plaza Nueva, un rincón multiusos -como las navajas más sofisticadas...- en su día a día. Fue una guardería entrañable y segura para sus hijas cuando lo necesitó y es despacho de trabajo asiduo. Allí almuerza en numerosas ocasiones y esas cuatro paredes han conocido alguna que otra noche de diversión de Jon. ¿Cómo no iba a escogerlo? Lo contrario hubiese sido alta traición. Foto: Pablo Viñas