DESDE su ventana, en una calle londinense, Imanol Guillen Allende observó a una viejecita, sentada sola frente a la televisión. Dormida, en plena noche de Navidad. Esa visión despertó en el bilbaino unas nuevas ganas de vivir, de luchar contra ese final al que, según asegura, se veía abocado desde Londres, ciudad a la que emigró en busca de trabajo y de la que regresó con mujer y dos hijos. Imanol es periodista, dirige una casa rural en Vélez, Málaga, y nunca ha abandonado su verdadera vocación, escribir. Hace apenas unos meses cumplió su sueño y las librerías de todo el estado hicieron un hueco en sus estanterías a El hombre que puso fin a las guerras, su primera novela editada.

La crisis de los años 80 se llevó por delante el sueño periodístico de Imanol, que antes de terminar la carrera ya escribía columnas de fantasía para este mismo periódico. El trabajo escaseaba en el botxo y decidió subirse un avión y viajar a Londres, donde la BBC le ofrecía un puesto en su radio. “Fueron los mejores años de mi vida laboral”, explica Imanol, con serenidad. Anécdotas, muchas. Y cada una de ellas le ha ayudado a forjar la personalidad arrolladora y positiva que ahora mantiene. “Recuerdo que el primer día de trabajo me mandaron a hacer una entrevista a un hombre. Lo primero que tuve que hacer fue mirar en el mapa a ver en qué parte de Londres estaba yo. Por no hablar de que la entrevista era en inglés y yo acababa de llegar...”, recuerda entre risas. Voló en busca de trabajo, como se ven obligados a hacer muchos jóvenes en la actualidad. Pero Imanol no se fue solo. Junto a su maleta viajaba la de Antonia Waterman, una inglesa a la que conoció en Bilbao y cuyos padres eran apasionados de la cultura española, de ahí el nombre de su hija. “Ella estudiaba en Londres así que vi mi oportunidad de empezar una nueva vida”, apunta.

Con su trabajo en la BBC “ganaba una ridiculez” así que, para aumentar el salario mensual, Imanol repartía su tiempo como camarero en una pizzería y dependiente en un sex shop. “Me buscaba la vida como podía”. Y entre una profesión y otra, Imanol no dejaba de lado su vocación de escritor.

No era algo pasajero. Un folio en blanco y un bolígrafo han sido siempre las pasiones de este periodista, que tan solo con siete años escribió sus primeros cuentos basados en aventuras de piratas. “Aún los tengo guardados en casa de ama”, confiesa. Poesía y obras de teatro fueron sus siguientes logros literarios, hasta que en Londres escribió su primera novela, El escondite inglés. El texto lo compró una editorial catalana pero nunca llegó a publicarse. “Ahora lo he rehecho y voy a volver a presentarlo a ver si hay suerte”, anuncia.

Después de una boda y dos hijos en Londres, Imanol se topó con la imagen de la viejecita sola en plena Navidad. “Esa imagen me hizo pensar que yo no quería terminar así y tomé la decisión de que era el momento de regresar”, explica. Uno de sus artículos para una revista especializada fue el que motivó su regreso, pero no al norte, sino al sur. “Escribí sobre los airpark y un hombre de Málaga se puso en contacto conmigo y así conocí Vélez”. Así que de Londres, la familia viajó a Málaga y comenzó una nueva vida. “Siempre he pensado que en la vida se muere varias veces para volver a nacer. Esta era la segunda vez que me pasaba”, subraya.

Sin dejar de escribir En su nueva etapa las novelas comenzaron a fluir. A su llegada a Málaga encontraron una vieja escuela, con capilla, que reformaron y convirtieron en una casa rural con tres apartamentos. Desde la luz y la tranquilidad que le aporta su nuevo destino, Imanol dedica el tiempo a investigar para dar forma a sus historias. De ahí nacieron La maldad que sobrevive “mi novela más humana y poética, ambientada en la Guerra Civil y la dictadura de Franco”, y su mayor éxito, El hombre que puso fin a las guerras; una historia bélica con personajes vasco franceses con la que cumplió su sueño. “Después de tanto tiempo deseando que me publicasen una novela, te das cuenta de que luego la sensación tampoco es para tanto”, bromea.

Desde su particular refugio -“uno no huye de un país nórdico por el frío o la lluvia, lo que te mueve es la falta de luz”-, Imanol ya ha comenzado a dar forma a su cuarta novela, que sin ser una secuela de la publicada, sí que estará protagonizada por los mismos personajes. Imanol ya ha encontrado su camino, entre letras y argumentos. “¿Volver a renacer? Posiblemente no, aunque tampoco me importaría”.