BILBAO. ¿Cuántos años llevan viviendo en este piso?

Compramos esta casa en 2004. En 2008 fueron las inundaciones y ahí comenzó nuestra tragedia. El agua entró hasta encima de la ventana. Toda la vivienda perdida. Fue el inicio de nuestra ruina económica. Pasamos de pensar a dónde íbamos a ir de vacaciones ese verano a quedarnos sin nada. Estuvimos ocho meses en un piso de alquiler que nos pagó el Ayuntamiento de Getxo y volvimos en enero de 2009. Ya empezaba a notarse la crisis económica. Aguantamos como pudimos pero la empresa de mi marido, una pequeña empresa de transportes, no podía hacer frente a los gastos, así que se cerró y se quedó sin paro.

¿Qué primeras medidas tomaron?

Lo primero hablamos con los bancos. Habíamos sido buenos clientes hasta entonces y nos propusieron rehipotecar la vivienda, pero era meternos aún más en el pozo. Fuimos tirando de mi sueldo pero esos meses dejamos de pagar la hipoteca. A finales de 2010 ya nos mandaron un aviso del banco. Mi marido había encontrado un trabajo así que hablamos con la entidad para llegar a un acuerdo.

¿Por qué no se solucionó?

No podíamos cumplir las condiciones. Nos pedían 20.000 euros o el aval de otra vivienda y yo solo poseo esto. El deterioro fue en aumento. Mi marido vuelve a estar en paro, yo trabajo a media jornada y mi sueldo es el único ingreso.

¿No les ha ayudado la familia o los amigos?

No, porque nuestras familias tampoco están bien y no pueden. Mis hermanas están paradas, mi madre divorciada y mi suegra viuda. Ha sido un cúmulo de mala suerte.

¿Tampoco podían echarles una mano los amigos?

No somos de pedir ayuda. Yo creo que si la gente te quiere ayudar te ofrece la mano.

¿Puede ser que los amigos se asusten ante situaciones así?

Sí, eso sí lo he notado y me duele decirlo. Nosotros hemos limitado nuestra vida... la gente no puede hacerse una idea. Mi marido es más austero, pero yo estaba acostumbrada, me gustaba, si tenía libre irme un fin de semana por ahí. Ahora es impensable. Lo único que hemos aguantado es la educación de los críos. Hemos querido que siguieran en la ikastola. Además son los únicos que nos han ayudado dándonos facilidades en los recibos. Pero sí he notado que en la ikastola la gente si puede te esquiva y lo mismo en el pueblo, yo pertenezco a un caserío conocido de aquí, de toda la vida.

¿Se ha sentido usted en algún momento avergonzada por esta situación?

No, a pesar de que es una verdad vergonzante y que la gente lo vive muy mal, como un fracaso vital, yo no porque estoy absolutamente convencida de que siempre he hecho todo lo posible por mi familia. Ahora mismo estoy cubriendo las necesidades fundamentales de mis hijos que básicamente son la alimentación y la educación. No lo vivo como una vergüenza, pero reconozco que la gente lo vive mal. Mi propio marido lo está pasando muy mal. Tiene asumido el liderazgo que tengo dentro de la plataforma pero es mi forma de ser y no voy a cambiar. Él, cuando ha habido situaciones muy críticas y hemos estado a punto de que nos subastaran la casa dos veces, muchas veces se iba a pescar al muelle de Arriluze con el teléfono pendiente para saber si habíamos parado la subasta.

¿Cuál es la situación actual?

Nos han parado la subasta porque la situación económica que tenemos nos da derecho a una asistencia jurídica gratuita. Estábamos en indefensión y la juez lo recogió así. No podíamos presentarnos sin abogado ni procurador.

El Ayuntamiento de Bilbao estudia cómo favorecer a los afectados por desahucios para que accedan a un piso municipal ¿qué opina?

Las personas que estamos afectadas consideramos muy importantes estas medidas, pero también cualquier gesto por insignificante que pueda parecer al resto.

¿En qué precio se subastará su piso si llega el caso?

Es un claro ejemplo de la especulación inmobiliaria porque estas casas son corrientes, de hecho les llamaban las casas baratas. Este piso está tasado en 2007 en 317.000 euros y cualquier persona que conozca este barrio, en la ribera del Gobela, nadie vendría a vivir aquí por ese dinero.

¿Cuál sería una buena solución?

Que no tenga que seguir pagando a la entidad financiera cuando me quede sin el piso.

Le dará pena quedarse sin su casa.

Aquí he sufrido mucho por eso no me importa irme y solicitar un piso de alquiler en Etxebide.