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Las mujeres abandonan mucho antes las relaciones en las que hay violencia de género

El Ayuntamiento de Bilbao atendió el año pasado a 436 víctimas, 227 de ellas por primera vez, en sus servicios sociales

Las mujeres abandonan mucho antes las relaciones en las que hay violencia de géneroPablo Viñas

Bilbao - Un pequeño haz de luz alumbra el camino a seguir en la lucha para erradicar la violencia de género con la certeza de que ese esfuerzo no cae en saco roto. La tolerancia respecto a lo intolerable se ha reducido. Así lo ejemplifica el hecho de que las mujeres permanezcan menos tiempo en relaciones en las que son víctimas de vejaciones físicas y psicológicas por parte de sus parejas. Si hasta hace poco la media de duración de una relación en la que se daba una situación de este tipo se situaba en diez años, ahora pasan seis o siete años hasta que se denuncia. Lo confirman desde el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao, que el pasado año atendió a 426 mujeres que habían sido víctimas de violencia de género. Entre ellas, 227 acudieron por primera vez en 2016.

Aunque la conciencia respecto al problema esté calando, la batalla para que esa cifra llegue a cero será larga. De hecho, en 2015 los números fueron ligeramente inferiores, con 430 mujeres atendidas, de las que 214 acudieron por primera vez. Y no solo eso. Itziar Urtasun, concejala de Igualdad, Cooperación, Convivencia y Fiestas, asegura que estos datos no reflejan todas las víctimas de las violencia de género que habitan en Bilbao, sino las que han acudido al servicio público específico. “Somos el único Consistorio que tiene tres trabajadoras sociales para atender a mujeres con cualquier tipo de problema”, concretó la edil, quien expuso que las víctimas llegan desde diferentes vías, ya sea por denuncias interpuestas ante la Ertzaintza o la Policía Municipal, o incluso antes de dar ese paso. “La denuncia nunca es un requisito para ofrecer los servicios”, asegura Irati Fernández, técnica de Igualdad.

“El protocolo funciona muy bien”, asegura la edil sobre un servicio que está en contacto permanente con el Servicio Municipal de Urgencia Social, donde en 2016 fueron atendidas 175 mujeres con las que el Área que dirige Urtasun contactó en menos de cuatro días. “Dependiendo de los casos el seguimiento es bastante largo. Entre las 436 mujeres atendidas el ejercicio pasado, algunos casos están iniciados en años anteriores. También hay mujeres que están en pisos de acogida, donde hay educadoras sociales que les ayudan a rehacer su vida, en autonomía personal y económica”, explica la concejala. “Hay procesos largos. También va calando la conciencia social y las mujeres pueden encontrar otra alternativa, yendo por vía judicial o tramitando un divorcio”, añade Fernández.

Según explican, la situación de las mujeres que acuden al servicio puede ser muy diferente. “Hay muchas circunstancias, no solo económicas, sino sociales, que te obligan o no a denunciar. Pero nos ha ocurrido que han venido mujeres que no han querido volver a sus casa tras dar el paso”, explica Urtasun. El año pasado fueron acogidas 27 mujeres, catorce de ellas por primera vez. En ese sentido, la concejala expone que los casos más graves se dan en el ámbito privado, no tanto en la calle o en público. “En las campañas de sensibilización se incide mucho en que en que se denuncien las agresiones que se dan en la calle, por ello la ciudadanía tiene más conciencia para intervenir cuando presencia un caso”, indica Urtasun. Mientras tanto, “en el ámbito privado es más difícil de erradicar, ¿cómo actuar ante una realidad que se desconocer?”.

¿Y qué hay del perfil de las víctimas de violencia de género? “Parece un tópico, pero no lo hay”, asevera con rotundidad Irati Fernández, quien concreta que “el denominador común es que todas son mujeres y que se han equivocado a la hora de construir la relación de pareja”. Así, expone pueden ser “desde las clases sociales más bajas hasta las más altas, de cualquier edad, no tiene nada que ver con el tema cultural ni con el origen”. De hecho, indica que “se han atendido personas con estudios universitarios y personas que no tienen un techo donde estar”. En ese sentido, agrega que “no hay que entender los servicios sociales como algo relacionado con la exclusión”.

Por edad La única categorización en cuanto al perfil que realiza el servicio de Igualdad es respecto a la edad. De esa forma, determinan que la franja en la que más casos de violencia de género se dan, siempre en base a las mujeres que han atendido, es entre los 36 y 45. El año pasado 75 mujeres, tres más que en 2015, acudieron al servicio. “Es significativo que la media de edad desde que se identifica una situación de violencia hasta que se denuncia haya bajado”, destaca Fernández. Asimismo, explica que la siguiente franja en la que más mujeres acuden es de 26 a 35 años; el año pasado fueron 57 frente a las 58 del año anterior. “Suelen ser relaciones que no son muy largas, puede haber algunas que lleven doce años tras haber empezado de adolescentes, pero la mayoría son de dos o tres años”.

En la franja entre 46 y 55 hubo 38 casos el año pasado, de entre 56 y 65 fueron 16 y de más de 65 años, 10. “En el caso de las personas de edad avanzada, muchas no lo cuentan o se queda en el ámbito familiar. Es muy difícil buscar una solución para una mujer de 80 años”, afirma, a la vez que expone su voluntad de que “los programas estén formados por mujeres mayores y más jóvenes”.

Según asegura la técnica de Igualdad, “cuanto más jóvenes son antes se da el paso de romper la relación y buscar ayuda”. En la franja de 18 a 25 años se atendieron treinta casos el año pasado, uno más que en 2015. Y también destaca una menor de edad que acudió a los servicios sociales municipales. En ese sentido, expone que, a pesar de la alarma social creada a raíz de casos entre adolescentes que reproducen los roles de género, “son el reflejo de la sociedad, no se inventan ni el modelo de feminidad ni de masculinidad”. De esa forma, considera que “reproducen lo que ven; lo que tendría que alarmarnos es que sigamos así”. Por contra, Irati Fernández aboga por visibilizar a esos adolescentes que “están sensibilizados y quieren cambiar la historia”.

En ese sentido, Itziar Urtasun valora muy positivamente los grupos estratégicos que desde 2011 trabajan en centros escolares. “Son jóvenes de bachillerato que ellos mismos trabajan el tema de la igualdad. Comenzaron en Botika Zaharra y Unamuno, con un proyecto piloto y los grupos siguen. Es un éxito, porque además el alumnado se releva muy rápido”, afirmó sobre estos grupos que actualmente son ocho y han llegado a 3.500 alumnos en su labor para erradicar la lacra de la violencia de género.