Síguenos en redes sociales:

Bilbao tiene previsto esterilizar a los gatos que viven en colonias callejeras

El Consistorio impulsará un plan de control en colaboración con personas que dan de comer a los felinos

Bilbao tiene previsto esterilizar a los gatos que viven en colonias callejerasFoto: Jose Mari Martínez

Bilbao - Como en otras ciudades, también en Bilbao existen zonas en las que habitan los gatos que han nacido en la calle. Lo cierto es que, a excepción del centro, en la mayoría de los barrios de la villa hay puntos localizados donde se han asentado colonias de felinos, en descampados principalmente. En la actualidad no existe un censo que recoja cuántos de ellos hay en la ciudad. Pero es cuestión de tiempo. El Consistorio bilbaino tiene previsto poner en marcha un plan para conocer en qué lugares y cuántos gatos viven en la villa.

La rápida reproducción de estos animales puede llevar consigo el aumento descontrolado de la población felina; una camada puede convertirse en 2.100 gatos en cuatro años. La preocupación mostrada por la asociación Antitaurino Animalista de Bizkaia, que ha pedido medidas para evitar que esos animales “se reproduzca, enfermen y que mueran sin tratamiento”, ha llevado al Consistorio bilbaino a ponerse manos a la obra.

Así, el Área de Salud y Consumo pretende, en la medida de las posibilidades y dentro del plan que desarrollarán en 2016, “esterilizar a los gatos para frenar su reproducción”. Desde el área aseguran que este año elaborarán un estudio en el que tengan controladas las zonas en las que hay colonias y cuántos gatos viven en ellas. Para ello, según explicó la concejala de Salud y Consumo, Yolanda Díez, es necesario la ayuda de personas que de forma altruista cuidan a estos felinos y conocen dónde están. “La coordinación con esas personas es muy importante para poder desarrollar el plan que tenemos previsto”, apuntó la edil bilbaina.

En Bilbao hay un ingente grupo de personas, la mayoría mujeres, que se dedica a cuidar de los gatos callejeros; sin embargo, determinar el número exacto es muy complicado, ya que no están asociadas. Las gateras -así se denominan entre ellas- se encargan de dar de comer a estos animales e, incluso, en la mayoría de los casos, de llevarlos costeándolo de su bolsillo a un veterinario para tratarlos de enfermedades y para esterilizarlos.

Nerea Kanpo es una de ellas. Lleva más de una década dedicando tiempo y dinero en ayudar a esos animales. “Somos muchas, la mayoría mujeres, las que voluntariamente cuidamos de estas colonias”, relata esta vecina de Bilbao que, dos veces al día, -mañana y noche- acude con la comida a una zona en la que viven más de veinte felinos. Según dice Kanpo, las personas que dan de comer a los gatos son las más interesadas en contar con el apoyo municipal para el control de esas zonas. El Ayuntamiento ya se ha reunido con este colectivo para conocer cuál es la realidad e intentar buscar una “solución equilibrada” que satisfaga a todas las partes. “Es un tema que hay que tratar con sumo cuidado para evitar herir sensibilidades”, destaca la edil Yolanda Díez.

Lo cierto es que no es un asunto fácil de abordar. El Ayuntamiento de Bilbao dispone de un servicio de recogida de los animales que son hallados en la vía pública. En Artxanda cuentan con unas instalaciones a donde se llevan todos gatos y perros que, bien por pérdida o por abandono, aparecen en la vía pública. En las instalaciones municipales, el Consistorio bilbaino dispone de veterinarios que velan por la salud de dichos animales. “En Bilbao no sacrificamos a ningún animal a excepción de aquellos que no estén bien o sean agresivos, pero nunca sin el visto bueno de las dos asociaciones con las que trabajamos, APA Puppy Bilbao y Felinos Bilbao”, afirma la edil.

Este año, se han recogido por las calles de la capital vizcaina 294 felinos, -siete de ellos fueron reclamados por sus dueños- y 268 han sido dados en adopción. “Entre perros y gatos, en las instalaciones de Artxanda tenemos un gran número de animales que no son reclamados y que esperan ser adoptados”, recuerda Yolanda Díez.

Prohibido ALIMENTAR El punto número 2 del artículo 10 de la ordenanza reguladora y protección de animales de Bilbao recoge que está “prohibido facilitar alimento en la vía pública y en solares a aves, perros, gatos, y demás animales vagabundos salvo autorización expresa. Las multas por dar de comer en la calle pueden llegar en Bilbao a los 200 euros. Sin embargo, y pese a conocer esta realidad, las gateras no cesan en su empeño y continúan dando de comer a los gatos que viven en la calle.

Lo que pedimos es un control, que el Ayuntamiento conozca quiénes somos y cuál es nuestra colonia”, relata la vecina de Bilbao. De esta manera, muchas de las personas que lo hacen no tendrían que ir “con miedo y a escondidas” a las zonas donde están los gatos. “Hay mujeres que van de noche para que nadie las vea. Hay gente a la que le molesta que alimentemos a los gatos y eso nos ha generado problemas”, dice Kanpo.

En su opinión, lo que es denunciable y motivo de multa es “echar desde el balcón muslos de pollo podridos para dar de comer a los gatos”, relata. Y prosigue: “He discutido muchas veces con personas que lo hacen. Eso no es bueno ni para los gatos ni para las personas. Eso genera suciedad y los animales se enferman”, destaca.

En la colonia que cuida Nerea, los gatos tienen la comida en recipientes colocados en zonas apartadas con la intención de generar el menor impacto y molestias posible. Sin embargo, y, pese a ello, parece que hay personas a las que eso también le incomoda. En las últimas semanas se ha encontrado con los recipientes y bebederos retirados y la comida en el suelo. “No lo entiendo. La gente del entorno, -vecinos y los propios jardineros que de vez en cuando acuden a esta zona a limpiar- me conocen. Que tiren la comida al suelo genera mucha más suciedad”, cuenta.

Ante esta circunstancia, Kanpo -amparándose en el punto cuatro de la ordenanza municipal- ha solicitado al Ayuntamiento de Bilbao que le autoricen el cuidado de dicha colonia donde viven más de 20 gatos a través de la Asociación Colectivo Antitaurino y Animalista de Bizkaia. “Lo que no quiero es problemas con nadie. Si me autoriza el Ayuntamiento con un control sería la mujer más feliz del mundo”, concluye.