Bilbao

RODILLERAS, coderas, cascos y patines es el vestuario que este fin de semana ha lucido, con gran orgullo, Bilbao. El sábado y el domingo se celebró en la capital vizcaina la novena edición de la ruta Bilbao en patines donde expertos y principiantes de las cuatro ruedas decidieron animarse para abarrotar las calles de Bilbao e intentar, aunque no se logrará en todos los casos, terminar el recorrido. "Mi hija y yo vamos a participar en esta actividad", comentó Lucía, una patinadora no habitual antes de iniciar el trazado. Sin embargo, sabía de antemano que no lograría terminar todo la trayectoria puesto que su hija solo tiene tres años y "seguramente se canse antes de llegar a la Gran Vía", comentó. La pequeña, sin embargo, acto seguido de oír a su madre se defendió argumentando que ella terminaría toda la ruta "sin descanso" alguno.

Además, con el calorcito hubo más gente de la que se esperaba participando, por lo fueron muchos los que se apuntaron en esa misma mañana. "Hoy han venido alrededor de cien personas a inscribirse, más las que ya se habían apuntado con antelación desde internet o acudiendo a la sede del club del patinaje", comentó ayer a DEIA Joseba, voluntario de la organización del club de patinaje de Zona Verde. "Calculo que en total se habrán apuntado alrededor de unas 500 personas", matizó.

Los recorridos se vivieron entre mayores y pequeños. El primero fue el sábado, a las cinco y media de la tarde. Esta primera ruta fue la infantil. La de los mayores, en cambio, se celebró ayer a las diez y media de la mañana. Sin embargo, a ésta también acudieron niños y niñas, dispuestos a dejar toda su adrenalina en la marcha. "Ella aún no sabe andar en patines, se defiende, pero todavía se cae cuando tiene que frenar", comentó una madre cuando su hija, de tan solo 4 años, frenó sus patines de la manera más original: posando las rodillas con ímpetu en el suelo. Y esta pequeña bilbaina no fue la única que se presentó al evento sin saber andar en patines. "Yo no ando muy bien en patines, simplemente me defiendo", contó Mikel, uno de los padres. "Es por eso que llevo tres horas aquí entrenándome antes de empezar con la ruta", decía mientras se reía.

El propósito de este recorrido sobre ruedas no era otro que "hacer ver a todo el mundo que hay otra forma de disfrutar de la ciudad", comentó el director técnico del club de patinaje Zona Verde, Josu Olabarria.

En un día tan soleado como el de ayer, parecía que a los niños y niñas de la villa les daba igual caerse, frenar con las manos o con las rodillas. No les dolía. Ni tan siquiera lo notaban. No obstante, en caso de heridas se disponía de dos ambulancias. La de Bilbao Samur y la de Cruz Roja, que recorrieron toda la trayectoria, pero ellos sentados, junto con los rollers, por si alguien resultaba herido. Sin embargo, ya anticipaban que no suelen caerse muchos. "No creemos que haya muchas caídas", dijo Txema, el enfermero del Bilbao Samur, "pero el tramo que más miedo nos puede dar es alguna cuesta abajo que pueda haber. Ahí es donde puede realizarse alguna caída". Asimismo, el pasado año tampoco hubo demasiados percances, "alguna caída, contusiones o rozaduras, pero poquita cosa", recordó Txema junto con sus compañeros del Samur.

La prueba finalizó a la una y media del mediodía en Zorrotzaurre, una hora más tarde de lo previsto, puesto que el inicio de la ruta también se retraso. En el final de la ruta las caras de los participantes seguían siendo muy parecidas a las del comienzo; todos estaban felices, aunque el cansancio, a muchos, se les notaba.

Público Este evento obtuvo un gran público: los familiares que no se atrevieron a montarse en los patines por si perdían el equilibrio, las personas que como costumbre habitual caminaban por allí y decidieron quedarse y, cómo no, los turistas que no quisieron perderse como niños y mayores mantenían el equilibrio sobre cuatro ruedas. "Es muy divertido ver cómo patinan los niños y la reacción de estos cuando caen al suelo" comentó un matrimonio que había venido a pasar a Bilbao una semana de vacaciones.