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“El Puente Bizkaia no es nada agradecido para el fotógrafo”

“Seis o siete fotos por puente, originales, artísticas, libertad... todo un reto”, resume Pedro Zarrabeitia, autor de las imágenes del libro ‘Los Puentes de la Ría de Bilbao’

“El Puente Bizkaia no es nada agradecido para el fotógrafo”

Bilbao - Tras recibir la propuesta de Sua Edizioak, Pedro Zarrabeitia se puso manos a la obra. “Saludé a los puentes desconocidos y empecé a pensar cómo diablos iba a sacar fotos artísticas a algunos que me parecían feos. Me tocó andar y mirarlos bien de un lado y de otro, con sol y lluvia, de día y de noche... Poco a poco les fui cogiendo cariño”, explica el autor de las imágenes del libro Los puentes de la Ría de Bilbao, que se podrá adquirir el próximo domingo con DEIA.

Algunos puentes ‘posan’ a menudo, pero otros apenas son fotografiados. ¿Ha hecho ‘justicia’?

-Entrar han entrado todos, algunos que no sabía ni dónde estaban, y a todos los he tratado con la misma ilusión, sean pasarelas o puentes, masculinos o femeninos. ¿Sabía que antes algunos puentes eran femeninos, como la puente de San Antón?

¿Cuántas fotografías realizó en total y cuántas han sido publicadas?

-Realicé 2.000 fotografías, seleccioné 300 para entregar a la editorial y 100 de ellas han pasado al libro.

¿Qué primó a la hora de realizar la selección: la belleza, la emoción...?

-Siempre intento transmitir cierta emoción. La calidad técnica y la belleza se incluyen por defecto.

Algunas de sus imágenes parecen óleos. ¿Qué técnicas utiliza para imprimir su sello en ellas?

-Obligado por la aparente monotonía del tema, tuve que ingeniármelas para dar un toque especial a cada puente. A los del siglo XIX les di un aspecto romántico con luces y texturas añadidas. A los más nuevos, una estética más moderna y colorista.

En ocasiones, la gente retoca tanto las fotografías que casi ni se reconoce que la imagen está tomada en Bilbao. ¿Cree que se abusa?

-Acepto y practico las manipulaciones y el retoque. Lo importante es que el resultado nos dé mentalmente una visión real y verdadera de la imagen fotografiada. La fotografía en blanco y negro es la más clásica y valorada de las manipulaciones: el azul se convierte en negro, el verde en gris, el amarillo en blanco, pero ¿no son acaso las fotos de Cartier-Bresson un retrato sincero de la realidad? Lo que no se debe hacer es engañar y algunos ciertamente se pasan y engañan.

¿Cuál de los puentes le sorprendió más a la hora de retratarlo?

-El puente de Gehry, porque estaba a medio terminar y además no tenía agua por debajo. ¡Vaya puente para conseguir una foto artística! Sin ría, metálico, gris, sin luces... Había que echarle mucha imaginación.

¿Hay algún puente agraciado que salga bien desde cualquier ángulo?

-El puente de La Ribera es una pequeña joya. Además de su silueta airosa y de sus farolas artísticas, el fondo que lo rodea es una preciosidad, saques de donde saques la foto.

¿Alguno se le ha ‘resistido’ o costado más por el motivo que sea?

-Precisamente por todo lo contrario señalaría el Puente Nuevo de Bolueta, rodeado de obras, escombros y urbanizaciones horribles. Tuve que esperar a que la niebla casi lo tapase y meterme río arriba entre juncos para obtener una imagen limpia.

¿Qué fotografía le ha llevado más tiempo conseguir capturar?

-Las del Puente Bizkaia. No es un puente nada agradecido para el fotógrafo. Si quieres tener una imagen completa, debes irte lejos y la foto es necesariamente una postal. De noche y desde una distancia próxima adquiere otra magia, más parisina. Pero no creas que está iluminado todos los días. En esto de la fotografía hay que tener mucha paciencia.

¿Cuál es el punto más alto desde el que ha fotografiado un puente?

-Artxanda, el Monte Caramelo, los montes de Erandio... Pedimos permiso para subir a la Torre Iberdrola pero no nos lo dieron.

¿Qué papel juegan en su obra los ciudadanos que salen retratados: quiere transmitir su mirada, emociones como la soledad, destacar lo colosal de las estructuras en contraste con su pequeño tamaño...?

-Son la vida. Un hombre solitario, una pareja joven, un grupo de niños, transmiten un código de emociones: la soledad, la época, el amor, la pobreza, la alegría... Sin ellos el paisaje es un escenario abandonado.

¿A qué puente le tiene especial cariño por estar ligado a su vida?

-No sé si es exactamente cariño, nostalgia o todo lo contrario. Para ir a trabajar tuve que cruzar el puente de Rontegi miles de veces a primera hora de la mañana, medio dormido. Algún día, con la niebla, parecía que conducía por una autopista en el cielo.