EL Casco Viejo busca entre sus locales hosteleros su mejor caldo. El zancarrón, las verduras... se han hecho hueco entre las cañas y los txikitos, y desde el pasado día 20 son los reyes de los 23 bares que participan en la segunda edición del concurso de caldos organizado por la Asociación de Comerciantes Casco Viejo. El ganador se conocerá el próximo 7 de marzo.
El jurado de este certamen es el consumidor. Son paladares anónimos los que, además de degustar los diversos caldos que ofrecen los locales de las Siete Calles, puntúan los mismos. "Es difícil puntuar, valorar un caldo, porque el paladar es algo muy particular de cada uno", resume Juan Alonso, un bilbaino que reconoce "ser muy caldero". Por ello, en sus visitas al bar Víctor de la Plaza Nueva suele "pedir caldo". En esta ocasión, su consumición habitual será un poco diferente, ha de ponerse en el pellejo de un sumiller y descubrir el caldo de este bar que ganó la primera edición de este concurso en toda su inmensidad. Toma la taza, agita el contenido, sopla y prueba. "Cuando hay que soplar para poder tomar un caldo, es bueno. Un buen caldo no puede tomarse frío", comenta este hombre de 70 años. Respecto al sabor, Juan explica que "para mi gusto está ligeramente fuerte, sabe mucho a verdura y a mí me gusta más el sabor de la carne".
Con estas sensaciones como referente, el camarero le entrega la ficha en la que Juan debe poner su nombre, apellidos y número de teléfono de contacto, además de los cuatro criterios en los que se mueve la valoración de los caldos: temperatura, sustancia, sabor y profesionales. "De temperatura le pongo un 10, está en su punto justo, magnífico. Los profesionales son unas personas magníficas, así que otro diez", explica Juan. "En sustancia y sabor les pongo un ocho, que es un notable. El caldo está muy bien, aunque para mi paladar sabe mucho a verdura", zanja.
buscando el caldo de amama Al otro lado de la barra, otro hombre pide un caldo a Víctor Sainz. "Este concurso ha hecho que las ventas de caldo se hayan incrementado, aunque la ola de frío también ha ayudado. Nunca es mal momento para tomarse un caldo", explica Víctor. El momento elegido por Pedro Irueta es la una del mediodía. "Yo suelo tomar caldo, pero no en el Casco Viejo, lo de hoy ha sido casual", señala. Por ello, no sabía de la existencia de la iniciativa de los comerciantes. "No sabía nada de que hubiese un concurso, me parece algo bueno y que puede hacer que mejore el nivel de los caldos de los bares", señala Pedro. Coge la taza, remueve el caldo para mezclar bien sus componentes y lo prueba. "Está bueno, se nota bastante el sabor de la verdura, sobre todo el del puerro. Está claro que este caldo es bueno y tiene sustancia", explica.
Esta es una estampa que se repite en los bares que se han adherido al concurso como es el caso del bar Lago de la calle Correo. Allí, un grupo de amigos pide caldo; la camarera llega con las tazas y las papeletas para votar. "Yo, a la hora de juzgar el caldo, a lo que más valor le doy es al sabor. Aquel sabor del caldo de la abuela...", reconoce Isidoro Grande. Y dentro del sabor, Isidoro explica que "me gusta más el caldo que lleva más carne que verdura". Él será parte del jurado que decidirá cuál es el mejor caldo del Casco Viejo. Además, todos los catadores participarán el próximo 7 de marzo, fecha en la que se conocerá el ganador final del certamen, en el sorteo de cinco tarjetas Opari de BBK valoradas en 100 euros cada una.
"La iniciativa está siendo todo un éxito", explica Boni García, presidente de la Asociación de Comerciantes de Casco Viejo, entidad organizadora de este certamen que está "en plena consolidación". Y es que este concurso pretende "poner en valor el caldo del Casco Viejo", según indica Jon Aldeiturriaga, gerente de la asociación de comerciantes Casco Viejo. Aldeiturriaga cree que en el futuro algunos locales de la villa "tendrán su propia carta de caldos al igual que tienen carta de vinos".
Hasta que ese día llegue, los comerciantes seguirán trabajando por potenciar el producto. Lo harán "con mimo y a fuego lento", como se hacen los mejores caldos.