Bilbao - Cuando era niño, Aitor Elizegi se quedaba obnubilado mirando a través de los escaparates de comercios en los que productos como polvorones, chocolates o panes se exhibían con una exquisita elegancia para captar la atención de los clientes. Con Aitor lo conseguían. Aquellas tiendas despertaban el interés de un pequeño con inquietudes que terminó siendo cocinero, pero que confiesa sin ningún complejo que su verdadera pasión está relacionada con el mundo del comercio. Con ilusión, a Elizegi le tocará, a partir de ahora, capitanear sus negocios hosteleros en la villa con el papel de presidente de Bilbao Dendak, asociación formada por más de 2.000 comercios. “No va a ser fácil, pero tengo todas las ganas del mundo”, matiza el nuevo presidente de Bilbao Dendak, que se declara acérrimo defensor del comercio local y que en menos de un mes abrirá una panadería en Bilbao con esencia. “Espero que guste”.
Cocinero, hostelero, también comerciante y ahora presidente de Bilbao Dendak. ¿Ya tiene tiempo para dormir?
-Yo duermo como el resto de la gente, del orden de seis horas. Intento estar en casa temprano porque tengo a tres personas a mi lado que realmente son las que me permiten que pueda dedicarme a todas estas cosas. De todos modos, yo tengo un gran alma de tendero.
Ah, ¿sí?
-Sí. Soy hijo de comerciante. Mi ama fue panadera y aunque es cierto que donde me siento cómodo es entre fogones, son muchos los que ya conocen que detrás del mostrador, tratando con la gente, también me siento en mi salsa. La cocina ha marcado mi carrera, sí, pero creo que me ha marcado más ser empresario y autónomo que lo otro.
A partir de ahora va a tener la oportunidad de conocer y de tratar con muchos profesionales del sector de la villa.
-Estoy encantado. Es una gran oportunidad porque voy a tener acceso a 7.000 comerciantes, a muchos a los que admiro y a otros que, aunque no conozco, voy a darles la oportunidad de que me cuenten. Quiero saber. Llego con ganas de escucharles, de saber cómo lo llevan, cómo han conseguido sortear esta terrible crisis, qué hacen, qué dificultades tienen... No me voy a quedar tranquilo si no conozco cómo respira el sector.
Parece que la crisis está pasando.
-Llego a la asociación en el mejor momento. Y, además, tengo todo lo que ha dejado ordenado Ercoreca, que es mucho. Ahora es seguir evolucionando.
¿Le ha dado algún consejo?
-¿Consejos? No. Me ha dicho que está ahí para lo que necesite. Y eso ofrece mucha tranquilidad.
¿Va a cocinar algún plan?
-Quiero hacer las cosas sin prisa pero sin pausa. Llevo semanas recuperando proyectos, planes que se han elaborado en Bilbao y en los que considero que hay elementos que se pueden rescatar para aplicarlos en los próximos años.
Lo cierto es que el comercio ha evolucionado y mucho. La fusión, los locales diferentes...
-La transversalidad es una de las herramientas, una de las patas de futuro del comercio. La capacidad que tiene un local de abrir y ampliar el abanico, de generar más ilusiones.
¿Hay que apostar por la especialización?
-Por supuesto, es fundamental y una de las armas que tiene el pequeño comerciante para continuar.
Pero no es suficiente.
-No. También tiene que ser capaz de generar un espacio de confort, y generar experiencias al cliente, con música, con la moda, con el arte... Hay que entender al comercio como una profesión y hay que ir mejorando.
En los últimos años la hostelería ha quitado espacio al comercio.
-Sí, eso en algunas zonas de la villa es evidente, y no es bueno. Es fundamental buscar espacios de equilibrio, es esa la diversidad que nos gusta.
¿Una ciudad turística como Bilbao puede permitirse cerrar en los festivos de Semana Santa? ¿Cómo lo va a abordar?
-Hay que abordarlo con el sector. No voy a tomar ninguna decisión sin escucharles, para mí es clave. Creo que Bilbao y la gente que trabaja en el comercio y en la hostelería tiene la capacidad de adaptarse a los tiempos, sin copiar a nadie. No se trata de imitar a otras ciudades sino de buscar qué conviene a la ciudad. Tenemos una obligación de recibir a miles de turistas y eso es una oportunidad de oro para todos.
Entonces, ¿habría que abrir en festivos?
-Me gustaría hacer una reflexión profunda sobre los festivos en Bilbao. Saber qué supone un día de fiesta, si queremos y debemos abrir esos días o no. Eso hay que tratarlo de manera seria, pausada...
No se trata de abrir los 365 días.
-Ni mucho menos. Hay mucha gente que está valorando, analizando qué hay que hacer con esos temas controvertidos. Va a ser el futuro el que va a marcar los festivos de la villa, al igual que el futuro va a enseñar cómo encaminar la noche.
La ilusión es primordial, ¿no?
-Por supuesto, sin ilusión y sin soñar no se consigue nada. Pero hay que trabajar para que los sueños se hagan realidad.
¿Como la panadería?
-Como la panadería. Lleva en mi mente mucho tiempo.