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El Villa de Bilbao se somete a un 'lifting'

El emblemático hotel estrena sus renovadas instalaciones, con el blanco y las líneas limpias como seña de identidad

El Villa de Bilbao se somete a un 'lifting'

Bilbao

Con su excepcional ubicación y una imagen totalmente renovada, el hotel NH Villa de Bilbao afronta una nueva etapa sin perder la esencia y la historia de un establecimiento ya emblemático. Tras varios meses de reforma, la luz y los colores blancos se han adueñado de sus habitaciones y el hotel ha renovado su apuesta por la gastronomía, con un nuevo restaurante que ofrecerá una carta novedosa.

Después de cuatro décadas, al Villa de Bilbao le había llegado el momento de un lavado de cara. Aunque cuando la cadena NH alquiló el establecimiento en 1995 actualizó las instalaciones, seguía imperando una estética que, con el tiempo, se había quedado obsoleta, con maderas muy oscuras y estancias un tanto sombrías. "Le hemos dado una vuelta completa", resumía ayer satisfecho Jesús Arnedo, su director. Aunque el hotel se mantuvo cerrado durante cerca de cuatro meses para acometer los trabajos en las habitaciones -entre noviembre de 2011 y marzo de este año-, la última fase del proceso de reforma, para dar una imagen totalmente nueva al hall, se ha acometido en las últimas semanas. "Cuando rompes pared y metes la taladradora, tienes que cerrar. Durante la última fase hemos tenido mucho cuidado con el ruido, pero hemos podido seguir manteniendo la actividad habitual del hotel", explica Arnedo.

El hotel se ha convertido, con el paso de los años, en uno de los emblemas de Bilbao. Y, aunque sus principales clientes siguen siendo los turistas de negocio, cada vez reciben más visitantes de ocio los fines de semana e incluso los días laborables. "El cliente es diferente, de un ejecutivo a una familia o pareja que viene para conocer la ciudad. Y cada vez recibimos a más turistas extranjeros fuera de temporada, gente con profesiones liberales que se pueden permitir viajar en noviembre o entre semana", enumera el director.

Poco queda de las maderas oscuras, las pesadas telas y los obsoletos cuadros que adornaban las 142 habitaciones de este hotel. Hoy en día son estancias luminosas donde predominan el blanco y la madera clara del pino, con algunos toques de morado. Incluso las estándar, que son mayoría, son un derroche de lujo y espacio, con dos camas de 1,35, armarios de cuatro cuerpos y sofá-cama en algunos casos, y lavabos dobles. Reminiscencias de sus años como hotel cinco estrellas, que se perciben en todo el hotel, en la anchura de sus pasillos o el alto de sus techos. "Todas las habitaciones son muy buenas; incluso la peor es fantástica, porque cumple la normativa para acceder a cinco estrellas", apunta el director. Las líneas son limpias, sin recargos adicionales para unas habitaciones que respiran funcionalidad pero sin perder su lado acogedor.

Aunque con una nueva decoración y medidas respetuosas con el medio ambiente, la distribución anterior se mantiene: 102 habitaciones estándar, 37 superiores y 3 suites, que incorporan un salón independiente, baño con hidromasaje y terraza. "Son las habitaciones que ofrecemos a los recién casados y también las solicitan muchas familias. Como en el salón hay un sofá-cama, se adaptan muy bien a sus necesidades", reconoce Arnedo sobre unas estancias cuyo precio suele ser de unos 80 o 90 euros más que las estándar.

Una ubicación excepcional, instalaciones renovadas y, sobre todo, "mucho sentimiento", es lo que ofrece el nuevo Villa de Bilbao en esta nueva etapa, "llena de ilusión y con muchas ganas de mostrar las nuevas instalaciones a nuestro clientes".

Actividad en los salones Junto a las habitaciones, el hotel ha cuidado con especial mimo los cinco salones que ocupan toda la primera planta del edificio y que suponen una actividad complementaria muy importante. "Acogemos reuniones, presentaciones... Es una parte importante del negocio que hay que cuidar. Vienen muchas empresas que, junto a los salones, te reservan 30 o 40 habitaciones, sin olvidar las bodas. Hoy en día sería difícil llenar el hotel sin esta actividad complementaria", reconoce el director. Estos salones acogieron ayer, en divisiones temáticas, la fiesta de inauguración del hotel, que contó con cerca de 300 invitados y a la que también acudió el alcalde, Iñaki Azkuna. Las estancias se pueden dividir en espacios más pequeños y una de ellas incluso cuenta con una barra en el interior, perfecta para celebraciones como una boda.

También se ha cuidado con especial mimo el aspecto gastronómico, con un restaurante que pondrá el acento en los alimentos naturales y crudités, mostrará al cliente cómo se cocinan y ofrecerá menús rápidos.