Raúl Fernández Acha: “Troceamos la carne para que los clientes chinos coman con palillos”
Hacer que se sientan como en casa. El hotel Domine cuenta con la certificación Chinese Friendly. Se trata de un paso fundamental para acoger a turistas chinos
Bilbao - La forma de saludar, los colores y la manera de presentar los productos de la gastronomía vasca son algunos de los elementos que forman parte del protocolo de recibimiento de los turistas chinos. La adaptación de hoteles, restaurantes y museos es fundamental para convertirse en un destino todavía más apetecible para el turista que llega del país asiático. Según explica el director del Silken Gran Domine Bilbao, Raúl Fernández Acha, “es fundamental que se sientan a gusto”.
Ni hao. Un saludo de bienvenida es el primer paso, ¿no?
-Sin lugar a dudas.
El hotel Domine lleva un año trabajando en la adaptación de elementos que ayuden a la estancia de los chinos. ¿Complicado?
-Estamos haciendo un esfuerzo, pero creemos que es muy importante en la apuesta de atracción de turistas de otros continentes, y en este caso concreto de China.
Cuenta con la certificación Chinese Friendly. ¿Qué supone?
-El personal del hotel ha realizado cursos para conocer las costumbres y los elementos que son importantes a la hora de acoger turistas chinos. Son diferentes y a ellos como a nosotros cuando viajamos también nos gusta ver o tener elementos que nos son familiares.
El objetivo es hacer la estancia más agradable.
-Sin lugar a dudas. Por eso, es importante que a la hora de vender destino tengamos en cuenta este tipo de elementos hacen aún más apetecible Bilbao. Nuestro objetivo es conseguir, que, a pesar de las diferencias culturales, los turistas chinos puedan tener una estancia perfecta, que se sientan como en casa, y que tengan al alcance todo lo que necesiten. En las habitaciones les ponemos agua caliente para que se preparen tés, hay prensa china y un canal chino también. Son pequeños detalles que ellos agradecen.
¿Qué no se puede hacer ante un turista chino?
-Son muy jerárquicos. Cuando llegan agradecen que el máximo responsable del hotel les salude, pero eso sí, ese saludo debe ser para el responsable de ese grupo.
Curioso.
-Al igual que a la hora de darles las habitaciones, el responsable del grupo debe estar hospedado en una planta superior al del resto.
No tiene que ser fácil acordarse de tantas cosas.
-Bueno, tampoco es tan complicado. Se trata de aprender unas normas y aplicarlas. Otro ejemplo. A los chinos no les gusta que les miren a los ojos fijamente.
Se sienten intimidados.
-Eso es. En el momento de check in la responsable debe dirigirse a ellos sin mirarles a los ojos. Además, las tarjetas de las habitaciones se las tienen que dar con las dos manos y no con una.
¿Son maniáticos con los números?
-Son muy supersticiosos y odian el número 4. Por eso, en nuestro hotel evitamos hospedarles en habitaciones con ese número. También los colores son importantes para ellos. En nuestro caso, Javier Mariscal, diseñó cada planta del hotel de un color diferente y la sexta planta del Domine tiene una moqueta roja.
A los chinos les gusta ese color.
-Para ellos simboliza la buena suerte, la animación, el progreso y la belleza. Cuando entran alucinan, les encanta.
¿Y en cuestión de gastronomía?
-Les gusta probar la comida local, pero claro, los chinos comen con palillos.
Para comer una chuleta lo veo un poco complicado con palillos.
-Para ellos no lo es. Lo que les hacemos es trocear la carne en trozos pequeños para facilitarles que puedan degustar y comerla con palillos. Además, intentamos colocar los platos en medio de la mesa porque les encanta sentarse en la mesa y compartir la comida como a ellos les gusta tener.
¿Hay turistas más complejos que los chinos?
-Lo que hay que hacer es entenderles, pero hay otras culturas que son todavía más complicadas de atender.
¿Cuáles?
-Hace unos años tuvimos en el hotel a un grupo de judíos ortodoxos que seguían una dieta kosher. No mezclan la carne y los productos lácteos y, el sábado, para ellos es día festivo, no pueden tener contacto con elementos de electricidad.
¿Y eso qué supuso para el personal del hotel?
-Cuando accedían a las habitaciones nos pedían que, por ejemplo, les abriésemos nosotros las puertas con las tarjetas.
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