Un gran bar bajo 66 arcos
Una veintena de locales de hostelería se han asentado en la Plaza Nueva
Bilbao
HAY lugares que conservan su encanto a pesar del paso de los años. Uno de ellos es la Plaza Nueva de Bilbao, cuyo perfil de negocio ha experimentado un importante cambio en los últimos diez años. En 2004, bajo sus 66 arcos (18 en dos de los lados y 15 en los dos restantes) se asentaban siete locales de hostelería; una década después, la cifra ronda la veintena. "Es un sitio amable, atractivo para los que somos de aquí y para la gente que nos visita. Además, hay que tener en cuenta que bajo los arcos la gente se cobija y puede tomar un pote sin mojarse. En Bilbao llueve mucho y eso se agradece", apunta el gerente de la Asociación de Comerciante del Casco Viejo, Jon Aldeiturriaga.
El cambio salta a la vista. Solo hace falta acercarse a la Plaza Nueva un viernes por la tarde-noche para comprobar toda la gente que se encuentra para potear entre las paredes de piedra de este espacio de 3.400 metros cuadrados.
La Plaza Nueva es el punto perfecto para terminar o iniciar un recorrido por la villa. Llena de bares donde probar un típico pintxo-pote o unas rabas, restaurantes donde degustar la cocina típica vasca, cafeterías para tomar un café calentito y reponer fuerzas, este espacio visitado anualmente por un millón de personas no deja indiferente a nadie. "A mí me encanta el ambiente. Es un lugar agradable para tomar un café una tarde de sábado", cuenta Isabel Sánchez, de Basauri.
La Plaza Nueva está situada en el corazón del Casco Viejo bilbaino. Fue construida en el siglo XIX y la idea de hacerla vino de la mano del espíritu ilustrado bilbaino de la época. Su diseño fue la suma del trabajo de tres arquitectos: Silvestre Pérez, Antonio Echevarría y Avelino Goikoetxea.
Adaptarse a los gustos Esta zona con esencia de la capital vizcaina no se ha salvado de la evolución natural de los gustos y de las costumbres de los clientes. Ejemplo de ello son los diecisiete locales de hostelería que hay en este rectángulo de piedra ubicado en el corazón del Casco Viejo. En dos años se han abierto una decena de locales, muchos de ellos negocios de día. Los empresarios han encontrado en la Plaza Nueva un espacio ideal para poner en marcha sus negocios y los dueños de los locales una gran oportunidad para dar salida a los alquileres.
De ser una zona principalmente ocupada por tiendas de textil, peluquería, zapatería y locales de venta de objetos religiosos, la Plaza Nueva de Bilbao se ha convertido, además, en un sitio amable para pasar un buen rato en un gran bar bajo 66 arcos. A los establecimientos de toda la vida como el Víctor o El Café Bilbao hay que sumarle bares, restaurantes y locales de hostelería variopintos que dotan a este punto de la ciudad en una zona de ambiente inigualable.
Ana Martín vive en San Inazio y asegura sentirse muy a gusto en esta zona de la villa. "Todos los viernes quedamos con la cuadrilla en la Plaza Nueva. Hay locales muy variados, con buenos pintxos y buen ambiente. A nosotros nos encanta", apunta la joven estudiante. Sin embargo, son muchos -un millón de visitantes en 2013- los que hacen una parada en esta zona de la capital vizcaina. "La Plaza Nueva tiene un encanto especial, es el lugar ideal para tomar un aperitivo, un café y quedar con la cuadrilla", afirma Julian Rodríguez, de Txurdinaga.
La primera plaza construida en la ciudad en 1849 destaca en el corazón del Casco Viejo por su elegancia. Inicialmente se llamó Plaza de Fernando VII, en conmemoración de la visita que este rey hizo a Bilbao. En ella funcionaron importantes instituciones públicas, entre las que estaba el edificio principal del Gobierno de Bizkaia, lo que convirtió a la plaza en el centro cívico y comercial de la ciudad. El antiguo edificio del Gobierno de Bizkaia ahora acoge la sede de Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca.
Pero la Plaza Nueva, a pesar del cambio que ha experimentado y antes de convertirse en un punto neurálgico para el poteo, es también un gran salón al aire libre; un lugar por el que a diario pasan y se encuentran turistas, vecinos y personas llegadas de todos los puntos del territorio. Todos buscan lo mismo. Un lugar donde relajarse.