Bilbao - Aunque nació en Madrid, David siempre se ha sentido atraído por Bilbao y las montañas del País Vasco. Así que hace diez años decidió establecerse definitivamente entre nosotros. Y su amor por la capital vizcaina lo transmite todos los días a los turistas que lleva en un curioso vehículo tirado a pedales. David es el coordinador de BiRick, un proyecto que nació bajo el paraguas y la filosofía de Ner Group, la asociación que creó Koldo Saratxaga, exdirectivo de Irizar.

¿Cómo surgió la idea de montar este negocio?

-Esto se creó porque un grupo de socios de Ner Group hicieron una inversión a fondo perdido para dar una oportunidad a gente que quiera tener un negocio y ganarse la vida.

¿Y usted cuándo se incorporó?

-Yo fui el último en incorporarme a esa primera fase, y hace dos años decidimos dar un paso al frente y convertirlo en una realidad empresarial. Sin darme cuenta me convertí en un pequeño emprendedor.

¿En qué consiste el negocio exactamente?

-Está basado en tres patas: turismo, transporte de mercancías y eventos y publicidad.

Hablemos del turismo.

-Los meses fuertes del turismo son julio y agosto porque es cuando más gente viene y además con el chip de ganar dinero. Luego, en junio y septiembre, lo solventamos desde el punto de vista turístico con algún touroperador y algún hotel.

¿Y el resto del año?

-Con el transporte de mercancías, los eventos y la publicidad. Para generar una actividad sostenible todo el año son necesarias esas tres patas.

¿Por qué se decantaron por la bicicleta?

-Porque es un transporte sostenible y de esta forma fomentamos el uso de la bici en la ciudad. Lo hacemos porque es bueno para Bilbao. Le estamos ahorrando CO2.

¿Qué tal se circula por Bilbao con el triciclo? ¿Les respetan?

-Sí. La gente sabe que estamos haciendo un tour porque vamos supertranquilos y un poco más despacio que los coches, pero intentamos molestar lo menos posible y coger los carriles bici.

¿Cuántas rutas realizan?

-Ofertamos tres. La más larga nos lleva dos horas como mínimo recorrerla.

¿Por dónde discurre?

-Salimos del Guggenheim y visitamos Azkuna Zentroa, el Museo Marítimo y el Casco Viejo.

¿Cuál es el servicio más demandado?

-El exprés al Casco Viejo. Es que una de las ventajas de estos triciclos es que pueden entrar sin problemas en el Casco Viejo.

¿Cuántas horas pedalean al día?

-Hacemos una media de tres horas al día cargados con gente, pero en total estaremos más de cuatro ya que hacemos viajes de vuelta del Casco Viejo sin clientes y otros de envíos y transporte de mercancías.

O sea, que hay que estar en forma.

-Para trabajar todo el verano hay que tener un punto de forma porque, aunque no es un ejercicio explosivo son muchos días seguidos los que hay que pedalear.

Y eso que tienen ayuda eléctrica...

-Sí, los vehículos tienen dos baterías que proporcionan una asistencia. A nosotros nos gusta el deporte y pedalear, pero si el cliente nos ve que sudamos... Además no podríamos explicar bien el tour.

¿En qué consiste ese tour?

-Nosotros contamos la misma historia que los turistas pueden encontrar en una guía o en un autobús turístico, pero la diferencia es que a nuestro cliente le brindamos la oportunidad de interactuar con la gente de la ciudad. Además nosotros intentamos transmitir a las personas que llevamos la pasión que sentimos por Bilbao.

¿Cuántos triciclos tienen?

-En la calle siempre hay cuatro bicis dispuestas a ofrecer un servicio.

¿Dónde los han conseguido?

-Los fabrican en Vitoria. Esa es otra de las cosas que nos gusta de este negocio en el que nos hemos metido, que intentamos favorecer la economía más local, que no vamos a China a comprarlos.

¿Quién utiliza más su servicio, el turista extranjero o el doméstico?

-Nuestro mercado está en el turista extranjero. El público extranjero no tiene problema en pagar porque en general tiene un poder adquisitivo mayor que el nacional.

¿Qué tarifas tienen?

-El tour de una hora, que para nosotros es el más rentable, cuesta 25 euros. Y como comparación, el otro día me dijeron que en Munich, media hora estaba en 35 euros. Pero ojo con los precios, porque los ingleses, por ejemplo, si les pones barato no te cogen porque creen que no es bueno el servicio.

Es de suponer que habrá tenido más de una anécdota en estos dos años que lleva pedaleando...

-Sí, sí. Un cliente que venía de Hong Kong quería que le subiese a Artxanda en la bici a pesar de que le dije que había un tren [el funicular]. Me llegó a ofrecer muchos billetes, pero le dije que no.

¿Está contento con esta experiencia empresarial?

-Sí, muy contento. Me gusta lo que hago. No creo que me vaya a hacer rico, pero tengo la satisfacción de que estoy haciendo algo bueno por la ciudad y que estoy solucionando problemas.

¿El próximo proyecto?

-Editar un folleto con fotos antiguas para explicar lo que fue Bilbao.