Bilbao- Creo que fue Pitigrilli -con perdón: no quisiera parecer pedante pero tampoco pasar por ladrón de pensamientos...- quien dijo que la moda es la pugna entre el instinto natural de vestirse y el instinto natural de desnudarse. Viene al caso la definición porque el hilo invisible que ata a Mercedes de Miguel con el mundo del diseño y la moda es justo ese: un instinto natural. No por nada, pese a que su padre depositó en ella la esperanza en convertirla en el hijo que nunca tuvo y forzó para que estudiase una carrera de ciencias, desde que vistió la primera muñeca de su vida supo que ese era su destino: seguir vistiéndolas.

¿Qué no olvida de los primeros días?

-Cuando saqué la marca a la luz abandoné, con gran dolor, aquellos primeros días en los que asesoraba a otras mujeres. Había aprendido la gran lección, esa atmósfera íntima del probador. Allí escuchas sus problemas e inquietudes, sus alegrías y sus ilusiones, Y de ese escuchar sacaba lo mejor de cada mujer para poder ayudarla.

¿Por qué lo dejó si tanto le dolía hacerlo?

-Sin provocarlo, había tenido éxito, con colas de dos horas de espera. Pero me vi en la necesidad de decantarme por seguir con ese negocio o sacar mi propia firma.

¿Se arrepiente del paso dado? Hay gente que puede entender aquella apuesta como un rasgo egoísta...

-Tal vez fuese algo egoísta. Pero seguro que cuando persigues tus sueños dejas cosas en el camino.

Aunque bien mirado...

-He dado la oportunidad de conocer mi trabajo a muchas más mujeres. Yo quería hacer lo que sabía en medio mundo y trasladé aquel pequeño éxito al exterior.

¡Todo obedecía a un plan!

-¡Qué va! Todavía hoy me encuentro con personas que me recuerdan cómo me decían que iba a llegar alto pero para mí todo fluyó natural.

¿Nada de estrategias?

-Soy demasiado sencilla para eso. Y tengo mis errores.

¿Qué le dio la calle cuando decidió salir a la luz?

-Forjó mi carácter. Yo era una persona muy tímida y muy sonriente.

¿Y?

-A lo peor he perdido algo de sonrisa. La experiencia te marca, suceden cosas buenas y malas. Hoy lo tengo claro; soy flexible pero hay cosas por las que no paso. Y soy fiel a mis valores.

¿No los traicionaría por nada ni por nadie?

-A veces te puedes ver en tesituras difíciles que...

Pongámosle en una: ¿robaría por hambre?

-Quizás hable desde una situación privilegiada por las capacidades que tengo, pero creo que no robaría por hambre. Seguro que sería capaz de sacar adelante a la familia con otras habilidades sin tener que traicionar mis valores. Mujer de éxito, ¿ha sentido el aliento de la desigualdad?

-Nada. He tenido las mismas oportunidades que un hombre pero sí he visto, a distancia, esa desigualdad.

¿Cambiarán las cosas?

-Van cambiando. Ya veo la diferencia entre la educación que tuvo mi marido y la que tiene mi hijo. Hay una evolución en la educación del hombre que llevará a la igualdad de oportunidades con las diferencias propias de cada sexo, inevitables.

Cojamos aguja e hilo... ¿De dónde le nace la vocación?

-De nacimiento, nacimiento. Nací en un entorno rural donde no había tantas oportunidades. Me hacía mis propias muñecas y las vestía. Cuando tenía 12 años nació mi hermana y ahí vi más clara aún la vocación. Empecé a hacerle vestidos... ¡Era una modelo de carne y hueso!

¿Contó con el apoyo familiar?

-Mi padre tuvo cuatro hijas y quería un chico a toda costa, así que proyectó su idea y ese espíritu masculino en mí. Quería que hiciese una carrera de ciencias pero yo quería hacer vestidos. Y tuvo que rendirse.

Hablando de juventudes, ¿lo tiene más fácil la de hoy que la de ayer?

-No, más difícil. Les hemos educado de una manera diferente. Les hemos creado unas necesidades altas y les hemos dado todo y eso es dificultad antes que una ventaja.

Recuerda el día en que se dijo Mercedes, esto es lo tuyo?

-Siempre me he subestimado porque era muy tímida, demasiado vergonzosa para ser una líder. Las alas me las dieron las otras, mis compañeras y mis profesoras, cuando venían a ver lo que hacía.

¿Ha diseñado ya el vestido de su vida?

-Todavía no he encontrado ese vestido que me haga pensar así. Pero siempre lo persigo, eso sí. Soy una perseguidora de sueños. Pero no en soledad. Hacer las cosas para una sola no me sirve, lo hermoso es compartirlo con otros, con los tuyos.

¿Quién fue su ídolo en la moda, su tractor?

-Por un vestido en concreto igual no, pero por un estilo me sentía identificada en mi juventud por Armani. Quería hacerlo tan bien como él. Quizás hoy tenga otros favoritos.

¿Quienes?

-Sin nombres propios. Todos aquellos que sean capaces de sorprender, innovar y crear una ilusión.

¿No adora a Balenciaga?

-Es un gran referente al que admirar no solo por su elegancia sino por su forma de ser, de vestir a la mujer. Por su estilo. Sacó lo mejor de la mujer y mira que no lo he citado al principio... Amaba su profesión.

El amor... ¿Pesa más que la amistad?

-Es una palabra grande. Te transforma. El amor a tu gente y, por encima de todo, el amor a tus hijos.

¿Era tan difícil como se dice ligar cuando usted...?

-Calle, calle. No lo he vivido así. Yo ligaba casi sin pretenderlo...

¡Rápido, la receta!

-Ja, ja, ja. No lo sé, Tal vez dejar que fluya de modo natural.

Aquel pecado inconfesable ya prescrito es...

-Fui a Londres a visitar a mi hermana sola en un barco. Mi padre no me autorizó y al ser menor de edad tuve que engañarle diciéndole que iba con el colegio.

¿Le descubrió?

-Me estaba esperando al llegar. Pero le habían contado una historia tan truculenta que al verme todo se resolvió a base de besos y abrazos.

¿Mereció la pena la aventura?

-Las aventuras siempre lo merecen. Además yo no veía ningún peligro.

¡Vivir la vida!

-Es que la vida es más que una profesión. Es la familia, los amigos, la gente que te rodea. Ser feliz con ellos.

¿Viste hoy Bilbao como se decía que vestía ayer?

-No. Con la globalización se ha perdido esa manera de vestir y la esencia de otras muchas cosas. Hoy un jordano viste igual que un vecino de la Gran Vía. Antes ibas a la India y te quedabas boquiabierta con su artesanía. Hoy la artesanía de la India la ves en el Corte Inglés.

¿A qué teme?

-A la muerte no. Sí a la injusticia, a las muertes injustas. Lo que vemos estos días, con esas muertes irracionales e inhumanas, me espanta. No concibo matar en nombre de Dios.

¿Es creyente? ¿Vestiría de otra manera al Papa Francisco?

-Sí soy creyente y el Papa Francisco me parece alguien estupendo, cercano. ¿Cambiarle de ropa? Como se dice, el hábito no hace al monje.

¿Dime cómo vistes y te diré cómo eres?

-Es un reflejo de la persona pero no de lo más profundo de su ser. A veces te fías... A mí, por ejemplo, me timó una persona que parecía todo un caballero. Es el juego de la apariencia. A veces el vestir te ayuda a ser quien no eres.

¿La moda es una esclavitud?

-No debe serlo. Hay personas que hacen de su vida muchas esclavitudes pero hay que ir más allá y coger lo que te hace sentirte cómoda.

¿Hay cuerpos imposibles?

-Más difíciles sí, pero la belleza va por dentro. Son todo un reto. Y a mi me gustan los desafíos.