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Hostelero de Unamuno: “Cerré el bar por miedo a que sucediera algo más grave”

Los hosteleros de Unamuno y de las calles aledañas relatan a DEIA lo que vivieron el sábado de Carnaval Creen necesario atajar el consumo de alcohol de menores en la vía pública

Hostelero de Unamuno: “Cerré el bar por miedo a que sucediera algo más grave”

Bilbao - Ponerse la venda ante una problemática no ayuda a nadie, sino todo lo contrario. Es lo que destacan los hosteleros de la bilbaina plaza Unamuno y de las calles aledañas tras lo vivido la tarde-noche del pasado sábado, tal y como informó ayer DEIA. Una marea de jóvenes, la mayoría menores de edad, tiñó la jornada carnavalesca con insultos, golpes en las persianas, robos de vasos y enfrentamientos con los hosteleros del entorno de la plaza. No ha sido la primera vez. “Cerré por miedo a que sucediera algo más grave. Organizas con ilusión una fiesta y al final terminas así, bajando la persiana”, destaca con preocupación Josune Doiz, propietaria del bar Geltoki. Pero no es la única que vivió con estrés la jornada del sábado. A Ana, responsable de la Cervecería de Casco Viejo, una menor le volvió a bautizar tirándole por encima la bebida que llevaba en el katxi. “Teníamos una fiesta privada y le dije que no podía entrar. La chica no estaba bien. Se lo dije de buenas formas, pero empezó a insultarme, a llamarme de todo. Me cogió y me tiró toda la bebida por encima. Fue una noche muy complicada”, apunta a DEIA la responsable del local. Pero eso no fue más que uno de los múltiples episodios “desagradables” que tuvieron que vivir los responsables de los diferentes locales de esa zona. Desde primeras horas de la tarde, en la parte trasera de la cervecería, “sin control”, lo jóvenes “golpeaban las persianas, tiraban las sillas, mesas y las botellas contra la fachada”. “Salir al contenedor para tirar la basura era una odisea. Nos daba miedo porque nos lanzaban de todo. Se montó una auténtica batalla campal”, argumenta Ana. Para Jessica, Jose e Igor, otros hosteleros de la zona, tampoco fue una jornada de trabajo fácil. “Trabajas con estrés. No solo te insultan y te agreden, sino que por si fuera poco te roban los pintxos de la barra”, relata Jessica. Los comportamientos incívicos de algunos que aquella tarde-noche decidieron concentrarse en esa zona para disfrutar del Carnaval obligó a los hosteleros a tomar medidas para, en la medida de lo posible, disuadir el problema. “Me quité el disfraz, abandoné mi labor de camarero para salir fuera y desde la puerta controlar la entrada. Eso es lo que tuve que hacer, y no fui el único”, asegura Igor Catarecha, propietario del Portu Berria, ubicado en la calle Iturribide. También un camarero de la cervecería de Unamuno salió de la barra para “plantarse” literalmente en la entrada del establecimiento y controlar a quienes accedían. “Según pasaban las horas la situación iba empeorando y los clientes se fueron marchando por las escenas desagradables que se repetían”, relatan. “Esta es una zona estupenda para disfrutar de la fiesta”, comentan.

Quedadas Las “quedadas” de jóvenes menores de edad en fechas como Carnaval se han convertido, según explican los hosteleros, en un clásico que no solo se dan en zonas como la plaza Unamuno. En Jardines Albia y en la Plaza Nueva de Bilbao también se concentran los jóvenes para hacer botellón. Una práctica que suele ser generalmente pacífica, pero que genera problemas, dicen, cuando la edad de esas personas es menor de 16. “El problema es cuando en días como el Carnaval los más jóvenes, son críos, salen y llegan en marea, cargados de bolsas con botellas de licor que han comprado en algunos comercios”, cuentan los hosteleros. Se trata de una realidad que, además de generar problemas, preocupa sobremanera a los propios hosteleros. “Nosotros no les vendemos alcohol a los menores, pero sí lo consumen, y lo hacen de manera preocupante. Eso hay que tenerlo en cuenta. Además, estos chavales solo pueden entrar en un local acompañado de un adulto. Nosotros sabemos cuáles son las normas que debemos cumplir. El que no lo haga deberá ser sancionado”, aseguran tajantes los hosteleros. Y plantean. “¿Quién les vende alcohol a los chavales de 14 años? Quizás se deba empezar por esa parte para poner solución”, lanzan. En este sentido, los hosteleros piden que a quien se comporte de manera incívica se le sancione. “Si nosotros no cumplimos nos cierran el local o nos ponen multas”, dice el propietario del Portu Berria. “Nos ha costado mucho conseguir que la zona de Unamuno y las calles aledañas sea un lugar agradable de poteo y de ambiente para que permitamos que nos lo destrocen. No estamos dispuestos y no lo vamos a permitir”, asegura. Los propios hosteleros son conscientes de que dar una solución a esta realidad no es nada fácil porque se trata de un “problema educacional que no se corrige con normas”. En este sentido saben que con el Ayuntamiento de Bilbao los hosteleros tienen abierta la vía del diálogo y, en opinión de Igor Catarecha, sería necesario la creación de una mesa en la que estuvieran representados cada una de las partes implicadas. “Una vez que sabemos que existe este problema habría que prevenir para que no se produjera, intentando poner medidas disuasorias”. “No debemos esperar al siguiente Carnaval”, concluyen.