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De compras por San Francisco

El Rastro de Bilbao La Vieja llega a la Plaza del Corazón de María con música, talos y teatro para todos los bilbainos

De compras por San Francisco

PRECIOS para todos los bolsillos. Camisetas a un euro. Pantalones a tres. Y todo tipo de artículos accesibles al alcance de todos. Desde libros de segunda mano hasta cazuelas para guisar unas sabrosas lentejas. El rastro de Bilbao La Vieja llegó ayer a la plaza del Corazón de María con el objetivo de dar a conocer la zona de San Francisco, Bilbao La Vieja y Zabala como espacio de interés comercial y cultural para todos los bilbainos. "Me encanta venir y darme una vuelta por aquí", asegura Rosario, que vive en San Francisco. "Es un sitio para venir con la familia", aseguró. Por eso, ella no se acercó sola. Se llevó a su hija, que también se llama Rosario, y a su nieta de dos años. Las tres se fueron con las manos llenas. "Nosotras nos llevamos unas cuantas camisetas para renovar el armario", aseguró sonriente la hija con varias bolsas en la mano. La pequeña también se iba feliz con su nuevo juguete.

El recorrido comenzó con un puesto que vendían accesorios étnicos. Los había de todo tipo. A su derecha, cuadros. Bien grandes. Ambos fueron muy reclamados por los bilbainos. "Este cuadro cambia el color de la casa entera", bromeó Thalia mientras los observaba con determinación. Finalmente, se decidió. "Me llevo el de la mujer", aseguró.

Teatro Más de 60 puestos estuvieron al pie del cañón durante las siete horas que duró el mercadillo. Comenzó pronto. Sobre las diez de la mañana. Pero hubo muchos madrugadores que se levantaron de la cama con la ilusión de comprar accesorios de segunda mano.

Todo estaba pensando. Hasta la música que acompañó toda la mañana. La animación y el ritmo estuvo marcado por los DJs Andreas y The Lucky Dogs. Además, la coral SanFran Korue también alegró el rastrillo. Se les oía de lejos, sin necesidad de acercarse. "Mira qué bien cantan", decía Belinda, que escuchaba entusiasmada la canción de Hau duk Umera, de Herrikoiak. Su hija se la sabía bien. Kalian gora, kalian behera, kalian gora zezena, ai, ai, ai, cantaba en voz alta ella también.

De repente, la niña paró de cantar. Y todos desviaron su distracción al mismo punto. "Olvidaros de la hipoteca, de la comunidad, de limpiar la casa y de todos vuestros problemas", se oye gritar a un hombre que viaja con su casa a cuestas en una bicicleta. "¡Tengo hasta una escalera!, por si mi casa se incendia", exclamó provocando la risa de todos. En esta misma línea continuó durante una hora más, para divertir a los más pequeños y también a los mayores gracias a la obra de teatro Al fin y al cabo, de la compañía Gran Rufus, que tuvo lugar desde la una del mediodía hasta las 14.00 horas.

Y así fue transcurriendo la mañana, entre camisetas, música pero sobre todo alegría. Y para los que después de recorrerse todo el mercadillo les entró hambre pudieron reponer sus fuerzas en la txosna Talo Toki de BilbaoHistoriko y la Asociación de comerciantes, que cocinaron para todo desde talos hasta txistorras.